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Miércoles, 16 Septiembre 2009 19:10

¡Siguen las pérdidas en el transporte aéreo…!

por Luis Alejandro Rizzi
desde Buenos Aires

La IATA ahora dice que el transporte aéreo perderá u$s 11 mil millones durante 2009, durante el primer semestre ya se perdieron casi u$s 6 mil millones. El panorama sigue oscuro hacia el futuro, también habrá pérdidas –aunque menores- durante 2010, lo que no significa que la cosa mejore.


A partir de ese momento mucho dinero tendrá un destino mas provechoso y generaremos un turismo con bases mucho mas sólidas.

El transporte aéreo ha roto, en los últimos años, todas las reglas comerciales y económicas a tal punto que las tarifas tiene los mismos niveles de hace 30 o 40 años cuando además se viajaba con mas comodidad.

Quizás para esa época el precio de los billetes era alto lo que se demostraba con los niveles de ocupación que rondaban el 50% con aeronaves configuradas con menores butacas.

A la hora de planificar un viaje el costo del billete era decisivo no asi el de la hotelería y demás servicios turísticos.

Para el turismo medio el precio de un billete equivalía al gasto para permanecer en Europa durante 30 días y 20 en EE.UU. usando niveles de hoteles de tres estrellas y en algunos países ESPAÑA, PORTUGAL hasta cuatro o cinco estrellas. Los gastos de movilidad y meriendas no eran significativos, teniendo en cuenta que no hay límites para gastar siempre un poco más.

Otra regla que rompió el transporte aéreo fue la comercial al abaratar el precio del producto y establecer la regla que los beneficios de la actividad son menores a las del comercio en general. Principio que fue pacíficamente aceptado incluso por economistas y empresarios.

Otro axioma que debemos pulverizar es que en el transporte aéreo “la oferta” genera “demanda”, según nos explicaban nuestros maestros que nunca en la vida gerenciaron una empresa de aviación o predicaban la validez del subsidio.

La oferta desmesurada solo genera “demanda tóxica”.

En los últimos años apareció el “low cost” fijándose como absurdo objetivo abaratar al máximo el precio del billete llevándolo a “CERO” si fuera posible, olvidando una regla de oro en el comercio que nos dice que la “gratuidad” no se presume, por el contrario la esencia del comercio es el lucro.

No niego que el “low cost” impactó positivamente en la industria que ahora se llama “tradicional” o de “red” ya que a partir de su irrupción las empresas de transporte aéreo comenzaron a poner el ojo en los gastos y costes, asumiendo prácticas como la imposición de diferentes cargos, que en verdad tendrían que estar incluidos en las tarifas.

No me parece lógico que se cobra por emitir un billete o por despachar maletas o por tener una ubicación preferencial en la aeronave o por el costo del combustible o por lo que sea, con ese criterio mañana nos podrían cobrar un cargo por abordar la aeronave y otro por el derecho al desembarco, ¿no?.

Todos esos cargos tienen que ir en la tarifa que tiene que ser fatalmente retributiva  para fulminar a toda esa oferta “toxica” que en verdad está llevando el transporte aéreo a la quiebra.

El transporte aéreo mediante ofertas continuadas, que muchas veces son virtuales porque solo se ofrece un cinco o diez por ciento de la capacidad comercial del aeroplano, instala en la gente la idea que se puede viajar barato y mucha gente posterga su intención de viajar en busca de la tarifa mas baja como si se tratara de acertar con la compra del billete que saldrá premiado en el próximo sorteo.

La comercialización del transporte aéreo no debe convertirse en un casino según el cual el viaje depende de la posibilidad de enganchar alguna oferta o mejor dicho “premio”, pese a que alguna “low cost” oferta algún tipo de juego de azar durante el vuelo.

Las tarifas aéreas no pueden convertirse en una suerte de “bingo”.

Admito los juegos tarifarios pero dentro de ciertos niveles mínimos y partiendo de un nivel tarifario retributivo.

Días pasados se ofrecían tarifas entre EZE y MAD a menos de u$s 750,00 mas impuestos, es obvio que esa tarifas son depredadoras ya que saquean el mercado y mas de una vez alientan a viajar a quien luego no se le admite el ingreso por considerar que carece de medios para permanecer durante un lapso. Paradojas del “low fare”.

Insisto y recontra insisto la tarifa aérea debe ser sustentable y rentable, no puede haber tarifas “riesgosas”.

Creo que debemos volver a otro principio que nos dice que es la demanda la que debe generar oferta sustentable.

Ya no será remedio la clase “business” que quizás sea condenada a desaparecer. En el fondo esta clase surgió para facilitar las butacas inhumanas de “alta densidad” en “economy”.

Vivimos un momento en que no solo se debe disminuir la oferta mediante la disminución de vuelos sino mediante subas sustanciales de los precios de los billetes.

Esta tendencia debe acompañarse con una configuración mas digna de la clase común.

Creo que nos acercamos a la época en que las empresas de transporte aéreo deberían ganar dinero ofreciendo mejores servicios, mucho más caros, generando una demanda sustentable.
 
El sector del transporte aéreo ensaya varias explicaciones, el costo del petróleo, la crisis “universal”, la disminución del ingreso promedio por “pax” y la caída de la demanda.

También hay otras explicaciones que no se dan, por lo menos en público, el exorbitante nivel de gastos y sobre todo el desmesurado nivel de salarios vigentes en la mayoría de las empresas aéreas, por no decir en todas y la superabundancia de “ceos”; en ese sentido IBERIA acaba de hacer un recorte de un 20% en su dirección.