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Jueves, 22 Enero 2009 04:50

Barack Obama: esperanza para esperar

 por Luis Alejandro Rizzi

“…El esperar no es sólo un desviar la mirada desde lo posible hacia su posible realización, sino esencialmente un estar a la espera de ésta…”
Martín Heidegger


Creo estar cayendo en un lugar común, hasta quizás en una vulgaridad vicio imperdonable en personas que hemos estudiado, leído o que intentamos pensar.

Lo cierto es que Barack Obama, más allá del espectáculo imponente de su asunción, me conmocionó, alteró mi ánimo y creo que esta experiencia nos pasó a muchos más.

Me impactó esta frase “…Esta es la fuente de nuestra confianza el saber que Dios nos llama a dar forma a un destino incierto…”.
Reitero “…Dios nos llama a dar forma a un destino incierto…”.

Esto significa que Obama  se considera parte de un “nosotros” que no es más que una realidad psíquica que constituye la unidad fundamental de un grupo, sean sus miembros conscientes o no como explicaba Fritz Kunkel.
 
Obama nos ha recordado que el mundo “…somos nosotros…” no los otros.

Ese “…nos…” constituye una convocatoria a vivir que como lo explicaba Ortega “…es algo que se hace hacia delante, es una actividad que va de este segundo al inmediato futuro…” y por otra parte “…la vida es afán, ansia, deseo. No es lograr, porque lo logrado se convierte automáticamente en punto de arranque para un nuevo deseo…”.La vida es un eterno lograr…

En este mundo utilitario en el que parecería que los valores dejaron de ser cualidades para convertirlos en magnitudes o cantidades, Obama nos recordó que: “Nuestros retos pueden ser nuevos. Los instrumentos con los que los afrontamos pueden ser nuevos. Pero los valores de los que depende nuestro éxito -el esfuerzo y la honradez, el valor y el juego limpio, la tolerancia y la curiosidad, la lealtad y el patriotismo- son algo viejo. Son cosas reales. Han sido el callado motor de nuestro progreso a lo largo de la historia. Por eso, lo que se necesita es volver a estas verdades”.

Solo quiero alertar para no caer en un desmedido afán de éxito, algo propio de los argentinos y quizás de muchos seudointelectuales progresistas que haciendo un uso vicioso del saber o de la ciencia se hacen pasar por racionalistas e innovadores, tienen explicaciones falsamente claras para todo problema y en último caso tienen un inconmensurable altar de chivos expiatorios para culparlos de las consecuencias de su falta de idoneidad y honestidad.

Espero que Obama no genere “expectativas”. La “expectativa” es esperar algo propio de un porvenir inauténtico, es creer que algo bueno puede ocurrir por obra y gracia del destino, como es obtener una ganancia en juegos de azar.
 
En política es cultivar el llamado “clientelismo” como método corrupto y engañoso para generar poder mediante dádivas las que tienen que ver con el soborno y el cohecho. Una degradación de la persona y que lleva a formas enfermizas de relación entre las personas en las que asume un falso liderazgo personas con capacidad de dominio que hacen uso del poder para afinar su propia desmesura.

Obama se refirió a esas prácticas en estos términos humildes, prudentes y caritativos:
“…A quienes se aferran al poder mediante la corrupción y el engaño y acallando a los que disienten, tened claro que la historia no está de vuestra parte; pero estamos dispuestos a tender la mano si vosotros abrís el puño...”.

Lo que debe generar Obama es paciencia para la “espera” que significa aguardar el fruto de una realización o en lenguaje “nosístico” esperar los frutos de nuestras propias realizaciones.

Obama nos ha convocado a una absoluta, difícil y problemática tarea.

Tarea que se confunde con la esencia de la vida y que nos obliga a hacer no cualquier cosa como hasta ahora, sino “hacer lo que hay que hacer”, perogrullada de difícil concreción.

Obama nos ha generado una ilusión, mejor dicho nos ha enseñado a ver  la “ilusión”, entendida como esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo.

Muchos  podrían decir que Obama nos plantea en términos modernos una “nueva frontera”, en términos sociológicos o políticos “una nueva vía”, un “nuevo renacimiento”.

Más bien pienso que Obama nos convoca a volver a la búsqueda de la “vía perdida”,  de la “vieja vía” que quedó intransitable y por la cual debemos volver a circular.

“Pero los valores de los que depende nuestro éxito -el esfuerzo y la honradez, el valor y el juego limpio, la tolerancia y la curiosidad, la lealtad y el patriotismo- son algo viejo” Obama nos puso frente a nosotros mismos. Si no nos prendemos a la ilusión el fracaso no será de Obama, será de nosotros quiera Dios que esto nos queda grabado en nuestras mentes y espíritu.

Como lo diría Randy Pausch esta nota tiene una finta que cuidadosamente omití, forma parte de la saga “el sentido de lo humano” que creo es la convocatoria ultima de Obama, volver a valorar la tarea personal.