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Martes, 13 Febrero 2007 18:37

El guerrero de la luz: Fernando Medina Milburn.

Montevideo - 14 FEB 07 - Portal del Uruguay.
" A mediados de los sesenta, mi hermana era azafata de Panamerican World Airways y tenía base en San Francisco. Yo era un adolescente y de pronto, me encuentro con la posibilidad de irme a Estados Unidos, dado que una compañera de vivienda de ella, también latinoamericana, regresó a su país y quedó lugar en la casa. Emprendí la gran aventura buscando fundamentalmente perfeccionar mi inglés. Trabajé de jardinero, plomero, pintor, lo que viniera,  y un buen día, se presenta la oportunidad de regularizar "los papeles" y adquirir la ciudadanía norteamericana. Esa, sin saberlo, fue la causa de mi retorno a Uruguay; el reclutamiento para la guerra de Vietnam era inexorable y mis padres en Montevideo, desesperados, rogaban que volviese y volví.

Nunca se me había pasado por la mente trabajar en una aerolínea; a través de mi hermana, teníamos contacto con la oficina local de Panam y por ese motivo, supimos que había posibilidad de obtener empleo allí, pues por esos días, Norman Bottrill y Alberto Perciavalle tenían todo arreglado para irse a KLM. Me presenté, pasé la prueba y quedé".

Luego de algunos años sin vernos, Fernando y yo, sentíamos la necesidad de hablar, de ponernos al día; era la primera vez que nos sentábamos a charlar, con tiempo y sin corbata. Para quienes no tienen la fortuna de conocerlo, es de esos tipos que siempre "caen bien". Su estampa  de hombre elegante, esbelto, rubio, le llevó a incursionar en el modelaje publicitario y más de una vez, filmó comerciales jugando al tenis, una de sus grandes pasiones. Luego de Panam, estuvo años en Avianca, en British Caledonian, posteriormente fue representante de Alitalia y Ecuatoriana de Aviación y se "retiró" trabajando para American Airlines. Todos quienes lo conocemos, invariablemente, lo hemos visto con la sonrisa dibujada en su rostro bonachón; todos quienes lo conocemos, lo tenemos seleccionado en el grupo de los reales afectos; todos quienes lo conocemos, damos fe que es un gran tipo y es muy fácil apreciarlo.

"Empecé en la aerolínea más grande del mundo y terminé, en una similar como American. Varias veces fantaseé con la idea de retirarme trabajando en PLUNA, nuestra línea de bandera".

Fernando compartió tareas con hombres como Burgueño, Hagger, Giusto, Delfino, Touris, Casterán, Charly Wegner. A lo largo de su brillante carrera en la aviación comercial, recibió permanentemente cursos y entrenamiento en distintas partes del mundo. Inclusive en la última época, en American, fueron varias las veces que tuvo que viajar a Estados Unidos por esa causa.

"Todos los lugares en los que trabajé, tienen su cuota de gran recuerdo y de gran enseñanza. El inicio en Panam con lo que implica lo nuevo en una empresa de ese porte; la etapa de Avianca fue inolvidable. La construcción de tarifas, la atención de los créditos, la promoción, la emisión manual. Los años  junto a Charly en British; trabajo a full y disfrute a pleno y la gran pena de perder a ese gran amigo tan joven. Las dificultades de la dos etapas  en Ecuatoriana y luego, anexada a ella, la representación de Alitalia, no menos complicada. Para colmo, sobre el final de esta etapa comienza a manifestarse una enfermedad que me tuvo a maltraer, coincidiendo con el llamado de American para integrarme al cargo más alto en esta sucursal. Me sometí a una importante intervención y acepté el desafío del nuevo empleo; por un tiempo lo pude sobrellevar hasta que se volvió a manifestar el problema de salud y opté por el retiro y construir mi refugio en este lugar tan especial para nosotros que es Punta del Diablo".

El refugio al que se refiere Fernando, es una hermosa casa en madera, en los altos de Playa Rivero, diseñada por su hijo arquitecto y disfrutada por toda la familia, con los nietos que le diera el varón y los de su hija, de profesión odontóloga. Fernando y Alicia, su mujer, la compañera de siempre, reparten sus días entre el paraíso y la capital.

Fernando es Past President del Skal de Uruguay y fue Vicepresidente del Skal, para toda América. Fue como presidente del club uruguayo, quien comenzó a "abrir" aquel cerrado círculo, conservadoramente exclusivo.

" ¿Sabés?, tengo que cuidarme;  no puedo beber alcohol ni comer picantes. Leo mucho, lo que no había podido hacer nunca, ahora si; precisamente, el nombre de esta casa sale, leyendo a Coelho: - El guerrero de la luz - y cuando voy a Montevideo, juego al tenis, mirá...ésta es mi primer raqueta, por allí, en aquella repisa, están mis trofeos y en el garage, vení que te muestro, está todo aquello que nuestras esposas no nos dejan colgar en casa...."

Y voy con Fernando al garage y lo primero que se ve es un enorme mural de San Francisco ( " mi segunda ciudad" ) y banderines del Skal de todo el mundo y algunos de Bella Vista, su equipo desde la niñez, el del barrio, el que aprendió a amar desde la esquina de  Cuaró y Asencio, yendo a la peluquería de Asencio y Agraciada, pegada al Bar San Martín. Y están las raquetas colgadas; como los cazadores  cruzan sus rifles, él cruzó las raquetas y también hay fotos y afiches y lo que se le  pida de Aparicio Saravia  el caudillo blanco,(" porque soy saravista a muerte") y también hay fotografías y afiches de Fernando Medina - modelo publicitario. El auto, en ese garage, es un intruso.

" Antoñito, antes que te vayas, esperá, quiero sacarte una foto, de recuerdo de esta visita.  Esta cámara no es digital, es de las otras...".

Y posamos para el amigo junto a nuestra esposa y fue ella, quien registró la toma que acompaña esta nota.

Cuando Fernando entre al Portal del Uruguay, como hace esporádicamente, ("entro cuando voy a Montevideo"), se va a enterar que nuestra visita a su casa, derivó en la edición de una entrevista que no fue proyectada, ni pactada y mucho menos solicitada ni autorizada. En el viaje de regreso a Montevideo, en el repaso mental que uno hace de retorno de lo que haya hecho, sentimos la necesidad de compartir con tantos amigos comunes, esto que quiere ser un homenaje a un gran tipo.

Son varios los amigos que estaban pendientes de nuestra visita a Fernando y no solamente los de Uruguay; hemos recibido preguntas y envíos de saludo desde el exterior para él. Esperando que no se enoje, nos tomamos la libertad entonces, de contar nuestro encuentro.

Para el final, como no podía faltar, una reflexión y una sugerencia: en momentos en que PLUNA se juega su futuro en la nueva etapa, podemos asegurarles a quienes deciden, que existen pocas personas en Uruguay que conozcan el mercado interno, el de las agencias de viajes, como Fernando Medina. Ignoramos si tiene ganas de trabajar como asesor pero...quien sabe, tal vez quiera cumplir aquella vieja fantasía...

Ya saben quien
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