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Jueves, 04 Septiembre 2008 05:56

Anglo y Botnia, historia en común

 por Rafael Cherrussi
Repasando un poco la historia de Fray Bentos y aprovechando nuestra visita a esa ciudad nos encontramos con un relato, contado por el historiador local René Boretto, que nos dejó realmente asombrados.


A finales del siglo diecinueve llegó a Fray Bentos el Ingeniero alemán Jorge Giebert con la intención de instalar una planta frigorífica donde antiguamente funcionaba un saladero.

Allí comenzó un emprendimiento que a todas luces estaba destinado a ser pionero en una época en la que no era sencillo iniciar una empresa.

Su idea era conservar esa carne que aquí se producía para poder ser consumida en Europa básicamente.

Mediante una asociación de Giebert con el químico alemán Justus Von Liebig, considerado el “Padre de la Química Orgánica”  creador del extracto de carne.

Giebert comienza a producir extracto de carne y lo exporta a Europa .  Durante la guerra Franco-Prusiana los franceses sitiados en París consumían extracto de carne.
 
En 1924 Liebig se transformó en el Frigorífico Anglo, que llegó a elaborar 100 especialidades de conservas y a emplear a más de 3500 trabajadores.
 
En una jornada la planta faenaba 1600 vacunos, 6400 corderos y 4800 capones.

Los productos fueron consumidos en su mayoría en Gran Bretaña, en la Segunda Guerra Mundial, el extracto de carne se le hacía llegar a los soldados aliados para su alimentación, lo que le valió al frigorífico el nombre de “Cocina del Mundo”.

También en la Guerra de Corea los soldados fueron alimentados con productos de Fray Bentos.

Además también se pudo ver alguna lata con su etiqueta en películas reconocidas e incluso en el  libro de Julio Verne “De la Tierra a la Luna” hay un pasaje en el que se describe que comerían los tripulantes de la nave, nombrando que sería con extracto de carne de vacunos provenientes de las pampas sudamericanas.

La promoción de sus productos hizo que la Liebig´s Company arrasara pronto con los primeros premios de todas las exposiciones internacionales en que se presentaba, lo que hizo que  sólo se le aceptara “fuera de concurso”.

Cuando en los últimos años de la década de 1910 la Liebig se vió perjudicado por la Primera Guerra Mundial y  estuvo a punto de cerrar, hasta que en 1920 se produjo un negocio que hizo surgir a lo que se llamaría  ANGLO DEL URUGUAY, con capitales netamente ingleses.

Pero no solamente se producían conservas de carne, sino también varios subproductos originados en la faena de carneros, cerdos, pavos, vacunos y en el aprovechamiento de la producción agraria de la que surgían inigualables productos en su calidad como rabos vacunos, lenguas de cordero y de cerdo, pucheros enlatados, albóndigas, ravioles enlatados, salchichas, quesos de cerdo, salames, mortadelas, chorizos, panceta ahumada, lomito de cerdo, pildoritas, sesos, jamón, paté, frutas y legumbres enlatados, dulces y mermeladas.

El Anglo funcionó como frigorífico hasta 1979 y después fue cerrado. 

En junio de 1989 la parte central del frigorífico fue declarada “Monumento Histórico Nacional”. Parte del mismo se convirtió en museo, y el resto de las instalaciones se transformaron en un Parque Industrial Municipal, en el que operan pequeñas empresas.

El Barrio Inglés

Ubicado a un kilómetro del centro de Fray Bentos, el Barrio Anglo conserva las características arquitectónicas que definieron alemanes e ingleses en torno al Frigorífico Liebig a fines del siglo XIX y comienzos del XX.

La zona fue la primera del país en contar con servicios de energía eléctrica, incluso antes que Montevideo
.
Esto debido a que en el frigorífico había instalada una planta generadora de energía eléctrica, algo absolutamente novedoso para la época.

Museo de la Revolución Industrial

Instalado en la planta del Ex Frigorífico ANGLO, se puede realizar un circuito histórico- cultural con visita guiada por los edificios de la época, donde se puede conocer su sala de máquinas, laboratorio, la zona de generación eléctrica, los escritorios, etc

Paralelismo

La fundación del Frigorífico Anglo significó un gran cambio en la sociedad fraybentina por el impacto de la cantidad de extranjeros que llegaron hasta la zona para trabajar en la planta.

La creación de un barrio con toda su infraestructura, su puerto para poder embarcar la producción, la diversidad de idiomas, el impacto socio-económico fueron algunos de los hechos cambiantes de una época que hoy parece lejana.

En su momento de apogeo la planta empleó a 5.000 operarios para realizar la producción y exportación.

Si esto lo traspolamos hasta nuestros días encontramos una gran similitud con el hoy de Fray Bentos y Botnia.

Los fraybentinos nos expresaron: el nombre tiene 5 letras, en momento de la construcción de la planta trabajaron 5.000 personas, tiene su propio barrio, su propio puerto, su fuente de energía propia.

Sin duda el destino le jugó a Fray Bentos una nueva carta ganadora.