Leyéndolo desde el PDU, reflexioné: no todo el turismo importa.

Jamás acepté, acepto o aceptaré el turismo sexual infantil.

Lamentablemente, ese número va en aumento en la gran mayoría de los países latinoamericanos
y Uruguay no escapa a ese " aumento".

Hace poco más de una década, Montevideo fue sede del congreso de Flafeet ( Federación Latinoamericana de Ejecutivas de Turismo, y AFEET Uruguay fué la organización anfitriona.

El tema fundamental de este encuentro fue, la abolición del turismo sexual infantil y la toma de conciencia por parte de los Estados y su sociedad organizada.

El salón de actos de Presidencia de la República fue el marco para la exposición-conferencia, brindada por una de la integrantes  de la institución (agente de viajes de Tijuana- Mexico) con la presencia de autoridades nacionales, entre ellas , el entonces Ministro del Interior Guillermo Stirling.

La misma se ilustró con una campaña audiovisual que se emitía en las pantallas en los trayectos aéreos.

Más allá del conocimineto de algunos y la ignorancia de otros, quedamos en su gran mayoría boquiabiertos por las cifras reveladas y las redes existentes para que este tipo de "turistas" queden satisfechos.

Parecía algo tan lejano y poco contaminante para nosotros.

Sólo se habían detectado oficialmente casos aislados en la frontera con Brasil.

Se nos alertó a todos los protagonistas a tomar conciencia de la importancia y extensión de esta pronblemática y fundamentalmente asesorar y controlar a canales de vinculación: taximetristas, recpcionistas de hoteles y agentes de viajes que en "trastiendas" o por internet promueven estos "paquetes".

En varios lugares se vienen relizando algunas propuestas interesantes, que de alguna forma alivian la pobreza en comunidades de atractivo turístico y no necesitan, por decirlo de alguna manera,que los padres entreguen a sus niños para tan indigno y doloroso "servicio".

Una de esas propuestas es el turismo justo o responsable.

Se trata de promover el turismo justo, entendido no como una modalidad turística, sino como una forma de producir, que permitiría extender los principios y criterios del comercio justo a cualquier modalidad turística, con lo que el impacto real en términos de alivio a la pobreza y equidad social podría ser más elevado.

Seguro lo comparten, no todo el turismo importa!