Sin embargo, el Doctor Vázquez y todo su equipo de gobierno, asumieron el riesgo, optaron por lo más difícil y abrieron la puerta del país a Bush.
Como ocurre casi a diario, uno de los más gráficos, a la hora de "pintar" la situación, fue el Ministro Mujica y con su pintoresca forma de hablar dijo: "No me resulta fácil ni grato estar con Bush pero fue una visita positiva y el país está mucho mejor que antes de este encuentro".
Tabaré Vázquez y todo el gobierno uruguayo, priorizaron el estatus de ser precisamente eso: el gobierno de todos los uruguayos y contra viento y marea,haciendo de tripas, corazón,  propiciaron el encuentro, lo prepararon y a todas luces, salieron airosos.
Hubiese sido infinitamente más cómodo para Tabaré y compañía, hacerle caso a las bases del Frente Amplio, al PIT CNT ( la central de trabajadores), a Kirchner a Chávez y a todos los sectores radicales de ultraizquierda locales.
El tiempo, como siempre, será el juez supremo y sólo con su transcurso, se podrá saber, a ciencia cierta, si, además de los buenos negocios que se pueden haber encaminado, la mañana del sábado en Anchorena,este encuentro marcó el inicio de una nueva era respecto a la posición de Uruguay en el Mercosur.
Enfrentado con Argentina por las plantas de celulosa; mucho más apartado de Chávez que hace tan sólo unos meses y prácticamente ignorado por la histórica hipocresía de Itamaratí, Uruguay aparece hoy, según el propio Bush, en posición de "levantar el teléfono y llamar a la Casa Blanca ante cualquier problema".
El aliado está muy lejos de ser moneda de oro y muy por el contrario, las tres cuartas partes del planeta rechaza sus métodos y acciones, pero...como dice el famosos relator deportivo Alberto Kessman, "es lo que hay, valor".
La inexorable marcha hacia el fundamentalismo de Chávez; la adhesión reveladora de apetitos de Kirchner y la ya señalada indiferencia de Lula, poco menos que obligaron al gobierno uruguayo a redireccionar su estrategia, colocarse de espaldas a los grafitis que cubren la capital, hacer oídos sordos a los grupos radicales que les gritan su "traición" y leer, con total corrección e inteligencia, el sentir de la inmensa mayoría de la ciudadanía uruguaya y a la vez, remitir un mensaje  claro y contundente a la región: " no estamos solos".

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