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Lunes, 13 Octubre 2008 05:32

Argentina: un ojo en la soja y otro en el real

 desde Maldonado por Marcelo Gallardo
Colapso financiero. El gobierno argentino empieza a admitir impactos internos Teme invasión de productos brasileños y contiene el dólar.La temporada en Uruguay comienza con incertidumbre. Temen merma de turistas de Brasil, Europa y EE.UU.


Por primera vez, la presidenta Cristina Fernández admitió el miércoles pasado que la crisis financiera "tendrá secuelas económicas y sociales" para Argentina. Hasta entonces, la postura oficial fue minimizar o, incluso, negar esos efectos.

¿Qué impulsó el giro de la presidenta? La profundización de la devaluación del real brasileño y el derrumbe de los precios internacionales de las materias primas agrícolas, fundamentalmente de la soja. Esas dos variables son monitoreadas con obsesión en la Casa Rosada. No es para menos: ambas son claves para mantener los superávits comercial y fiscal, pilares del modelo instaurado tras la crisis de 2001.

El principal destino de las exportaciones argentinas es Brasil, adonde se dirigió el 18% de las ventas externas en 2007. "Un real más débil y, sobre todo, una menor actividad económica en Brasil tendrán efectos sobre Argentina", dice Mariano Lamothe, economista jefe de la consultora Abeceb.

Para industrias como la automotriz, que destinó el 62,1% de sus exportaciones a Brasil en 2007, será más difícil seguir colocando su producción en ese mercado. Esto, más el freno de las ventas en el mercado interno, comenzaron a impactar en el mercado laboral: ayer, Iveco, la fábrica de camiones de Fiat, suspendió a sus 998 operarios por 24 horas en Córdoba.

Además de colocar una valla más alta a las exportaciones, la depreciación del real -superior al 45% en los últimos cuarenta días- encendió alarmas sobre una posible avalancha de productos brasileños en las industrias textil, de autopartes, del juguete y del calzado, entre otras. Ante estos riesgos, la Unión Industrial Argentina (UIA) no tardó en reclamar medidas urgentes. Descartada una devaluación brusca del peso (ver recuadro), el gobierno argentino hasta ahora solo adelantó que podría poner en marcha el "mecanismo de adaptación competitiva", un acuerdo firmado con Brasil hace tres años que prevé la aplicación de aranceles y cupos para proteger a la industria local.

La depreciación del real amenaza también con profundizar el rojo de la balanza comercial de Argentina con su principal socio, que lleva acumulados 64 meses consecutivos de déficit. Según Abeceb, en los primeros nueve meses de 2008 el saldo negativo alcanzó los US$ 3.830 millones, un 30% más que en el mismo período de 2007.

Además, la balanza comercial argentina también sufrirá el impacto de la caída de los precios internacionales de los commodities agrícolas. La soja, que rondó los US$ 600 la tonelada en julio pasado, cerró la semana por debajo de los US$ 335 en los contratos para noviembre. "De mantenerse estos valores y con la producción proyectada para el año próximo, el ingreso de divisas por exportaciones agrícolas se reduciría en cerca de US$ 11.000 millones", dice Pablo Adreani, director de AgriPAC Consultores. La caída equivale al superávit comercial de 2007.

No es el único efecto. Buena parte del superávit fiscal que registró Argentina en los últimos años se debió a los derechos de exportación que cobra sobre los commodities. La reducción de los valores internacionales de las materias primas también se sentirá en los números fiscales. "El gobierno perderá US$ 3.500 millones en ingresos fiscales el año próximo", dice Adreani.

Los menores ingresos ponen un freno de la obra pública -el sindicato de la Construcción admitió que fueron suspendidos 60.000 trabajadores en las últimas semanas-, menores transferencias a las provincias y la suspensión de un plan que contemplaba una rebaja en las retenciones al trigo y al maíz. "Es todavía posible mantener un superávit fiscal equivalente al 3% del PBI el año próximo, pero para eso habrá que reducir los subsidios", dice Lamothe.

La duda de los analistas es si el gobierno argentino estará dispuesto a reducir subsidios e incrementar las tarifas de la energía eléctrica, gas y transporte, entre otras, en el 2009, año en que se celebrarán elecciones para renovar la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado.

Ese escenario ahonda las incertidumbres sobre la capacidad de pago de la deuda pública argentina en los próximos años. Más aún, si el contexto externo termina conspirando contra el éxito de la apertura del canje de bonos en default. Antes del derrumbe de los títulos soberanos, las autoridades calculaban un ingreso de US$ 2.500 millones por la suscripción de los nuevos bonos. "Si la crisis internacional se profundiza, se necesitará más de un 3% del PBI en superávit fiscal o buscar un financiamiento más desordenado, como colocar mayor deuda a las AFJP, para cumplir con los compromisos. Pero, aún en ese escenario, es impensable un default el año próximo", dice Lamothe.

Los mayores riesgos pasan por otro lado. La crisis internacional agrega nuevas presiones a una economía que ya sufría una brusca desaceleración en sus tasas de crecimiento y a un cuadro social en deterioro, con niveles de pobreza que alcanzan al 31,6% de la población, según la consultora Sociedad de Estudios Laborales.

Pago de deuda al Club de París en stand by y contención del dólar
El 2 de septiembre pasado, la presidenta Cristina Kirchner anunció que Argentina iba a pagar con reservas internacionales los US$ 6.700 millones de la deuda vencida y a vencer con el Club de París.

Pero la crisis internacional obligó a un repentino cambio de planes. Durante la reunión anual del Fondo Monetario y el Banco Mundial que se desarrolla este fin de semana en Washington, el ministro de Economía, Carlos Fernández, le comunicará al secretario general del Club de París, Xavier Musca, que Argentina pagará la deuda con ese organismo sólo cuando se normalice la crisis financiera mundial. El giro está basado en la necesidad de no desprenderse del 15% de las reservas internacionales del Banco Central en medio de la turbulencia financiera.

Esta semana la entidad monetaria debió salir a vender unos US$ 1.400 millones para que la devaluación del peso sea gradual y no eche más leña al fuego de una inflación del 25% anual. "No estamos preparados para que el dólar fluctúe hasta un 40%, como en los países vecinos", admitió Martín Redrado, presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA).

Impasse en los alquileres en Punta del Este
Buenos Aires | Gustavo Stok

Si bien el mercado de alquileres y venta de propiedades de Punta del Este mantiene las características de los últimos tiempos, los operadores cruzan los dedos a la espera de cuándo -y no de cómo- la crisis global afectará al sector.

Durante este fin de semana -largo en Argentina- la presencia de turistas de este país animó a los empresarios inmobiliarios del Este que concretaron alquileres e incluso algunas ventas. Pese en este movimiento es notoria la merma de visitantes brasileños respecto a los primeros meses del año, en los que no hubo un solo fin de semana sin turistas de Brasil.

Los alquileres, de acuerdo a operadores consultados por El País, enfrentan por un lado el impacto de la crisis y por otro las diferencias entre los precios que los propietarios quieren cobrar y los que los clientes están dispuestos a pagar. Además, hasta que no amaine el temporal financiero, los potenciales inquilinos postergan sus decisiones.

Hay incertidumbre sobre el efecto que la crisis tendrá en los turistas europeos y estadounidenses que habían manifestado su interés en Punta del Este y también sobre las consecuencias que la devaluación del real y el desplome de la bolsa de San Pablo tendrá en los ya habituales turistas brasileños.

"Hay que actuar con mucho cuidado y estar atentos a lo que ocurre. No existe la posibilidad de que no haya consecuencias, la duda es el tamaño", dijo el desarrollista inmobiliario Ricardo Weiss, titular de Destino Punta del Este.

Los empresarios se muestran reacios a la hora de opinar sobre el impacto de la crisis, a tal extremo que el propio intendente Oscar de los Santos y los titulares de cuatro de las entidades empresariales de la zona resolvieron unificar los mensajes que se emitan tanto en medios nacionales como extranjeros.

Pese a los temores por la crisis, actualmente el mercado de inmuebles usados exhibe un fuerte dinamismo. El empresario Luis Sáder explicó a El País que los apartamentos y casas valorados en alrededor de US$ 100.000 se encuentran muy demandados tanto por clientes argentinos, como por brasileños y uruguayos. Sáder recordó que el boom inmobiliario registrado a partir del 2004 no tomó en cuenta a los clientes dispuestos a invertir alrededor de US$ 100.000 sino por el contrario apuntó al mercado de apartamentos lujosos que triplicaban en la base la referida suma.

Sáder sostuvo que los alquileres registrados hasta ahora son menos que los concretados en años anteriores. "La gente no quiere pagar más que el año pasado y el que se decide a alquilar está atento a lo que ocurre con la crisis global. Se generó un compás de espera para ver qué pasa con todo este lío", señaló.

En el caso de los nuevos apartamentos de lujo, Ricardo Weiss sostuvo que el sector continúa mostrando un vigor muy fuerte. "Las ventas se siguen haciendo. Hay gente que apuesta a los ladrillos. El perfil del público es el mismo. En el caso de las consultas los argentinos están primero. Luego los brasileños y los propios uruguayos", indicó.

Entre el 1º de enero y el 30 de septiembre pasado la construcción local alcanzó un total de 483.900 metros cuadrados.


fuente: El País Digital