En los últimos años Argentina, un país tan controvertido por la forma en que es gobernado, ha marcado una clara línea en este tema a través de las políticas del INPROTUR. Tenemos el ejemplo muy cercano, con la contratación del uruguayo Arnaldo Nardone para trabajar sobre el márquetin del segmento de Reuniones y el éxito obtenido.

Brasil, luego que se diera la creación del Ministerio de Turismo y EMBRATUR, pasase a su actual cometido, concretó un giro significativo a la hora de posicionarse.

En este contexto entonces, vale la pena preguntarse ¿cuándo es el momento justo para promover un destino? y la respuesta llega sola, sin mucho misterio: siempre, variando la intensidad del mensaje de acuerdo a la época del año.

Se leen declaraciones de funcionarios en las que se da cuenta que la OMT habrá de estudiar la evolución del turismo de Uruguay como un "estudio de caso", analizando el proceso de los últimos 5 años, que le habría llevado del supuesto 3 o 3,5% de incidencia en su PBI, a más del 6%, de acuerdo a las mediciones preliminares de la Cuenta Satélite en marcha en este país.

Uruguay es el típico caso de destino en el que el grueso de sus componentes Estado-actividad privada, aún no se han decidido a dar el gran paso en materia promocional.

Todas las señales que envía el gobierno recién instalado, parecen indicar que la actividad, está en el foco principal de la estrategia productiva.

El Vicepresidente Danilo Astori, ex Ministro de Economía y Finanzas del gobierno de Tabaré Vázquez y autoridad máxima sin discusión de la línea económica del gobierno de Mujica, es la gran esperanza del sector; en su ministerio, el presupuesto del turismo pasó de menos de dos, a más de siete millones de dólares.

Todo parece indicar que debería ser impostergable la creación de un organismo mixto de promoción en la nación rioplatense.


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