Aclaro que hubiera pensado lo mismo si el propuesto hubiera sido un uruguayo.

Argentina y Uruguay no han sido capaces de resolver la cuestión BOTNIA y el litigio se dirime en un Tribunal Internacional.

Sin perjuicio de ello, la Argentina ha tolerado la presencia de piquetes que tienen interrumpido desde hace mas de dos años el tránsito entre Gualeguaychú y Fray Bentos sin perjuicio de cortes temporales que se realizan en los otros dos puentes, Colón-Paysandú y Concordia-Salto.
 
Es decir, la Argentina está practicando una acción incompatible con elementales principios de derecho internacional, que calificaría como “vías de hecho” que en el lenguaje “KK” llamamos “apriete”.

Este solo hecho, comenzado bajo la gestión de Néstor Kirchner y continuado bajo la gestión de su mujer, creo que lo descalifican, como a cualquier otro argentino para ocupar la SECRETARIA GENERAL de la UNASUR hasta tanto el conflicto se resuelva y los cortes se levanten por acción del Estado.

Por una cuestión de prudencia política tampoco un uruguayo podría ocupar ese cargo ya que la imposibilidad de resolver el conflicto de modo directo  crean, según mi modo de ver, un impedimento ético para la función.

Si entramos a la página de la UNASUR encontramos al principio la enumeración de estos objetivos:

“La Unión de Naciones Suramericanas busca el desarrollo de un espacio integrado en lo político, social, cultural, económico, financiero, ambiental y en la infraestructura. Este nuevo modelo de integración incluirá todos los logros y lo avanzado por los procesos del Mercosur y la Comunidad Andina, así como la experiencia de Chile, Guyana y Suriname. El objetivo último es y será favorecer un desarrollo más equitativo, armónico e integral de América del Sur”.

La persona elegida para el cargo de SECRETARIO GENERAL debe pasar por el tamiz de estos objetivos y en este momento ni Argentina con mayor responsabilidad ni Uruguay con menor responsabilidad logran, en mi opinión, superar ese test.

Seria lamentable que Uruguay tuviera que dejar la organización si se concretara la inoportuna designación de Néstor Kirchner, lo que demostraría por otra parte que el resto de los países integrantes no estarían a la altura de las circunstancias.

Tampoco en esta oportunidad, la Argentina apostó por la grandeza  que se hubiera materializado en el rechazo a la postulación, optó como es usual en la dinastía “KK” por la enorme pequeñez.

Omito imaginar  cual hubiera sido la reacción argentina, mejor, dicho “KK” si el propuesto hubiera sido un uruguayo…