Sin embargo el concepto de “subsidio” se ha desvirtuado y hoy se lo considera como un medio de política económica que paradójicamente se usa cuando el propio Estado pretende alentar actividades económicas y comerciales inviables, la mayoría de las veces condenadas a la “inviabilidad” por las propias políticas del estado.

Un caso es el transporte aéreo, el Estado fija las tarifas del cabotaje y cuando el servicio estuvo a punto de colapsar comenzó no solo a subsidiarlo sino a asumir su prestación, que es otro modo más grosero y perverso de subsidiar.

Obviamente el subsidio es incompatible con todo sistema económico porque su aplicación distorsiona, diría produce desvíos de la eficiencia hacia la ineficiencia. El subsidio produce desaliento en quien no lo recibe ya que considera que el Estado lo deja librado a su suerte.

El subsidio como ayuda que es debe dirigirse a quien lo necesita para lograr un objetivo noble. El subsidio tiene que ver con los valores, cuestión que se puso de moda como consecuencia de la crisis global.

Es razonable y justo que se subsidie a quien quiere estudiar y no tiene medios, es injusto que se generalice el subsidio para que todos estudien porque la mayoría de esos “todos” tienen recursos para pagar su educación.

Nadie imagina que el transporte debería se gratis, porque, me pregunto: ¿la educación tiene que ser gratuita?. Nadie me ha sabido responder esta pregunta comparativa desde la racionalidad.

Desde la “ideología” las respuestas me aburrieron.

Para terminar con esta breve reflexión que considero muy densa.

No estoy de acuerdo con que se subsidie el turismo por parte del Estado, el mejor y mas transparente “subsidio” es la inversión privada y si no la hay es porque no hay lugar para el turismo. Asi de sencillo.


Obviamente el “subsidio” tiene que ver con la acción del Estado, los particulares no subsidian, los particulares recurren a la “limosna” para ayudar al “indigente”. Generalmente la “limosna” sustituye al subsidio, en cierta forma juega el principio de “subsidiariedad”, en otras palabras el “subsidio” se debe dirigir a donde no llega la “limosna”.