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Jueves, 17 Diciembre 2009 18:34

Viñas y vinos de Chile

por David Buero Falero
desde Santiago de Chile

A la Hora 09:00 (bien puntuales) cosa extraña para la idiosincrasia chilena y luego de la presentación realizada por Verónica Steinbrugge y Alejandra Testa, exquisitas anfitrionas, iniciamos el recorrido hacia la viña Santa Helena, ubicada en el corazón del Valle de Colchagua en la Zona Central de Chile a 130 kilómetros al Sur de Santiago hermoso lugar bañado por el río Tinguirica

Realizamos la primera parada de lo que seria un maravilloso día de aprendizaje sobre la industria vitivinícola y un profundo conocimiento de este Grupo.

Santa Helena nos abrió sus puertas para presentarnos una de las viñas mas importantes de Chile, que en sus 334 hectáreas plantadas y desde su creación hace mas de 65 años se ha caracterizado por la calidad de sus vinos con una producción de 2.000.000 de litros anuales y una construcción térmica que mantiene a los vinos en una temperatura ideal. Dentro de su plantación destaca el centenario viñedo que rodea la hermosa casona donde se encuentra su bodega.

Alejandra y Verónica

El cuidado del viñedo, la cosecha y las labores de vinificación es  realizada por personal de la viña, altamente capacitado. Posteriormente con manejos específicos enfocados a producir el potencial cualitativo de cada viñedo, el momento óptimo de su cosecha se determina por análisis químicos y sensoriales  buscando obtener la mayor gama de aromas y sabores con tañinos redondos y suaves; y un vino con gran personalidad que sea la expresión máxima de cada variedad.  La capacidad, el conocimiento y la experiencia  de sus  enólogos son fundamentales en esta tarea. Como dato ajunto los vinos reservas reposan 18 meses en barricas de roble francesas o americanas y 18 meses en botellas antes de comercializarlos. En un 90% hacia mercados extranjeros (Brasil, EE.UU. Europa y ahora Asia en actualmente ingresando el mercado Chino al nicho de alto poder adquisitivo.) El etiquetado y el empaquetado es realizado en forma manual botella por botella por personal femenino entrenado y capacitado especialmente para estas tareas. Estos vinos se comercializan entre los USD 40 y 100 por lo que al público se estiman  valores entre USD 80 y 200.

Viña Santa Helena

Santa Helena se encuentra en el corazón del Valle de Colchagua –en la Zona Central de Chile–, un valle transversal que gracias a sus únicas y propicias condiciones climáticas para el cultivo de la vid, el uso de tecnología de vanguardia y la incansable creatividad del hombre, ha permitido un impresionante desarrollo vitivinícola y la producción de vinos que han alcanzado los más exigentes estándares mundiales.

En esta región privilegiada, Santa Helena es una de las viñas más importantes,  produciendo vinos que han deleitado al mundo por más de 60 años, desde su fundación en 1942.

La bodega, ubicada en San Fernando, cuenta con tecnología de punta y una construcción con paneles térmicos que mantiene los vinos a temperatura ideal con un mínimo gasto energético. La viña cuenta con un total de 334 hectáreas plantadas en el Valle de Colchagua (en las zonas de Peralillo y San Fernando), 90 de ellas alrededor de la bodega y que incluyen 30 has de un viñedo centenario, que da vida a vinos con personalidad única, frescura y gran profundidad.
De manera complementaria, la viña trabaja con uvas provenientes de los valles del Elqui hasta el Maule y desde la precordillera hasta los faldeos costeros.

Para continuar siendo un actor importante en la creciente industria vitivinícola chilena, Santa Helena se ha enfocado durante los últimos años hacia la producción de vinos innovadores y de máxima calidad, renovando su portafolio de productos y enfatizando especialmente en sus líneas superiores.

Santa Helena se posiciona hoy como un gran exponente de vinos típicamente chilenos, con un estilo propio y reconocible, figurando entre las 10 mayores viñas exportadoras de Chile, con presencia en más de 50 países del mundo con sus marcas, Alta Helena, Parras Viejas, D.O.N., Notas de Guarda, Vernus, Selección del Directorio, Reserva y Varietal.
Los mercados más importantes de Santa Helena son Brasil, donde es el vino chileno importado número uno en la plaza, los países Nórdicos, como Finlandia y Suecia, además de destinos orientales, como Japón y Corea, entre otros.

Santa Helena es parte del conglomerado enológico denominado Grupo VSPT o Grupo San Pedro Tarapacá, grupo formado por las viñas San Pedro, Tarapacá, Misiones de Rengo, Altaïr, Viña Mar, Casa Rivas, Finca La Celia y Bodega Tamarí, todas, bodegas reconocidas en Chile y Argentina, cada una con sus propias y distintivas marcas, y grandes representantes de los mejores vinos que estos terroir pueden producir.
Hoy, VSPT es el segundo mayor exportador de vino chileno y ocupa el primer lugar en el segmento de vinos finos en el mercado chileno.

Los vinos

A través de su marca, Santa Helena, produce y comercializa una amplia variedad de líneas de productos, que van desde sus vinos Ultra Premium hasta los Reservas y Varietales.

Alta Helena, the Chilean Cabernet Sauvignon

Se trata de una serie de vinos Cabernet Sauvignon, la variedad emblema de nuestro país, provenientes de cuatro de los más prestigiosos valles de Chile, un verdadero paraíso vitivinícola dada la diversidad de terroirs que ofrece para el cultivo de esta variedad. Así, cada vino es elaborado con uvas provenientes de los valles del Aconcagua, Colchagua, el Maipo y Curicó. Todos, viñedos ubicados en la zona más alta y cercana a la Cordillera de Los Andes, para recibir su influencia y frescura durante las noches. Alta Helena es una línea diseñada para que los amantes del vino en el mundo descubran el Cabernet Sauvignon chileno, en vinos creados bajo una misma filosofía y estilo, donde el único factor variable es el valle de origen.

Parras Viejas

Es un vino de producción limitada, 100% Cabernet Sauvignon, elaborado a partir de la fruta obtenida de las más de 30 hectáreas de viñedos plantados frente a su bodega principal en San Fernando, cuyas edades fluctúan entre los 60 y 100 años, constituyendo el viñedo antiguo más extenso de Chile. Estas antiguas y robustas parras, han desarrollado a lo largo del tiempo raíces muy profundas y firmes, que les permiten expresar todo el potencial del Valle de Colchagua. Las uvas fermentan en pequeños tanques para conservar su equilibrio y complejidad; luego, el vino tiene 14 meses de guarda en barricas de roble francés usadas. Presenta una nariz intensa y fina, con aromas a especies y frutas frescas predominantes, un paladar suave, con delicados taninos, buena acidez y bajo alcohol, un gran equilibrio y un final profundo.

4 Estaciones

En sus categorías Premium y Ultra Premium, extraordinarios vinos componen la serie “4Estaciones”, que incluye: D.O.N., Notas de Guarda, Vernus y Selección del Directorio.
Aquí, cada estación ha sido creada para cautivar y llevar a todos los rincones del mundo las sorprendentes características propias del Valle de Colchagua. Diferentes mezclas, variedades, terroir y elaboración, permiten al equipo enológico de Santa Helena lograr óptima concentración y fruta en perfecta armonía con la madera, además de aromas intensos y complejos, todo lo que, en conjunto, constituye una irresistible invitación a explorar los sentidos.

D.O.N.

La parada cúlmine en este viaje por los sentidos, proviene de los mejores viñedos ubicados en lo más selecto del Valle de Colchagua. Su nombre significa “De Origen Noble”, es decir, como un título concedido a la realeza. Pero Don también significa regalo. Por eso, este vino es un don de la naturaleza, del valle y el conocimiento, para ofrecer un placer memorable. Es en sí, un regalo a los sentidos. Un blend de Cabernet Sauvignon, Syrah y Petit Verdot, cuya composición varía año tras año. Luego, la evolución en botella es otra parte más de la experiencia única que brinda.

Notas de Guarda

La estación previa en esta línea es Notas de Guarda, que contiene en su botella todos los secretos del arte de la enología, la paciencia y dedicación, el arduo trabajo y la preocupación por la perfección y los detalles. Por ello su etiqueta exhibe las notas de puño y letra del creador, que va analizando la evolución de su vino dentro de la barrica. Este vino es un Carmenère del Valle de Colchagua, catalogado por expertos nacionales e internacionales como uno de los mejores representantes de esta variedad emblemática de Chile.

Vernus

Del latín “primaveral o perteneciente a la primavera”, Vernus es un tributo a los ciclos naturales de la Tierra, a la importancia de las estaciones del año, a la magia de la primavera y del renacimiento. Por eso, se trata de un vino moderno, donde la fruta es protagonista. Esta marca incluye tres variedades tintas, un Cabernet Sauvignon, un Syrah y un Malbec, principalmente del Valle de Colchagua, y un Blend de tres cepas, Cabernet Sauvignon, Merlot y Carmenère. Con 100% de guarda en barricas de roble francés de primer y segundo uso, durante 12 a 14 meses. Además del representante blanco, Late Harvest Riesling del Valle del Maule.

Selección del Directorio

Selección del Directorio es una tradición, pues fue durante muchos años un vino de consumo exclusivo durante las sesiones y almuerzos del Directorio de la viña y distribuido de manera limitada entre los directores y altos ejecutivos, quienes podían disfrutarlo en familia y con su círculo más cercano.
La fama de su estilo y de su constante y excelente calidad se difundió rápidamente, hasta que la viña decidió darlo a conocer, para quienes saben apreciar un vino nacido en las tierras colchagüinas y elaborado con todo el tiempo y cuidado que un vino como la selección para el directorio debe poseer.
Además se trata de un vino ya consolidado en sus mercados, con más de 40 años de historia respaldando su nombre, pero con un estilo contemporáneo.
Su mayor encanto se basa no sólo en su infalible y constante calidad, sino también en sus diversas cepas, siendo un gran acompañante para las más distintas ocasiones y comidas.

Reservas

Santa Helena Reserva ofrece vinos que capturan en su esencia todas las características típicas del Valle de Colchagua, con una excelente relación precio-calidad. Elaborados a partir de una selección de sus mejores viñedos, bajo óptimas condiciones climáticas, permiten a nuestros talentos enológicos obtener la mejor expresión aromática de cada variedad tinta o blanca. Son vinos que inspiran a las personas a reunirse y compartirlos.

Varietales

La línea Varietal de Santa Helena presenta vinos jóvenes y balanceados, poderosamente expresivos y con frutas frescas. Son agradables, fáciles de beber y ofrecen una gran variedad de cepas tintas y blancas, todos provenientes del Valle Central.

Un gran equpo enológico

Con la clara meta de ser un alto representante de la industria vitivinícola chilena, Santa Helena está constantemente abocada a perfeccionar sus técnicas enológicas y buscar uvas que den óptimos resultados para cada una de sus líneas de productos.
Esto, con el objeto de desarrollar vinos atractivos que cautiven a los más demandantes paladares y, siempre, sorprendan a los consumidores.

Matías Rivera F., Enólogo Jefe y Gerente General

Matías lidera el equipo enológico que encarna la meta de Santa Helena, como Enólogo Jefe y Gerente General de la viña. Es Ingeniero Agrónomo y Enólogo de la Pontificia Universidad Católica de Chile, con una experiencia de más de quince años en la industria del vino, doce de los cuales se desempeñó en la viña Cousiño Macul, donde fue Enólogo Jefe y Gerente de Producción.

En el año 2007, Matías fue reconocido como Enólogo del Año por El Círculo de Cronistas Gastronómicos Chilenos por su sobresaliente trabajo, reflejado en la calidad y consistencia de sus vinos.
Hoy, a la cabeza de Santa Helena, Rivera lidera el desarrollo de una nueva era, enfocándose en vinos de gran calidad para conquistar cada día nuevos mercados.
Entre sus objetivos está el consolidar la calidad de los vinos Premium en todos los mercados y realizar un potente cambio hacia una nueva imagen moderna y más reconocida.

Maite Hojas, Enóloga

Maite trabaja con el enólogo Matías Rivera en la bodega principal de la viña en San Fernando.
Se formó como Ingeniera Agrónoma especializada en enología en la Pontificia Universidad Católica de Chile y luego cursó un Master en Viticultura, Enología y Comercialización de Vino en la  Universidad Politécnica de Madrid, España.
Como una fase inicial de su carrera, Maite realizó dos prácticas profesionales en Viña San Pedro, como asistente de enología, en la principal planta de esta viña, ubicada en Molina, Curicó, y también, otra en la Escuela de la Vid, en Madrid, como parte de su título de post-grado.
Antes de integrarse a Viña Santa Helena, el año 2004, Maite trabajó en la viña chilena De Martino y luego pasó una temporada trabajando en La Crema Winery, compañía perteneciente a Kendall Jackson, en el Valle de Sonoma, California, como asistente de enología en la bodega de vinos reserva.
En Santa Helena, Maite se desempeña como la enóloga responsable por la vinificación de los vinos Reserva, Premium y Ultra-Premiun de la viña.

El Valle de Colchagua

Ubicado a 150km al sur de Santiago, Colchagua es el hogar del Huaso Chileno y una de las zonas agrícolas más sobresalientes y tradicionales de Chile, así como una de las más reconocidas del país para la producción de variedades tintas finas. Fue calificada como “Best Wine Region of the World 2005” por la prestigiosa revista estadounidense WineEnthusiast.
Presenta un clima Mediterráneo, cálido y usualmente seco, con 600mm de precipitaciones al año, bien irrigado por el Río Tinguiririca. Además, Colchagua es un valle angosto que parte al pie de la cordillera y se extiende hacia el Océano Pacífico, cuyos suelos están compuestos en general por arcilla, arena y granito descompuesto. Sin embargo, dentro de tan vasta extensión, como son sus 910.000 hectáreas, existen muchos microclimas, suelos y condiciones geográficas diferentes, ideales para el cultivo de la vid y especiales para obtener excelentes Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah, Carmenère y Malbec.


Partimos de Santa Helena pasado medio día y luego de la  “cata” de sus vinos, tradición de todas las bodegas que visites, rumbo a la Viña San Pedro que esta ubicada 65 kilómetros al sur en el valle de Curico, manteniendo fresco en nuestras retinas la calidad y esmero en el trabajo realizado por el personal de la viña, y el sabor en nuestros paladares de los vinos degustados.

En la ruta seguíamos viajando hacia el sur y observando hacia ambos lados del camino algo que siempre me causa una gran impresión, es difícil encontrar algún trozo de tierra sin plantar o preparada para hacerlo. Llevábamos recorrido 200 kilómetros y puedes ver viñas y frutales, en su mayoría, pero también maíz, tomates, hortalizas, etc. y si te desplazas hacia la cordillera o hacia el Pacifico se repite el mismo panorama toda la tierra en producción. Será que acá tienen poca y nosotros en el Paisito mucha por eso salimos de Montevideo y a los pocos kilómetros vemos solo campos eriazos, o será que somos cómodos y con solo aprovechar una parte de esa riqueza vivimos bien y no es necesario pensar en algunas frases que escuche muchas veces “El País Productivo”. Luego de 45 minutos llegamos a la Viña San Pedro.

Viña San Pedro

Viña San Pedro es una de las mayores y más antiguas exportadoras de vino chileno y una de las viñas más importantes del país. Tiene presencia en más de 80 mercados de los cinco continentes con sus marcas Cabo de Hornos, 1865 Single Vineyard, Castillo de Molina, 35 SUR y GatoNegro (en el extranjero. En Chile es sólo “Gato”). Este amplio porfolio le permite satisfacer a una gran variedad de consumidores alrededor del mundo.

El viñedo principal, la bodega y la centenaria cava subterránea de San Pedro están ubicados en Molina, en el Valle de Curicó, 200 km al sur de Santiago. Un área de suaves lomajes y suelos francos sobre toba volcánica, con condiciones climáticas y geográficas privilegiadas para el cultivo de la vid. Aquí, San Pedro posee uno de los paños de viñedo más extenso en América Latina, con 1.200 hectáreas.

Paralelamente, San Pedro cuenta con más de 1.500 hectáreas plantadas en el Valle Central y en otros de los principales valles vitícolas de Chile, tales como el Elqui, Casablanca, San Antonio-Leyda, Maipo, Cachapoal, el Maule y Bío-Bío, siempre buscando nuevos y mejores orígenes para sus vinos.
 
En los últimos años, Viña San Pedro ha dado un renovado énfasis a los procesos enológicos, con la incorporación de nuevos enólogos para cada nivel de vinos y un especial interés en las nuevas zonas frías y emergentes de la viticultura chilena actual, y ha emprendido amplios proyectos de inversión y mejoras que han incrementado su capacidad productiva y comercial, a través de nuevos equipos vitícolas, de envasado, almacenamiento y terrenos.

Ejemplo de este espíritu es el primer Sauvignon Blanc del Valle del Elqui cuya primera cosecha, la 2006, fue lanzada dentro de la marca Castillo de Molina. Un vino de producción limitada que causó una inmediata gran impresión en consumidores y expertos por igual, y ha recibido notables premios en todos los concursos internacionales de vino desde entonces.

Igualmente, buenos ejemplos de ello son los Syrah y Cabernet Sauvignon provenientes del Alto Cachapoal y el Valle del Maipo, dos de los mejores terroir en Chile para esas variedades hoy en día.

Y es también por esta razón que el grupo expandió sus dominios al Valle de Leyda el año 2007, otra pionera zona vitícola. A 40 km al sur de Casablanca y a sólo 14 km del Océano Pacífico, su poderosa influencia marítima ha determinado el sobresaliente éxito de Leyda con las variedades mejor adaptadas a climas fríos. Por eso, entre otras cosas, este valle proveyó las uvas blancas para ampliar 1865 Single Vineyard, la marca Premium de San Pedro, previamente sólo de tintos. Así, desde septiembre del 2007, esta línea ofrece el claro, fino, fresco y mineral  Sauvignon Blanc de Leyda.

Viña San Pedro es parte del conglomerado enológico denominado Grupo VSPT o Grupo San Pedro Tarapacá, conformado por las viñas San Pedro, Tarapacá, Santa Helena, Misiones de Rengo, Altaïr, Viña Mar, Casa Rivas, Finca La Celia y Bodega Tamarí, todas, bodegas reconocidas en Chile y Argentina, cada una con sus propias y distintivas marcas, y grandes representantes de los mejores vinos que estos terroir pueden producir.
Hoy, VSPT es el segundo mayor exportador de vino chileno y ocupa el primer lugar en el segmento de vinos finos en el mercado chileno.

El Portal en San Pedro: David y Sandra posan para la foto con un paisaje soñado detrás


Los vinos

Cuando los hermanos Bonifacio y José Gregorio Correa Albano fundaron Viña San Pedro en 1865, comenzaron a producir sus primeros vinos con variedades de uva local, iniciando de hecho la actividad vitivinícola en el Valle de Curicó.

Poco después, los Albano trajeron consigo clones de las clásicas variedades de Europa para reemplazar aquellas especies nativas. Luego, a medida que sus viñedos evolucionaron y sus vinos comenzaron a sobresalir por su calidad, iniciaron los envíos a los Estados Unidos, Canadá, Alemania y Japón en 1940. De este modo, San Pedro también fue una de las compañías chilenas pioneras en exportar sus productos. Hoy esta viña tiene presencia en más de 80 países del mundo.

Este éxito se debe a una suma de elementos. Entre ellos, es destacable que marcas como  GatoNegro, 35 SUR y Castillo de Molina han logrado introducirse de forma masiva en múltiples mercados de América y Europa, mientras en los últimos años también se han incorporado mercados no tradicionales de Europa y Asia a su red de distribución.

En cada mercado donde participa, San Pedro procura tener relaciones estables y cercanas con su red de importadores y distribuidores, sumado al mayor conocimiento posible de los consumidores para crear marcas y productos amigables y de calidad, totalmente en línea con los deseos, necesidades y hábitos de los amantes del vino en todo el mundo.  

Cabo de Hornos

En 1994, San Pedro decidió crear un vino icono que compitiera con productos de la más alta categoría internacional. Surgió así Cabo de Hornos, un vino que expresaba la tipicidad del terroir de Molina, pues era resultado de la unión de un viñedo de más de 50 años y condiciones privilegiadas, logrando un estilo que le valió importantes reconocimientos. 
Este vino clásico y elegante, era hecho sólo de Cabernet Sauvignon. Su primera cosecha fue realizada por el enólogo francés, Jacques Lurton, y ha sido un referente del vino chileno desde entonces. Su nombre hace honor a la zona más austral de Chile continental, donde convergen con fuerza las aguas de los océanos Pacífico y Atlántico.
Todo el carácter y la fuerza de un vino reservado sólo para conocedores. Si bien, a partir de la cosecha 2005 comenzó a ser modernizando para incluir fruta de los mejores orígenes posibles, de otras variedades (la cosecha 2005 tenía un 3% de Syrah y 7% de Cabernet Sauvignon del Valle del Alto Cachapoal), y para adaptarse a tecnología de punta, Cabo de Hornos mantiene siempre su esencia de vino único y artesanal.

1865 Single Vineyard

En el año 2001 nace la línea 1865, cuyo nombre es un homenaje a la fecha de fundación de la viña. 
La característica principal de estos vinos es que presentan emblemáticas variedades provenientes de diferentes y distintivas zonas vitivinícolas.
Esto, ya que cada vino se obtiene de viñedos seleccionados, plantados en el mejor valle posible para cada variedad: Cabernet Sauvignon del Valle del Maipo, Carmenère y Malbec del Valle del Maule, Syrah en el Cachapoal y, desde 2007, el primer blanco de la línea, un Sauvignon Blanc del Valle de Leyda.
Cada Single Vineyard es acuciosamente trabajado, observando todas las condiciones de la variedad, el suelo y el clima –o terroir–, para producir vinos con personalidades y calidad únicas y consistentes en el tiempo.
Es por eso que, en resumen, estos vinos reúnen elegancia, investigación enológica y tendencias mundiales en ellos.

Castillo de Molina

Esta marca nació en los años ’80, como la primera línea Reserva de San Pedro y ocupó la cumbre de su porfolio durante casi 20 años. Siendo exportado casi desde sus inicios, hoy Castillo de Molina está presente en más de 50 países. Actualmente y adhiriendo a las más modernas tendencias enológicas, sus vinos incluyen fruta de los más relevantes valles vitícolas del país, tales como el Elqui, Casablanca, Cachapoal y el Maule. Cada uno de estos vinos expresa su origen diferente, con elementos que contribuyen a un amplio abanico de sabores, aromas y texturas.
La línea está compuesta por las variedades, Sauvignon Blanc Fumé, Chardonnay, Pinot Noir, Syrah, Merlot, Carmenère y Cabernet Sauvignon, además de un impresionante y galardonado Sauvignon Blanc del Valle del Elqui, un Riesling, un Viognier y el primer Blend tinto de la marca, compuesto por Syrah, Cabernet Franc y Cabernet Sauvignon.

35 Sur

Desde el corazón de la vitivinicultura chilena, desde la latitud 35° Sur, emerge este vino audaz y moderno, que representa la vanguardia del Nuevo Mundo.
Esta marca de atractivos colores y simbología característica, existe desde el año 2000 y su nombre proviene de la ubicación geográfica de los principales viñedos de San Pedro, el Fundo San Pedro Molina, enclavado en pleno Valle de Curicó.
35 SUR es un vino innovador, moderno y sofisticado, que busca acompañar al consumidor a lo largo de sus logros y al enfrentar nuevos desafíos.
De este vino se exporta casi medio millón de cajas, siendo su principal mercado el Reino Unido, uno de los más sofisticados del mundo, donde se ubica entre las 25 marcas de vino más vendidas. Claro que, 35 SUR llega también a más de 50 mercados alrededor del planeta.

Gato

Gato es uno de los vinos chilenos más vendidos en todo el mundo, siendo líder en más de quince mercados en los cuales está presente.
Con una excelente relación precio-calidad y apuntando a hacer del vino algo más cercano y cotidiano, esta marca vende anualmente casi 40 millones de litros en más de 70 países de los cinco continentes, incluido Chile.
En tal contexto, cada dos segundos se disfrutan tres vinos Gato en alguna parte del planeta, siendo compartidos por personas de todas las latitudes del globo.
Gato fue la primera marca creada por Viña San Pedro, alrededor de la década del ’60, en tiempos en que el vino embotellado era una gran novedad en Chile y las viñas apenas comenzaban a inventar nombres para sus productos. Y de hecho, nació “negro”, sólo como vino tinto. Los blancos surgieron recién por 1970-75.
Con el tiempo, tanto el vino, como su packaging se fueron sofisticando. Tras múltiples actualizaciones, el Gato actual busca ser el vino de calidad, para ser compartido por la familia, los amigos y aquellos con quienes nos unen lazos de afecto. Está presente en un amplio rango de formatos y variedades, desde el clásico Cabernet Sauvignon, hasta el Rosé.

Un poderoso equipo enológico

Junto a los inmejorables orígenes y suelos de sus vides, la otra gran fuente de calidad de los vinos San Pedro es su equipo enológico. Un área profesional y apasionada, liderada por grandes talentos del mundo del vino. En conjunto, son los responsables de estampar el estilo de la viña en cada uno de sus productos.

Marco Puyo, Enólogo Jefe de Vinos Premium y Reserva

Marco es el Enólogo responsable de los vinos Premium y Reserva de Viña San Pedro. Su foco está en: Castillo de Molina, 1865 Single Vineyard y Cabo de Hornos.
Puyo es Ingeniero Agrónomo y Enólogo de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Su estilo se ha caracterizado por la elegancia y por reflejar fielmente la experiencia y know how adquiridos durante varias temporadas en que realizó trabajos en Francia con importantes productores, tales como Chateau Lafite Rothschild, en Burdeos, Chablis, William Fèbre, en La Borgoña y Veuve Clicquot Ponsardin, Reims, en la región de Champagne.
En forma paralela, Puyo trabajó en importantes viñas chilenas, entre ellas, Viña Errázuriz, Casa Lapostolle, en el Valle de Colchagua y Viña Manquehue, donde estuvo a cargo de la elaboración de los vinos Domaine Rabat y Casal de Gorchs, además de estar involucrado en la producción de vinos espumosos, como Gerente del área Enológica.
Antes de ingresar a San Pedro, Marco ejerció durante seis años como Enólogo Jefe y Gerente de Producción de Viña Los Vascos.

Patricio Celedón Nannig, Enólogo de Líneas Premium y Reserva


Patricio Celedón es responsable del manejo operacional de la bodega de vinos Reserva y, directamente, de las líneas de vino Castillo de Molina y 1865 Single Vineyard.
Es Ingeniero Agrónomo con especialidad en Viticultura y Enología de la U. Católica de Chile, y Enólogo de la Asociación de Ingenieros Agrónomos Enólogos de Chile, organización que lo destacó como el mejor graduado de su generación.
Patricio ha trabajado en relevantes viñas internacionales, como la estadounidense Robert Mondavi y la australiana Andrew Harris Vineyards, además de numerosas viñas chilenas, entre ellas, Viña Manquehue, Caliterra, Los Vascos, Agua Tierra, TerraMater y Viña Casa Ricapito, en la cual fue enólogo jefe y se encargó de poner en marcha la bodega y toda su operación.
La experiencia laboral de Patricio incluye también numerosos viajes, tanto a Asia, como a Latinoamérica (Taiwán, Tailandia, Singapur, Argentina, Brasil y Paraguay, entre otros), además de haber participado en relevantes actividades de degustación y capacitación en diversos lugares del mundo.

Miguel Rencoret, Enólogo Jefe de Líneas Varietales y Orgánicas

Miguel Rencoret, es el Enólogo que lidera el equipo enológico a cargo de las exitosas líneas varietales de San Pedro: 35 SUR y Gato.
También es el responsable de los proyectos orgánicos que esta viña está emprendiendo.
Miguel trabajó y ganó gran experiencia en notables viñas, tales como Viña Santa Rita, Viña Montes y Viña Caliterra en Chile, y además en la viña Robert Mondavi, en EE.UU.
Antes de integrarse a San Pedro, Miguel trabajó como Enólogo Jefe de Viña Santa Helena, filial de San Pedro, desde el año 2001, donde condujo el desarrollo del proyecto Súper-Premium que incluyó la creación de los vinos Vernus, Notas de Guarda y D.O.N., con la asesoría del enólogo bordales, Pascal Chatonnet.

Los valles de San pedro

Viña San Pedro diversifica su producción de uvas en los más relevantes valles de las regiones vitivinícolas de Chile; de norte a sur estos son: Valle del Elqui, Casablanca, Leyda, Maipo, Cachapoal, Curicó, Maule y Bío-Bío.

• Elqui: ubicado en la IV Región del país, es uno de los valles vitivinícolas más al norte de Chile. Las viñas crecen a pocos kilómetros del mar, con una fuerte influencia marina y bajo un clima frío costero. Sus suelos calcáreos, con un alto contenido de minerales son especiales para variedades blancas y algunos tintos, como el Pinot Noir o el Syrah. Es parte de las nuevas zonas vitícolas frías de Chile.

• Casablanca: el más reconocido en Chile por su producción de Chardonnay. Considerado el gran descubrimiento en la era moderna del vino chileno, se ubica al norte de la Zona Central del país, más cerca de la costa.
De clima Mediterráneo frío, el valle se interna en la Cordillera de la Costa, donde este macizo tiene una altura menor y permite la entrada de las brisas del Pacífico, convertidas en vientos o una típica neblina al amanecer, conocida como la “Camanchaca”.

• Leyda: lugar reconocido hoy como una de las zonas más atractivas de la vitivinicultura chilena. Corresponde a un sub-valle situado en el Valle de San Antonio, a 40 km. al sur de Casablanca y a sólo 14 kilómetros del Océano Pacífico. La poderosa influencia del mar ha determinado su especial éxito con cepas que se dan mejor en climas fríos, como el Sauvignon Blanc, Chardonnay, Pinot Noir y Syrah.

• Maipo: zona vitícola más antigua de Chile. Posee un clima Mediterráneo, con vastas diferencias de temperatura entre el día y la noche, lo que constituye una oscilación térmica de 20°C. El promedio anual de lluvias es de 330 mm, concentradas entre abril y septiembre. El verano es seco, con una temperatura promedio de unos 25° C, mientras la media anual llega a los 14,5° C. El suelo es arcilloso y rocoso.
Famosos Cabernet Sauvignon han nacido en este valle.

• Cachapoal: los viñedos se ubican justo en el piedmont de la Cordillera de Los Andes, bajo una gran oscilación térmica entre el día y la noche, condición óptima para obtener vinos concentrados.
Las uvas maduran una o dos semanas después de lo usual y el viento local ayuda a mantener plantas muy sanas. Además, las terrazas aluviales, muy bien drenadas, pobres y secas, obligan a las plantas a dar lo mejor de sí.
Algunos de los mejores puntajes otorgados durante los últimos años por expertos internacionales, fueron precisamente a tintos provenientes de este valle.

• Curicó: los viñedos están plantados en un área de suaves colinas y suelos aluviales delgados y bien drenados. Es un verdadero paraíso para el cultivo de uvas, gracias al clima de la Zona Central chilena, que es Mediterráneo e influido por el Océano Pacífico. El promedio anual de lluvias llega a 600mm, concentradas especialmente durante el invierno (junio a septiembre), versus una larga temporada seca. Las montañas crean un corredor de bajas temperaturas, que permite una variación térmica de hasta 15°C durante la temporada. Esto favorece la calidad, concentración de color y la acumulación de sabores.

• Maule: hacia el sur del valle, en Pencahue, donde se ubican las plantaciones de San Pedro, es un área conocida por su clima cálido y sus suelos irregulares y pedregosos, elementos que constituyen condiciones ideales para el correcto desarrollo y madurez de las uvas. Especialmente, para variedades como el Syrah o el Carmenère. Este valle era antes una zona agrícola más simple y solo recientemente algunas viñas comenzaron a interesarse por plantar viñedos, obteniendo sorpresivos excelentes resultados en las cepas tintas.

• Bío-Bío: nombrado en honor al Río Bío-Bío, se ubica 800 km al sur de Santiago y es el valle productor de vino más austral de Chile. Presenta un clima Mediterráneo, de días cálidos y noches frías, que permite un prolongado período de maduración. Tiene un promedio de precipitaciones mayor al resto del país, pero los vientos locales impiden la humedad. Ofrece una gran diversidad de terroirs para el cultivo de variedades blancas y tintas de ciclo más corto, entre las que destacan Chardonnay, Riesling, Gewürtztraminer y Pinot Noir, que ya han recibido reconocimientos internacionales. Los vinos de esta zona resultan refrescantes, modernos y aromático

Altaïr
  vineyards & winery

Altaïr nació el año 2001 como una bodega boutique que buscaba unir la filosofía francesa del château bordolés a la experiencia en el terreno chileno, con el propósito exclusivo de elaborar vinos de terroir, de la más alta calidad, orientados a convertirse en vinos chilenos de clase mundial.

Su nombre evoca a los cielos, pues Altaïr es la estrella más brillante de la Constelación del Águila, llegando a ser diez veces más luminosa que el sol. Su brillo, como parte del Triángulo del Verano, que es una formación estelar que puede ser vista en ambos hemisferios durante septiembre y octubre, simboliza la unión del Viejo y el Nuevo Mundo en la producción de vinos de máxima calidad en suelo chileno.
 
Uno de los principales objetivos de la viña en la producción de sus vinos, ha sido lograr una completa sinergia entre las características únicas de su terroir, el talento de su equipo de enólogos, liderado por la enóloga residente Ana María Cumsille y el asesor enológico Pascal Chatonnet, y la aplicación de la más moderna tecnología.

Los viñedos de Altaïr están emplazados en 72 hectáreas de laderas, a 600 metros sobre el nivel del mar en el piedmont cordillerano, zona denominada Totihue, en el Valle Alto del Cachapoal (100 km al sur de Santiago). El viñedo presenta una importante influencia de sus peculiares características geográficas. En especial, su ubicación al pie de la Cordillera de los Andes lo somete a brisas frías que generan una elevada amplitud térmica entre el día y la noche (de hasta 30°C), lo que prolonga el período de maduración de la fruta, aportando concentración. Los suelos profundos, arcilloso-pedregosos de origen aluvial y coluvial, con bajo contenido orgánico, obligan a las parras a dar lo mejor de sí. Todo esto sumado a una gestión integral del viñedo y excelentes condiciones hídricas, permiten la producción de vinos con una exuberante expresión de frutas frescas, una elegancia única, una balanceada estructura, concentración y una acidez natural encontrada rara vez en los vinos del Nuevo Mundo.
 
Los viñedos tienen entre 5 y 17 años de vida e incluyen actualmente Cabernet Sauvignon, Carmenere, Petit Verdot, Syrah y Cabernet Franc. La densidad de plantación oscila entre las 4 mil a 10 mil plantas por hectárea, alcanzando rendimientos de 1 kilo por planta para Altaïr y 1,5 kilos por planta para Sideral. Cada cuartel es vinificado por separado, para mantener la trazabilidad de todos los componentes en cada mezcla.

La bodega ubicada en un nivel superior a los viñedos –lo que le brinda una impresionante perspectiva de todo el valle–, corresponde a una construcción de vanguardia realizada bajo los principios de belleza y simplicidad, cumpliendo rigurosas medidas de protección del medio ambiente y con una arquitectura respetuosa, pensada para mimetizarse al máximo con el entorno, al punto que se confunde con las laderas de la cordillera.  
El emplazamiento de la sofisticada bodega permitió implementar un moderno sistema gravitacional de vinificación, pionero en Chile, el cual admite trasladar las uvas y mostos gracias a su propio peso hacia los estanques, garantizando la menor intervención y el más delicado tratamiento, hasta su llegada al proceso de fermentación.

Altaïr es parte del conglomerado enológico denominado Grupo VSPT o Grupo San Pedro Tarapacá, grupo formado por las viñas San Pedro, Tarapacá, Santa Helena, Misiones de Rengo, Altaïr, Viña Mar, Casa Rivas, Finca La Celia y Bodega Tamarí, todas, reconocidas bodegas en Chile y Argentina, cada una con sus propias y distintivas marcas, y grandes representantes de los mejores vinos que estos terroir pueden producir.
Hoy, VSPT es el segundo mayor exportador de vino chileno y ocupa el primer lugar en el segmento de vinos finos en el mercado chileno.

Los vinos de Altaïr

La vinificación en Altaïr es tradicional, mezclando tecnología avanzada con la meticulosidad de la artesanía. Como resultado de los cuidadosos procesos de cultivo, cosecha y vinificación, que preservan la capacidad de la fruta de expresar su terroir, nacen los dos vinos de esta bodega, Altaïr y Sideral, principalmente orientados a los mercados internacionales.
Con cepas predominantes de Cabernet Sauvignon, Carmenère y Syrah, son vinos de ensamblaje con características únicas. La enóloga determina el tiempo de evolución en botella necesario hasta alcanzar el momento óptimo para ser liberados a la venta.

Altaïr

Su nombre alude a la estrella más brillante de la constelación del Águila. Es un vino de gran originalidad, que expresa fielmente el terroir de Totihue, en el piedmont. Es envejecido en barricas bordolesas durante 12 a 18 meses, previa una larga y tradicional fermentación en madera. Este vino presenta un gran potencial de guarda (10 años). Su composición y cantidad producida dependen cada año de la calidad de fruta cosechada.

Sideral

Fiel a su estilo más moderno, es fermentado en estanques de acero inoxidable y luego envejecido en barricas de roble francés por 12 a 15 meses. Es un vino sofisticado y amable, joven pero igualmente con un gran potencial de guarda (6 a 10 años). Ofrece una excelente complejidad aromática. La producción también depende de la calidad de la fruta obtenida.

Ana María Cumsille, Enóloga Jefe

Agrónoma de formación y con el título de Enóloga de las Universidades Católica en Santiago y de Burdeos, Francia, Ana María se hizo un nombre en el mundo vitivinícola como creadora de dos de los vinos más finos del país.
Anita empezó trabajando en Viña Indómita, cuando ésta sólo era un proyecto en papeles, hasta realizar las primeras producciones de vino.
Entonces, el año 2001, fue invitada por los dueños de Altaïr a ser su enóloga y darle vida a la viña. Así es que ella formó los equipos de trabajo, se hizo cargo de la labor vitivinícola, supervisó la construcción de la bodega y después de tres años de trabajo, lanzó al mercado Altaïr y Sideral, sus dos vinos Ultra Premium, de edición limitada.
Ya en su primera cosecha, estos vinos fueron distinguidos entre los diez mejores de Chile y desde entonces, siguen registrando éxitos y conquistando paladares alrededor del mundo.

Pascal Chatonnet, enólogo asesor

Pascal Chatonnet vio nacer a Altaïr el año 2001, siendo director de la viña en sus inicios y su Asesor Enológico desde entonces, trabajando mano a mano con la Enóloga Ana María Cumsille. Viajando 3 o 4 veces al año para estar presente en las etapas más importantes de la vinificación, su tarea ha sido la de aportar su vasta experiencia para crear los mejores vinos de Chile.

Nacido en Libourne, Francia, dentro de una familia con más de 200 años de historia vitivinícola, Pascal Chatonnet es un prestigioso enólogo y viñatero, cuya familia posee un chateau en Saint Emilion. También es un destacado científico y asesor enológico de muchas otras bodegas alrededor del mundo, desde la India, los Estados Unidos, Europa, Argentina, hasta Chile.

Doctor de Enología de la Facultad de Burdeos, Chatonnet tiene más de 20 años de experiencia académica y enológica a su haber, además de un doble PhD de especialización en aromas, envejecimiento, evolución y calidad del vino. En 1992, junto a su señora, Dominique Labadie, creó la empresa Excell, un laboratorio que investiga y asesora a la industria del vino y agroalimentaria en temas de microbiología, llegando a ser un consejero ineludible. Fue él quien descubrió, estudió, determinó y empezó a solucionar el problema del tricloroanisole (olor y sabor ‘a corcho’ en el vino), hazaña que lo hizo reconocido en todo el mundo y le valió los apelativos de “Gurú de la Madera” o el “Médico del TCA”.

El Valle de Cachapoal

El Valle del Cachapoal ocupa la parte norte del Valle de Rapel. Poco a poco se han ido separando sub-zonas dentro de él, debido a las relevantes diferencias que presenta, tanto en clima, como en topografía.
Gran parte de los productores más importantes del Cachapoal han plantado sus viñedos en los faldeos de la Cordillera de los Andes, en lo que se ha denominado actualmente el Alto Cachapoal.
Dada la gran oscilación térmica entre el día y la noche, ofrece condiciones óptimas para obtener vinos concentrados. Las uvas maduran una o dos semanas después de lo usual, y el viento natural de la zona ayuda a mantener plantas muy sanas. Además, el suelo distribuido como terrazas aluviales y coluviales, muy bien drenadas, pobres y secas, obligan a las plantas a dar sus mejores frutos. Es por esto que los Cabernet Sauvignon provenientes de este lugar sobresalen por su frescura y elegancia, aprovechando la influencia fría de las montañas y sus suelos aluviales-rocosos de mediana a baja fertilidad.
Algunos de los mejores puntajes otorgados durante el último año por expertos internacionales, han sido precisamente a tintos provenientes de este valle.

Los mayores destaques:

La cordialidad y atención de toda la gente de que trabaja en este grupo vitivinícola y el orgullo que sienten al trabajar en ella. También cada uno destaca las diferencias y virtudes de la Viña en que trabajan y de sus vinos.

La calidad del trabajo que realizan, desde sus directores hasta los temporeros ( recolección de uvas manuales y mecánicas, selección de las uvas recolectadas, procesos de acuerdo a la calidad y tipo de uva, empaque y etiquetado manual, En el caso de la Viña Altair seleccionan manualmente primero racimo por racimo y luego uva por uva, realmente un trabajo artesanal magnifico.

Impresiona al ver desde un mirador de unos 150 metros de altura las 1200 hectáreas plantadas de la Viña San Pedro. Hasta donde da la vista se vé todo vides.

www.portaldeluruguay.com