pocitosslider-intro-1920-400
solis-slider-intro-1920x400
mausoleo-slider-intro-1920x400
mvdmausoleoslider-intro-1920-400
Martes, 07 Octubre 2008 08:21

Crisis del capitalismo o crisis en el capitalismo o la falsa creencia del capitalismo perfecto...

por Luis Alejandro Rizzi

Algunos de los más calificados economistas dicen que el mundo está viviendo la crisis financiera más amplia y profunda desde 1929. Analistas e incluso políticos aprovechan para explicar esta crisis por el lado 
de las ideologías y así culpan al liberalismo o neoliberalismo al tiempo que reclaman la necesidad imperiosa de la presencia reguladora y activa del Estado.

Como síntesis transcribo lo expresado por RICARDO LAGOS ex presidente de CHILE con relación al plan de salvataje presentado por el Presidente George Bush: En tanto se prepara "la nueva legislación", que inevitablemente significa intervenir el mercado y poner más dinero público, surgen dos grandes ironías:
a) La culminación de la ideología neoliberal, tan determinada por su afán de disminuir el Estado y dejar al Mercado a su propia danza de ajustes, está terminando con la más grande intervención gubernamental que se conoce en el sistema financiero de Estados Unidos, ello medido por la cantidad de dólares que ha costado. Cuando suenan todas las sirenas de emergencia, está claro que el mercado no supo como "autorregularse".
b) La otra ironía es que esto ocurre en el país percibido como el más grande mercado financiero y para muchos, el más serio. Cuesta imaginar adónde habrían llegado las cosas si esta debacle se hubiera iniciado en América Latina. ¿Cuántos estarían hoy dándonos lecciones? ¿Cuántas misiones habrían llegado a enseñarnos lo que se debe hacer?
 
También se culpa a la codicia y la falta de ética y moral de las personas especialmente de los grandes ejecutivos de las finanzas como responsables principales de esta crisis.

Lo cierto es que la verdad es muy compleja y la crisis reconoce varias causas que trataremos de desgranar.

Pero a modo de prólogo tenemos que tener en cuenta que estos análisis con más fundamento en la intelectualidad que en el talento parte de la base que el sistema liberal o neoliberal es o era perfecto y quizás cabria decir parafraseando a CHURCHILL que es de lo malo lo menos malo.

Ninguna actividad humana es perfecta tenga fundamento liberal, socialista colectivista o socialcristiano.

Lo humano es imperfecto y las crisis pueden surgir en cualquier actividad, con la salvedad que unas son mas trascendentes que otras.

Toda crisis pone en tela de juicio el pensamiento y la acción pero lo peor que podemos hacer es juzgar el momento en base a una suerte de pensamiento tardío como decía HANNAH ARENDT, posterior a lo ocurrido, como se dice vulgarmente con el diario del día después es muy fácil opinar.

De un modo general diria que como todo sistema, el económico es una estructura  en la que sus elementos deben estar armónicamente distribuidos ya que cuando falla la armonía la estructura se descompensa y puede llegar a deformarse y fracturarse.

El sistema económico ha permitido que el sistema financiero se independice en cierta forma de la economía a tal punto que hoy tenemos negocios que solo se sustentan en la administración de recursos financieros convirtiendo al dinero en un bien en si mismo.

Días pasados leía que el fondo LTCM tenia activos por casi 130 mil millones de dólares y su patrimonio apenas era de cuatro mil setecientos millones lo que significaba que estaba apalancado 27 veces. Una desmesura total que cuesta creer no se haya tenido en cuenta ni por sus auditores ni por los órganos de control.

Estos negocios están sustentados en la “confianza” o en la “credibilidad” que es la causa del “crédito” entendido como fama, reputación en sentido positivo.

Por eso es común  que cuando nos referimos a diversos tipos de “negocios” nos dicen es un “negocio financiero” lo que significa que la renta se obtiene por la calidad de la administración de un flujo de dinero que se genera por la prestación de un servicio o la producción de un bien con un mínimo aporte de capital y un sustancial aporte de créditos.
 
Estos “negocios financieros” están sustentados esencialmente en la “credibilidad” de la gente. “Credibilidad” inducida por medios fraudulentos ya que el inversor común carece de información fidedigna y solo cuenta con la “información inflada”.

El transporte aéreo hoy también se ha convertido en un “negocio financiero” y no quiero pensar en la que presumo escalofriante relación de apalancamiento y el riesgo existente.

En este negocio las ventas futuras de billetes constituyen un modo de obtener crédito sin necesidad de ofrecer garantía alguna ni asumir costos financieros; ello sin contar el crédito  obtenido de las instituciones financieras.

Típico “negocio financiero” es el negocio bancario que en su definición mas elemental consiste en “multiplicar el dinero” de los depositantes partiendo del supuesto que esos dineros no serán retirados un mismo día  a una misma hora por todos ellos.
 
Si ello ocurriera se produciría lo que denominamos “corrida bancaria” y el banco en cuestión quedaría en situación de falencia.

Va de suyo que el crédito es un elemento esencial de la economía, pero, siempre “los peros”, dentro de ciertos límites. El crédito debe ser un accesorio o complemento del capital propio.

En cierta forma todo sistema económico como estructura depende de las proporciones y de las relaciones entre sus elementos.

“Estamos en peligro de asignar a la política monetaria, decía MILTON FRIEDMAN,  un rol mayor del que puede cumplir, en peligro de pedirle que lleve a cabo tareas que no puede cumplir y, como resultado de esto, en peligro de impedirle hacer el aporte que si puede hacer”

Los cimientos se diseñan para resistir cierto peso teniendo en cuenta la calidad del suelo, pero si el peso se excede lo más probable es que el edificio se derrumbe lo que no significa que debamos  cuestionar a la ingeniería.

En todo sistema económico debe haber una relación muy estrecha entre  dinero y bienes ya que si la “creación” de dinero se incrementa sin relación con la producción de bienes (incluyo bienes propiamente dichos y servicios) el exceso de dinero generará inflación o aumentos de precios dando comienzo a una distorsión del sistema que provocará todo tipo de excesos hasta que se produzca un estallido y en ese momento mas  por necesidad  que por virtud no hay mas remedio que regresar a un sistema de relaciones racionales.

Un poco por codicia y otro poco por soberbia intelectual,  se llegó al punto que el sistema financiero dejo de ser un medio de la economía para convertirse en su propio fin y el objetivo fue “vender dinero” bajo la forma de créditos. El precio del dinero era la “tasa de interés”.

Así a través del tiempo se fueron creando diversos “instrumentos o productos financieros” para facilitar e incrementar la capacidad de endeudamiento y  gasto de los beneficiarios.
 
En un principio las entidades financieras estudiaban y analizaban muy seriamente la capacidad de pago de los solicitantes a tal punto que poseer una tarjeta de crédito era un signo indiscutible de solvencia económica por parte de su tenedor. Este producto financiero se degeneró de tal modo que luego se crearon diversos colores de tarjeta, doradas, platinum, platinum plus etc, para discriminar sobre la capacidad de crédito del tenedor.

Sin embargo las políticas crediticias se fueron resquebrajando y las entidades financieras se prepararon para facilitar el endeudamiento de sus clientes actuales o futuros sin reparar en la capacidad de pago.

La baja de las tasas de interés no solo abarataba el “precio del dinero” sino que también animaba a la gente para endeudarse sin medir sus posibilidades de pago al tiempo que se especulaba que los procesos inflacionarios contribuirían a licuar sus créditos y facilitar su pago, la cosa era poder aguantar las primeras cuotas. Recordemos que la Reserva Federal a fines de 2001 fijo la tasa de interés en el 1% anual. Otra desmesura.

La política del crédito fácil contribuía a aumentar el gasto y desalentar el ahorro que es uno de los riesgos de las políticas expansivas.

En fin se había arraigado la idea o cultura que el dinero creaba riqueza o que el dinero era riqueza y la prueba irrefutable estaba dada por el aumento del consumo.

En el medio del SAHARA de nada sirven cien millones de dólares si carecemos de un bidón con agua y un camello. Si tuviéramos esos bienes seríamos “millonarios” sin tener un dólar en el bolsillo.

Como decíamos antes la política expansiva de los medios de pago favorece mas el “consumismo” que definimos como consumo abusivo, que el consumo racional y sustentable.
 
En economía y con más razón en el comercio tanto la oferta como la demanda deben ser sustentables.
La facilitación del crédito especialmente el hipotecario llevó a que los precios en general se incrementaran artificialmente y se perdiera la relación “costo-beneficio”.

En sanos principios el precio de un producto debe tener una relación con su costo de producción y una renta razonable, pero cuando esa relación se rompe el sistema económico comienza a debilitarse.

Esto pasa con los commodities y siempre me he preguntado porque estos bienes tienen que tener un precio universal cuando los costos de producción varían notablemente de una región a otra.

En nuestro país por ejemplo el costo y la rentabilidad de producir soja varía según la zona geográfica en el que se realice el cultivo. No desconozco que el precio internacional marca una referencia pero resulta injusto que ese precio se generalice y genere ganancias abusivas.

Este es un terreno muy vidrioso ya que es muy difícil determinar el límite entre lo que es abusivo y no lo es, pero nuestra referencia debería ser el concepto de usura que tiene que ver con el interés o ganancia excesiva. Aplicando un concepto libertario esa ganancia excesiva podría ser tolerada si satisficiera los principios de eficacia y de diferencia.
 
El primero se refiere a que la ganancia excesiva no implique que el aumento de la producción y de la ganancia no signifique disminución de otros bienes y pérdida salarial y el segundo se refiere a que esa ganancia también beneficie a los menos favorecidos en su posición social.

Si esa ganancia produce concentración de riqueza y extensión de la pobreza será una ganancia injusta y el estado debería actuar mediante reglas preestablecidas que garanticen la vigencia de esos principios. Pienso que la política fiscal es el instrumento idóneo para incidir en la distribución de la riqueza, que esencialmente consiste en generar un marco que favorezca la igualdad de oportunidades para todos.

 Precisamente el abaratamiento por un lado del costo del dinero y por otro la facilitación para su otorgamiento contribuyeron para alterar aun más esa relación agregándose como elemento del precio ese factor de oportunidad que impulsaba a la gente a pagar cualquier precio ya que el dinero era barato y se conseguía fácilmente, en muchos casos hasta falseando una declaración sobre la capacidad de pago o los ingresos percibidos.

Habría que preguntarse si esta política expansionista pudo satisfacer los principios de la eficacia y la diferencia. Mi impresión es que solo los contempló de modo virtual y puntual. También es injusto fomentar “ilusiones irracionales”.

También influían las modalidades del crédito que durante un lapso prolongado no se amortizaba el capital sino que solamente se pagaban los intereses. Esta modalidad también contribuía a sustentar la falacia ya que incluso actuando con la mejor buena fe el tomador del crédito se engañaba sobre el costo real de su endeudamiento y sobre su real capacidad de pago.
Esa fue la cultura bancaria o financiera la cuestión era forzar a la gente a contraer deudas sin verificar su capacidad de pago.

Los créditos se securitizaban con lo cual en los títulos que los representaban se perdía la posibilidad de valorar su calidad confiando “el mercado” en la performance “económica” de la entidad financiera emisora  dada por su cartera de créditos formalmente legitima pero económicamente insustancial.

Sobre bases mentirosas con el beneplácito de las auditorias como se había puesto de manifiesto en el  caso “ENROM”, se armó esta enorme burbuja cuyos brillantes destellos encandilaban a los desprevenidos inversores.
 
Mas científicamente ALAN GREENSPAN  les daría el nombre de “euforias irracionales”, pero la Reserva federal mediante equivocadas respuestas contribuía a mantener ya que  los balances cuidadosamente falseados  legitimaban la realidad de las burbujas y de las euforias irracionales, cuyo factor de aparente razonabilidad descansaba en esos números mentirosos.
 
Como hemos visto las causas de esta crisis descomunal está dada por  la ambición desmesurada o codicia, por un modo fácil de ganar dinero por parte de unos pocos “ejecutivos de las finanzas”, por la complicidad de las auditorias y por malas decisiones del gobierno de los EE.UU. que advirtiendo la virtualidad de este mundo financiero lo toleraron vaya uno a saber por que motivos que pudieron ser ideológicos, políticos, incapacidad o el temor a las consecuencias si se ponía al descubierto esta gran mentira.

Mas realista fue el comportamiento del BANCO CENTRAL EUROPEO al mantener relativamente mas caro el “EURO” regulando la tasa de interés en alrededor del 4 por ciento  para prevenir procesos inflacionarios aunque la consecuencia fuera una incipiente recesión o quizás mejor dicho un enfriamiento suave y controlado del sistema económico preservándolo del sistema financiero.

La crisis es una crisis en el capitalismo, no del capitalismo como se escucho por parte de varios snobs de la cultura.
La cuestión es si el Estado debe intervenir o dejar que la crisis genere la oportunidad y que el sistema se regenere a si mismo en una suerte de resiliencia.

Esto no es una cuestión ideológica sino de buen gobierno.En general la izquierda reclama por un estado fuerte, pero que significa “estado fuerte” controlar y vigilar las libertades, eliminar el mercado, volver a economías colectivistas y profundamente dirigistas…?

Vuelvo a RICARDO LAGOS porque creo que expresa su punto de vista con máxima honestidad intelectual pese a que no comparto su punto de vista. Dice LAGOS, “…En otras palabras, países como los nuestros requieren en el siglo XXI de un Estado fuerte y con capacidad de impulsar políticas y programas que respondan a las exigencias de sociedades desafiadas por la modernidad, a la vez que generen las condiciones para un despliegue sano e innovador de la economía. Es decir, un Mercado orientado al crecimiento económico persistente y con reglas claras…”.

En verdad creo que lo que LAGOS quiere decir que lo que se necesita es un “BUEN GOBIERNO” y con buen gobierno no es necesario hablar ni de estado débil ni de estado fuerte.

Es obvio que ante la magnitud de la crisis no solo el estado norteamericano deberá intervenir, en verdad la crisis debería ser afrontada por los estados de las principales economías del mundo, pero debe   advertirse que la intervención, o mejor dicho acción de gobierno,  debe ser para preservar el sistema y no para  asumir pérdidas lo que iría en contra de elementales principios morales. Tengamos en cuenta que en WALL STREET están en “papeles” las jubilaciones de los norteamericanos y este es un derecho que debe ser celosamente defendido.

Las crisis deben servir para el aprendizaje y si se produjera un salvataje masivo la lección sería negativa y alentaría  nuevas aventuras total sabríamos que llegado el momento el estado se hará cargo. Seguiríamos facilitando la “irresponsabilidad”.

El prestador de última instancia debe existir para casos muy específicos pero de ninguna manera para socializar pérdidas.
La sociedad, la gente, el mundo global en definitiva deben pasar este momento cruento, deben asumir las consecuencias  con la mínima anestesia posible como única forma de aprender.

El sistema financiero debe volver a ser un  medio de la economía y esta es la lección de la crisis: el dinero puede generar dinero, mucho dinero, muchísimo dinero, pero ese dinero nunca será sinónimo de genuina riqueza.
 
Cabe presumir que las consecuencias de esta crisis se prolongarán por varios años y a nosotros, los argentinos, nos afectará más que nada por nuestros propios vicios, club de Paris, holdouts, manipulación del INDEC, aprietes a empresas de capital extranjero y falta de credibilidad.