Respetar los acuerdos, un abrazo, son las señales más claras de uno y otro y nosotros decimos lo mismo, que lo que se firma con la mano no se borre con el codo y que definitivamente nos podamos abrazar y que entre todos, o mejor dicho, casi todos, podamos con nuestro ejemplo, aislar a los violentos de siempre, a los fundamentalistas que nada entienden sino sus propios instintos y quizás convencerlos, con el ejemplo.

El turismo es relacionamiento, son sensaciones, es encuentro, conocer y conocerse y para vivirlo, entre hombres libres, no deben haber fronteras de ninguna índole, ni ideológicas ni físicas.

Seguimos alentando el llamado desde este lugar, para que todos los hombres y las mujeres de la actividad de cada lado de los ríos que definitivamente nos unen, nos involucremos en el abrazo.

La humanidad tiene, por fuera de este conflicto, demasiados problemas, no tenemos derecho, quienes vivimos en un espacio privilegiado por Dios, inventarnos los propios.

Respeto y abrazo, excelentes propuestas, nos sumamos complacidos y esperanzados.

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