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Jueves, 25 Septiembre 2008 05:39

Convierten a Peñarol en "museo vivo" con 3 millones de euros

 por Ana Pais
La estación de trenes es una de las únicas en el mundo que se conserva tal cual era en el siglo XIX Acondicionarán edificios y estimularán instalación de más servicios | Llegó a reunir a dos mil personas al

cierre de la jornada | Creencias ante la instalación del servicio en el país


La zona ferroviaria del barrio Peñarol hoy está entre descuidada y abandonada. Pero una inversión en ejecución de 3 millones de euros del gobierno y desde el exterior, lo convertirá en museo "vivo" y quizás en Patrimonio de la Humanidad.

En unas siete cuadras, Peñarol concentra casi el 10% de los edificios de Montevideo declarados Patrimonio Nacional. Son la estación de tren, el taller fabril, el puente peatonal sobre la vía, ocho casas para el personal jerárquico y 44 para los obreros, más el Centro Artesano, donde se encuentra la tercera sala de cine y teatro más antigua del país, y donde nació el Club Atlético Peñarol.

Aunque la historia de la localidad -cuyo nombre deriva de la ciudad de Pinerolo, en el noroeste de Italia- comenzó a fines del siglo XVIII, la llegada de los ferrocarriles ingleses en 1890 y la eliminación del servicio de pasajeros en 1987, marcaron a los habitantes y entorno. Así lo demuestran testimonios y documentos que recoge Barrio Peñarol. Patrimonio industrial ferroviario, una publicación de la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM), editada por el Centro Latinoamericano de Economía Humana, que desde ayer está a la venta en librerías.

Durante casi 100 años el barrio despertó con el silbato agudo de los talleres a la hora 6, que se repetía pero con un sonido más grave a las 6.15 para dar inicio a la jornada laboral. A las 14 horas el silbato marcaba la salida de los trabajadores "y no podías estar en la calle porque te pasaban por arriba", contó Laudares Coelho, un vecino que trabajó 39 años en los ferrocarriles como inspector de señalización mecánica.

Aunque ahora Peñarol tiene unos 35.000 habitantes, en el imaginario y en los hechos la zona sucumbió con el último tren de pasajeros.

Ruben Rubinstein, actual dueño de la Ferretería El Trompo, contó que "en los años 50 y 60 yo podía elegir en mi barrio a qué cine ir, y lo mismo con todos los comercios. Todos estaban por duplicado: había dos panaderías, dos fábricas de pastas, dos casas de fotografía, dos joyerías. Había muchos bares, diez probablemente. Uno se sentía orgulloso de ser de este barrio (...). Ahora no hay nada. Yo fui a un banco a reclamar que pusieran un cajero automático y me dijeron que no lo iban a poner porque no interesaba, no era rentable", cita el libro Barrio Peñarol.

Por eso, además de acondicionar los edificios patrimoniales y armar un recorrido para crear un "eco museo", el proyecto de la IMM incluye mejoras en los servicios. Para que Peñarol tenga proyección nacional e internacional, es necesaria desde la instalación de un locutorio, cajero automático, sucursal bancaria y estacionamiento, hasta la mejora de los servicios básicos, como la gastronómica. Para ello prevén líneas de crédito blandas y capacitación en el área turística, por ejemplo.

ÚNICO. "En principio estos lugares o se han abandonado y se ha sacado todo del interior o siguen funcionando y se ha renovado todo", dijo Casanelles Rahola, presidente del Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial, según Barrio Peñarol. En cambio, Peñarol se ha mantenido "como fosilizado desde hace muchos años", agregó. De hecho, esta zona a 10 kilómetros del centro de Montevideo es junto con el barrio Anglo, en Fray Bentos, el paradigma de la Revolución Industrial en el país, se afirma en el libro.

Por eso, la IMM, el Ministerio de Transporte, el Ayuntamiento de Gijón en Asturias, la Junta de Andalucía y probablemente el Ayuntamiento de Pinerolo, invertirán 3 millones de euros en el proyecto, contó Mario Delgado Aparaín, director de la División Artes y Ciencias del Departamento de Cultura de la comuna capitalina.

Parte de las obras ya fueron ejecutadas, como la recuperación del puente sobre la vía férrea. Otras están por iniciarse, por ejemplo, el acondicionamiento de los 3.500 metros cuadrados que rodean la estación de trenes y que costará US$ 600.000, dijo Aparaín.

No obstante, será fundamental para el proyecto la firma en estos días de un acuerdo entre la Administración de Ferrocarriles del Estado (AFE) y la IMM. Bienes como los talleres y el Centro Artesano pasarán en comodato precario por 30 años al municipio.

Además, Aparaín contó que "la revitalización de AFE en un futuro cercano implicará, entre otras cosas, la necesidad de formar y capacitar a las nuevas generaciones de trabajadores y técnicos ferroviarios. En este sentido, es notable la determinación de la Universidad del Trabajo del Uruguay de instalar un centro educativo en Peñarol, convenio que su dirección está a punto de firmar con AFE".

Viviendas. Como se explica en Barrio Peñarol, las 52 viviendas construidas por The Central Uruguay Railway Company tenían una red de saneamiento y distribución de agua potable financiada por la propia compañía inglesa. Dicha red no sólo funciona hasta hoy, sino que el resto de Peñarol tuvo saneamiento recién en 2005.

"Yo tuve poco estudio, pero gracias a este trabajo recorrí todo el país, conocí muchas personas y todavía me pagaron. Los empleados de AFE se encariñan con lo que hacen. No sé si le pasará lo mismo a los que están en OSE o UTE", dijo Coelho. Cuando el ente ferroviario puso a la venta las casas patrimoniales, él decidió comprar el lugar donde tantos años vivió como funcionario.

El proyecto en el barrio incluye la recuperación de las fachadas de las viviendas de los obreros, construidas una pegada a la otra e idénticas entre sí, con una arcada característica enmarcando las puertas. La inversión es de US$ 300.000.

Pablo Peláez, que trabajó 45 años en la compañía, contó en el libro que "Peñarol era una gran familia. Todo dependía del ferrocarril. El pueblo estaba formado por los ferroviarios y sus hijos. Un mal comportamiento en el ferrocarril influía hasta en la vida social en Peñarol".

CURCC. Los 11 jugadores de Central Uruguay Railway Cricket Club (CURCC), club de fútbol de The Central Uruguay Railway Company, que salió campeón invicto y sin goles en contra en 1905. Fue fundado en 1891 en el Centro Artesano, pero sería años después que la institución excedería los límites de la zona y se haría conocer como Peñarol.

Cuatro imágenes de un barrio histórico
CENTRO ARTESANO. Antes de que cerrara hace 3 años, era lugar de encuentro de los empleados del ferrocarril. Allí se enseñaban oficios ferroviarios, pero también fue teatro, cine, biblioteca, aula de artes plásticas y musicales, y salón para bailes. El casero, Richard Ramírez, muestra el afiche de un festival de cortos que se realizó el fin de semana pasado (foto).

EL TROMPO. En Saravia y Newton un texto informa: "Se desconoce fecha de llegada y utilidad. Dicen que es amarra de puerto, adorno de edificio, homenaje a Newton y su mecánica del Universo. Lo seguro hasta ahora es su misterio que vino con los ingleses y que pertenece a Peñarol". Desde 2005 integra la lista de bienes de interés municipal.

TALLERES. Es considerado "el plato fuerte" de la zona, ya que contiene instalaciones industriales del siglo XIX, es decir, que funcionan con energía a vapor. Convertirlo en un museo del ferrocarril y la industria va a requerir una inversión de 1 millón de euros. Al lado de los talleres, se exhibe una locomotora construida en 1887 por Manning Wardle & Company (foto).

Del auge al cierre del Centro Artesano
Richard Ramírez es el casero del Centro Artesano desde hace 28 años, donde vive con su mujer, sus dos hijas y su madre. Ahora lleva 3 años cerrado, pero su padre fue conserje y su madre limpiadora cuando el lugar estaba en auge.

"Cuando tocaba el pito de las 2 (de la tarde, indicando el fin de la jornada laboral), venían 2.000 personas", dijo Ramírez. Fútbol, frontón, asados, billar y ajedrez eran algunas de las actividades diarias en el Artesano, además de los espectáculos de cine, teatro y danza.

Un veterano que fue empleado del ferrocarril toda su vida, le contó a Ramírez que en aquellos tiempos el legado inglés estaba tan latente que a él lo suspendieron tres días por tamborilear sobre las mesas de la cantina del Artesano.

Hoy sólo queda la marca de las tres placas de bronce que se encontraban en la fachada. También se robaron los pasamanos, cerraduras y hasta el farol de la entrada, a varios metros de altura.

Ramírez y los vecinos decidieron dejar de reponer la plataforma de acceso a la sala de cine y teatro, después de que la prendieran fuego sucesivas veces.

El proyecto de "eco museo" para el barrio incluye el llamado a organizaciones sociales para la gestión y reforma edilicia del Centro Artesano.

El miedo a morir de asfixia en el tren
En un informe de 1888 titulado "Ferro-carriles del Estado y Locomoción Económica en la República Oriental del Uruguay", que recoge el libro Barrio Peñarol, se exponen las críticas más frecuentes a la llegada del tren: "Se dijo que el humo de las máquinas mataría todos los pájaros y que las chispas de fuego incendiarían todos los campos y destruirían las cosechas. Otros afirmaban que los pasajeros morirían por asfixia, toda vez que la velocidad de la marcha les privaría respirar".

Sin embargo, nada de eso pasó cuando se inauguró la primera línea en Uruguay en 1869, que unía Bella Vista y Las Piedras. En el Reino Unido, los trenes comenzaron a funcionar 44 años antes.

La era del ferrocarril inglés en el país comenzó en 1878, cuando capitales de dicha nacionalidad compraron la concesión del Ferro Carril Central del Uruguay y lo llamaron The Central Uruguay Railway Company of Montevideo Limited. En 1949 el Estado lo adquirió y fusionó con AFE. A los 38 años, suprimió los servicios de pasajeros que se reanudaron en 1993, pero con menos frecuencias.


El País Digital