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Lunes, 15 Febrero 2010 20:08

Cuando la caridad empieza por casa

por Elena Villar
desde Perú

El día 12   de los corrientes a las 4:53 pm se realizó en puerto Príncipe una ceremonia donde  los  lideres religiosos de diferentes credos, convocaron a la población para elevar sus plegarias para recordar a los más de 210 mil muertos, y a los 1,2 millones de haitianos que quedaron en la calle como consecuencia del devastador terremoto. Nosotros los peruanos como, creemos que  todos los ciudadanos del mundo, no podemos permanecer impávidos ante esta tragedia.



Los que vivimos tragedias semejantes,  los que  hemos sentido en carne propia la impotencia, el sentimiento de orfandad que se experimenta durante ese minuto o segundos que parecen siglos,  que es inenarrable, nos solidarizamos con el pueblo haitiano, y tal vez, no se imaginan cuanto, y estamos de acuerdo con toda la ayuda que se les pueda ofrecer,  ya que el Perú y su gente siempre se han caracterizado por ser un pueblo receptivo, cariñoso, y generoso.

No obstante, tenemos que levantar nuestra voz de protesta ante  el compromiso que asumió el Presidente Alan García que  con la espontaneidad  y generosidad  que lo caracteriza durante su intervención en la reunión de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur),  se comprometió a entregar 10 millones de dólares para la reconstrucción de escuelas y sistemas de agua potable afectados por el terremoto en Haití. (Creemos que el fin es  excelente,  lograr un fondo de 100 millones de dólares para ayuda). Estamos convencidos que nadie se podría negar a esta donación para los hermanos haitianos que realmente viven el peor momento de su historia, y  según informaciones, la gente deambula en busca de agua potable y comida,  ya que prácticamente Haití está destruido, lo que ha motivado el plan  más grande de ayuda mundial.  

Mas, Sr. Presidente existe  un viejo proverbio que dice “La caridad empieza por casa”, ¿Cómo  se pretende enviar 10 millones de dólares a una nación que evidentemente los necesita, nadie lo pone en duda, si aún no se termina de reconstruir, Ica ni Pisco que fueron azoladas por un terremoto semejante? ¿Y  que de  nuestras comunidades  alto andinas que están siendo devastadas por las torrenciales lluvias? Estamos seguros que  el Perú tendrá otras formas de ayudar a Haiti, como ya lo viene haciendo. No obstante, primero es lo primero…


fuente: www.turistamagazine.com