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Domingo, 04 Marzo 2007 18:25

Imaginar Uruguay: el futuro de la "ciudad celeste"

por Carina Novarese
El País

Dos docentes de Arquitectura y estudiantes avanzados, pensaron en el país de años venideros, en libro recién publicado. Montevideo dejará de ser la gran centralidad.  
Hyper buildings, rur towns, new towns, estaciones de playa, parques metapolitanos, son sólo algunas de las terminologías que definen la visión del futuro urbanístico que un grupo de profesionales de la Arquitectura plasmó en el libro La Ciudad Celeste: un nuevo territorio para el Uruguay del siglo XXI. Con el puntapié inicial dado por dos docentes de Facultad de Arquitectura, Thomas Sprechmann y Diego Capandeguy, un grupo de estudiantes avanzados imaginó el futuro cercano y bocetó proyectos que llaman "infiltraciones", todas formas de residencia y de vida muy diferentes a los que conocemos actualmente. Los profesionales confían en que, lejos de ser sueños imposibles, podrían convertirse en puntos de partida para pensar seriamente en las políticas de urbanismo de los próximos 20 años.

Sprechmann y Capadenguy, autores del libro junto al sociólogo César Aguiar, ya son veteranos en el arte de "imaginar el futuro" del urbanismo. A pesar de que su actividad profesional se ha centrado en buena parte en Argentina -sobre todo en la zona de la Patagonia- ambos arquitectos no han dejado de soñar en lo que, idealmente, podría hacerse en los próximos años en estas tierras.

Capandeguy y Sprechmann

En el libro recién publicado imaginan cómo será la "ciudad celeste", una nueva entidad territorial que en no tantos años creen terminará englobando la zona que bordea la costa uruguaya, desde Colonia hasta Rocha. El desafío que se plantearon fue "mirar" a este territorio en nuevos términos; luego desarrollaron 41 proyectos que abarcan desde viviendas sociales muy diferentes a un complejo habitacional, hasta estaciones de playa que sirvieran para que la gente aprovechara mejor las costas públicas.

TRAMA URBANA. "Siempre estuvimos obsesionados en ver el país hacia adelante", dice Sprechmann, quien admite que en materia de urbanismo, ésta es una práctica que aquí se ha cultivado poco frecuentemente. Si bien los profesionales consideran que en las últimas décadas los temas de ordenamiento territorial comenzaron a ocupar un lugar cada vez más importante, "todavía falta pensarlo en términos innovadores y extenderlo a las localidades no tan centrales", consideró Capandeguy.

Megatorres

Así surgió la idea de "ciudad celeste", un concepto que lejos de definir una urbe clásica, tal como la concebimos en la actualidad, refiere a una trama discontinua en la que la centralidad de Montevideo dejará paso a un territorio más amplio, más diverso y más complejo. No será una gran ciudad, advierten, ni una sucesión ininterrumpida de viviendas, edificios y construcciones. Será más bien una zona de interacción entre lo urbano y lo rural, entre clases sociales diferentes, entre concentraciones de población y áreas vacantes.

"Si uno descifra a Uruguay no desde Montevideo hacia otra lado, sino por ejemplo, desde el este hasta Montevideo, ya se pueden vislumbrar nodos que están repotenciándose, desde el gran Punta del Este hasta pequeños pueblos que adquirieron nueva vida en esas áreas", consideró Capandeguy.

La lógica de la ciudad celeste también se relaciona con un cambio de cultura y forma de vida que comienza a adivinarse, como la posibilidad de vivir en una zona semi rural y trabajar desde allí para Montevideo, Punta del Este o Colonia.

La ciudad celeste del futuro, por ahora es un "pequeño lleno bastante vacío", se explica en el libro; esta área abarca tan sólo al 5% del territorio nacional, pero en ella se concentra más del 70% de la población permanente y más del 90% del turismo que llega a Uruguay.

Hasta ahora, esta embrionaria ciudad celeste condensaba dos modelos de urbanización que pugnaron durante todo el siglo pasado y que fueron derivando en innumerables formas intermedias: la ciudad jardín y la ciudad vertical. La primera se manifiesta en las numerosas casas pequeñas con jardín; la segunda se plasma en las numerosas construcciones en altura.

Ambos modelos conviven enfrentados. Sin embargo, en los últimos años, señalan los expertos, ha ganado terreno lo que denominan la "cultura Nimby", una sigla que en inglés refiere al término "Not in my backyard" y que en español se traduce como "sí, pero no en mi patio trasero". El fenómeno alude a la creciente sensibilidad de los actores territoriales a aceptar o reclamar ciertos emprendimientos, siempre que no estén en su territorio o vecindad inmediata.

TERCER MUNDO. La esperanza de los arquitectos es que desde ahora se comience a pensar en esta realidad para desarrollar propuestas y soluciones de cara a lo que viene. Claro que no habrá cambios mágicos: "la ciudad celeste seguirá siendo razonablemente una ciudad del tercer mundo, con sus conflictos. Sería ingenuo pensar que ciertas asimetrías que existen en la sociedad se resolverán de un día para el otro", aclara Sprechman.

"Un hecho indiscutible es que los sectores medios y populares seguirán intentando localizarse de acuerdo a los desarrollos económicos y a la localización de las inversiones y los empleos. Por eso sugerimos que las políticas públicas piensen a largo plazo en la localización de las zonas de viviendas, tal vez hacia el Este, entre Montevideo y Punta del Este, áreas con facilidades de servicios. Hay que dejar de pensar a la capital aisladamente", dijo por su parte Capandeguy.

En ese sentido se piensa en, por ejemplo, nuevos parques. "Uruguay hace un siglo que no piensa en grandes parques", apunta Capandeguy; en la "ciudad celeste", los arquitectos visionan un gran parque, tal vez al Norte de la Interbalnearia, que se proyecte antes que esas tierras terminen siendo ocupadas desordenadamente por viviendas y edificios. Este tipo de parque debería tener una "mentalidad del siglo XXI" y no definirse sobre bases decimonónicas como las que rigieron los actuales: deberían permitir gozar del paisaje rural, algo así como "campos públicos", que incluyan equipamientos polideportivos y espacios lúdicos.

Otra propuesta novedosa es el llamado "resort de la costa", que podría ubicarse en la zona entre Punta del Este y Piriápolis, más exactamente entre Portezuelo y Punta Colorada, donde se encuentra uno de los pocos frentes de playa aún no urbanizados. En vez de lotear estos terrenos como se ha hecho tradicionalmente, este resort sería un tipo especial de estación de playa pero dirigido sobre todo a público internacional.

Sprechmann y Capandeguy pretenden que este libro sirvan de puntapié inicial para pensar más sistemáticamente en el futuro. "No importa si se definen hacer éstas u otras ideas, pero lo vital es explorar planes que hasta ahora no están en las agendas", señala Capandeguy.

La interrogante es si estos proyectos se podrían llevar a la realidad, sobre todo considerando la realidad de una sociedad con recursos acotados.

Para los arquitectos, la ventaja de pensar en base a "infiltraciones" como lo hicieron en el libro, es que estos son proyectos concretos que se pueden realizar aisladamente, aún con escasez de grandes inversiones. "Se podrían hacer 10 o 15 infiltraciones muy puntuales pero con gran impacto", consideró Capandeguy, quien cree que estos proyectos podrían servir para reorientar inversiones públicas y privadas que hoy se dirigen hacia otras direcciones.

Montevideo habanizada y con menos peso

Como hechos casi asegurados de lo que sucederá en los próximos años, Sprechman y Capandeguy mencionan en su libro, La ciudad celeste, la creciente influencia de la urbe de Buenos Aires, hasta el punto de que la ciudad celeste se convertirá en uno de sus "conos de sombra". Este vínculo que se estrechará, debería ser muy considerado a la hora de pensar en políticas públicas y de inversión.

También será una realidad la pérdida gravitacional relativa de Montevideo en relación a Punta del Este y al resto de la ciudad celeste. La capital crecerá menos en población, pero también atraerá menos inversiones en el sector inmobiliario, generará menos empleos y menos concentraciones de todo tipo.

Los más ricos intensificarán su búsqueda de lugares exclusivos y seguros. Los pobres lucharán por ubicaciones lo más funcionales posibles a sus estrategias de subsistencia, desplazándose sobre todo de Montevideo al Este y del interior a la "ciudad celeste".

Se intensificará el fenómeno de "habanización" de Montevideo, una ciudad que en su concepción tiene muchas similitudes con la capital cubana. Este proceso se manifestará en la "degradación y estabilización" del parque construido, señala el libro, sobre todo en áreas centrales intermedias y en las primeras periferias. En cambio, las zonas costeras, incluyendo parte de la Ciudad Vieja, podrán beneficiarse de cierto dinamismo y de obras públicas de calificación.

Es probable que aumente la "favelización en enclave" fuera de Montevideo, en especial en la micro región de Maldonado y al Norte de la ruta Interbalnearia.

La inseguridad ciudadana seguirá en alza, por lo cual se puede pensar que las clases medias y altas optarán cada vez más por tipologías residenciales colectivas, desde conjuntos de viviendas hasta clubes cerrados.

Lugar para mega torres

En La Ciudad Celeste también se imagina dónde podrían ubicarse los llamados hiper buildings, algo así como concentraciones de torres y bloques. "Los edificios altos ya forman parte del paisaje contemporáneo en todas las ciudades. En Uruguay las normativas casi no los prevén, y de ahí surgen los problemas", dijo Sprechmann. Es por eso que debería analizarse el tema pero regladamente y en toda el área de ciudad celeste, no sólo en la capital.

Podrían levantarse en la rambla de Carrasco, Bulevar Artigas y Avenida Italia. El otro extremo sería ubicarlas en lugares como San José de Carrasco, un ámbito no consolidado. Además, podrían plantearse distritos de grandes alturas, en las que las torres se relacionen entre sí y convivan incluso con actividades rurales.

Vivir de otra forma

CIUDAD DEL NORTE. Se estima que uno de los grandes desafíos de los años que vienen se relacionará con la construcción de nuevas viviendas -sobre todo para sectores medios y populares- en lugares cada vez más poblados. Por eso se propone construir centros residenciales, pequeñas ciudades que concentren viviendas de interés social con nuevos modos de hábitat y equipamientos complementarios. Podría ubicarse en el corredor Maldonado-San Carlos, en el camino La Barra-San Carlos o en las proximidades de Pan de Azúcar, sobre el fondo serrano.

Estaciones de playa Buena parte del patrón costero se caracteriza por las segundas residencias en pequeños lotes. Sin embargo, en parte de la costa de Colonia, Maldonado y Rocha todavía queda suelo costero que podría ser "colonizado" en nuevos términos. "Gran parte del modelo de desarrollo de la costa que ha predominado en Uruguay ha sido de baja sustentabilidad, sobre todo desde el punto de vista ambiental", explicó Capandeguy. Es así que poco se ha tenido en cuenta la cercanía de los lotes a la playa, algo que la ha afectado fuertemente. Las "estaciones de playa" suponen manejos inteligentes y aunados del suelo y de los recursos naturales, en las que se combinen casas particulares y edificios, además de servicios comunes.

RUR-TOWNS. Son concentraciones de viviendas que evitan las residencias dispersas que consumen terrenos y servicios. En los rur towns -una tipología muy diferente a los tradicionales complejos o cooperativas- se combinarían viviendas con estrategias de supervivencia, de trabajo en el propio campo. Un lugar para ubicar este tipo de emprendimiento podría ser el área ubicada entre ruta 8, la Interbalnearia y el arroyo Pando, una zona con buena conectividad, suelo vacante y creciente dotación de servicios. "Serían las nuevas pequeñas ciudades del siglo XXI", explicó Capandeguy.