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Martes, 14 Octubre 2008 21:58

Era un hotel

  Entre denuncias, protestas y pérdidas económicas prosigue la interminable odisea del hotel Carrasco, víctima de la ineptitud de la intendencia frenteamplista desde hace 11 años. El tercer intento de privatización
es ahora la piedra del escándalo en torno a un edificio que fue un emblema de esta ciudad y que hoy yace degradado a la condición de ruina. Se denuncian irregularidades de forma y fondo en la actual licitación por parte de varios oferentes, todos ellos más interesados en obtener la concesión del casino que en la explotación del tradicional hotel.

El primer intento -fallido- de privatización fue en 1997. El segundo se concretó en 1999 con la concesión a la empresa Carmitel por un plazo de treinta años. Los incumplimientos del concesionario fueron moneda corriente hasta que, en 2002, las obras se paralizaron por completo. En el tema participaron los intendentes Mariano Arana y Adolfo Pérez Piera. Este último, actual presidente de la Junta Anticorrupción, introdujo modificaciones al contrato original con Carmitel que fueron observadas por el Tribunal de Cuentas y que merecieron serias críticas en la Junta Departamental de Montevideo.

Por otra parte, Carmitel quedó involucrada en el escándalo de los casinos municipales en virtud de su manejo de las máquinas de slots, elemento clave en la trama de corrupción que actualmente estudia la justicia penal y que motivó el procesamiento del ex director de Casinos, contador Juan Carlos Bengoa, y algunos de sus colaboradores. A ese procedimiento penal se suman otras acciones judiciales iniciadas por ediles de la oposición contra Arana y Pérez Piera por sus respectivas actuaciones en el caso.

A partir de 2005, tras la asunción de Ricardo Ehrlich, pareció que la saga del hotel Carrasco podía llegar a un final rápido y feliz, pero no fue así. A pesar del proclamado compromiso de acelerar los trámites de la concesión y reiniciar las obras en quince meses, llegamos ya finales de 2008 con un nuevo enredo sobre la licitación en curso. De este modo, lo que fue el hotel Carrasco sigue erigiéndose como símbolo de la incapacidad de la izquierda en el gobierno de la ciudad de Montevideo.


El País Digital -