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Domingo, 18 Octubre 2009 20:02

Perú: Explorando la Ruta Moche, en la costa norte

Exóticos paisajes, monumentales sitios arqueológicos, importantes museos, exquisita gastronomía y algunas de las playas más hermosas de Sudamérica esperan al viajero en la Ruta Moche, en la costa norte de Perú, que tiene como hilo conductor la arquitectura mochica, una de las más espectaculares entre las culturas precolombinas.


Los moche dominaron la costa norte de Perú, desde Piura por el norte hasta el Valle de Casma por el sur, entre los siglos 200 a.C. y 600 d.C. En este extenso territorio construyeron sus ciudades y levantaron sus impresionantes templos de barro, únicos en su género en todo el mundo, cuyos restos han permitido, 2.000 años después, reconstruir la identidad de este pueblo y atraer a los turistas a la zona.

Desde Lima, nos embarcamos hacia Chiclayo (departamento de Lambayeque), “la capital de la amistad”, llamada así por su particular alegría, manifestada tanto en el ánimo de los lugareños como en el propio ritmo de la ciudad.

En sus proximidades es imprescindible la visita a Huaca Rajada, el lugar donde en 1987 tuvo lugar uno de los hallazgos más importantes del siglo XX, en la línea de otros grandes descubrimientos contemporáneos, como los Guerreros de Xian, en China, o la tumba de Tutankamón, en Egipto: el Señor de Sipán.

Con el hallazgo del Señor de Sipán salía a la luz el enterramiento más rico de América –como soberano, era considerado un semidios- y se avanzaba en el descubrimiento del pueblo mochica. En la actualidad, el Museo Tumbas Reales del Señor de Sipán, que exhibe los restos del señor moche y las joyas originales, es considerado como uno de los diez mejores nuevos museos del mundo.

A media hora en coche de Chiclayo se encuentra Túcume, uno de los centros pre incas más importantes de Perú, por su tamaño y por la calidad de sus estructuras. Conformado por 26 pirámides de adobe agrupadas alrededor de la montaña sagrada La Raya, el llamado “valle de las pirámides” ofrece múltiples experiencias: desde expediciones de observación de aves a participación en rituales esotéricos y tradiciones orales.

Desde la ciudad de Chiclayo se llega a la otra gran ciudad de la costa norte, Trujillo, la capital del departamento de la Libertad, fundada en el año 1534 por los españoles. Se la conoce como la “ciudad de la eterna primavera”, por su clima privilegiado y por su ambiente festivo. Cuenta, además, hermosos ejemplos de arquitectura colonial.

En sus cercanías, es obligada la visita al complejo arqueológico Huacas del Sol y de la Luna, ubicado a 15 minutos en coche de la ciudad. Se trata de uno de los restos prehispánicos más importantes conservados en el norte de país, y constituyeron el centro de poder del pueblo moche: la Huaca del Sol fue centro político-administrativo; y la de la Luna centro ceremonial.

Por el momento, la visita turística comprende sólo la Huaca de la Luna (IV Premio Internacional Reina Sofía de Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural), en la que se pueden observar los hermosos murales polícromos característicos del pueblo moche.

A 70 kilómetros al norte de Trujillo encontramos El Brujo, un complejo arqueológico delimitado por el mar y los campos de cultivo que lo rodean, escenario de uno de los hallazgos recientes más inquietantes y relevantes en Perú.

El descubrimiento en 2005 de la momia de la Señora de Cao supuso un replanteamiento del rol de la mujer en los estratos de gobierno de las culturas prehispánicas de América del Sur. Su perfecto estado de conservación ha brindado una inmensa cantidad de información a la comunidad científica y ha permitido continuar el camino de investigación abierto por el hallazgo del Señor de Sipán.

A principios de este verano se inauguró el Museo Cao, morada permanente de esta gobernante moche que regentó estas tierras hace 1.800 años. En este recinto, se recrea una larga secuencia de los desarrollos culturales ocurridos en El Brujo a lo largo de más de 5.000 años.

La Ruta Moche conduce inevitablemente a otros lugares de enorme interés cultural construidos tras la caída de los mochica por los pueblos sucesores, en los territorios que aquéllos ocuparon. Uno de los ejemplos más impresionantes es Chan Chan, la ciudadela de barro más grande del mundo, y capital del reino chimú (1100 – 1500 d.C.).

Después de visitar Chan Chan, acercarse al balneario de Huanchaco es obligado. Según la leyenda, aquí desembarcó Takaynamo y en la actualidad es un destino ideal para los amantes de la buena cocina y el surf. La estampa más conocida del lugar es la que pintan los famosos “caballitos de totora” sobre las aguas, los mismos que hace más de 1.800 años utilizaban los moche para pescar.

fuente: Caribbean News Digital