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Martes, 14 Agosto 2007 06:04

El Argentino Hotel en manos de Pluna

MVD 14 AGO 07 PDU 

Una de las joyas de la corona del Uruguay, en lo que tiene que ver con su riqueza turística, está constituida, sin duda, por el Argentino Hotel de Piriápolis.

 Para sorpresa de todos -salvo unos pocos iniciados-, esa hermosa gema acaba de ser empeñada por el Gobierno, pignorada, en el sentido más común de la palabra, como si se tratara de otro de los tantos objetos que cada vez más uruguayos necesitados llevan diariamente a canjear por dinero al viejo edificio de la calle Uruguay y Julio Herrera y Obes. Se trata, por ahora, del final de un largo camino que Francisco Piria abriera en 1930 cuando lo inaugurara; que después de haber sido propiedad del Estado pasó a ser municipal y volvió a ser nacional; que como concesionario recuperó para el turismo ese gran y siempre recordado empresario que fue Méndez Requena; que al crearse el Ministerio de Turismo, quedó bajo su órbita y que acaba de aparecer ahora como propiedad de "Pluna Ente Autónomo" para que "Pluna Líneas Aéreas Uruguayas S.A." estuviera en condiciones de aportarlo en la nueva reprivatización del organismo, en calidad de capital propio, ante una sociedad particular constituida de acuerdo a las leyes de Panamá y a cuenta de mayor cantidad.

Cómo llegó el Argentino Hotel a ser propiedad de la Pluna oficial es algo desconocido; cómo fue entregada a la nueva empresa privada, se va a tratar de explicar en éste y otros editoriales y cómo se comprometió el Estado a recuperarlo, no será la menor de las sorpresas. Los ecos de la operación deben estar golpeando el panteón No. 326 del Cementerio del Buceo donde se encuentra enterrado Francisco Piria junto a su primera esposa.

Hay dos historias que merecen recordarse: la del propio Hotel y esta que acaba de consumarse. La primera está muy bien escrita, sin perjuicio de otras investigaciones, por el Prof. Pablo Reborido, de donde puede extraerse, para conocimiento del lector, que además de dos hoteles anteriores -uno sin nombre, ubicado en los jardines del actual y otro que se llamó Piriápolis, instalado donde hoy funciona la Colonia de Vacaciones de Primaria-, la hermosa e imponente mole que se encuentra frente a la Rambla fue inaugurada el 24 de diciembre de 1930, luego de siete años de construcción y tres más que demandó el alhajarlo y equiparlo. Piria disfrutó poco tiempo de su obra, ya que falleció el 10 de diciembre de 1933, sucediéndolo tragedias -un Administrador mató a su hijo mayor y se suicidó en el propio Hotel- y pleitos que se extendieron por más de diez años. En el tránsito se deterioró la explotación del establecimiento, se generaron deudas y se acumularon pasivos hasta que el 25 de enero de 1942 el Estado adquirió en un remate, primero el Hotel y sus anexos por $ 1.442.000; arrendó a la vez muebles y útiles (que después terminó también comprando) y se convirtió en hotelero.

Ahí empezó otra historia, ya que hasta 1948 se mantuvo bajo administración municipal; a partir de esa fecha se estableció una Comisión Administradora del Argentino Hotel, dependiente de la Comisión Nacional de Turismo que funcionaba dentro del área del Ministerio de Hacienda -donde participaron calificados y recordados especialistas del Partido Nacional-, quedando finalmente ubicado dentro de la órbita del nuevo Ministerio de Turismo, creado en el año 1986. A muy pocas personas les debe haber interesado, además de disfrutarlo, saber qué pasó después con el Argentino hasta que, en los primeros días de este año, cuando empezaron a conocerse los detalles de la reprivatización de Pluna -la primera de este Gobierno llamado progresista, llevada adelante amparándose nada menos que en una ley de la administración Lacalle-, se dijo que el Hotel formaría parte del paquete que se le entregaba a la nueva mayoría propietaria. Todo quedó sin embargo en una nebulosa. No se hizo mención a ese tema en la promocionada conferencia de prensa del 13 de febrero, a la que asistió el Presidente; tampoco se dijo nada en la del 30 de julio cuando se cerró la transacción ni nada en la resolución del 23 de julio en la cual se aprobaron todas las actuaciones cumplidas. Lo que casi nadie sabe es que se había convertido en propiedad de la vieja Pluna; que se lo pasó después a la nueva Pluna y que el Gobierno se comprometió a recomprarlo, a partir del 30 de junio del 2009, por un precio de cálculo tortuoso que puede llegar a ser astronómico.

Vale la pena seguir la evolución del cuento.

Fuente: diario El País