pocitosslider-intro-1920-400
solis-slider-intro-1920x400
mvdmausoleoslider-intro-1920-400
mausoleo-slider-intro-1920x400
Martes, 19 Enero 2010 20:00

La ambicionada profesión de controlador

por: José Cavero
Las condiciones laborales de los controladores de tránsito aéreo son, seguramente, las más codiciadas en el mercado de trabajo español. Hasta obtener la anhelada licencia profesional, los aspirantes deben superar un sinfín de rigurosas pruebas.

Los psicólogos estudian el grado de integración, las cualidades de liderazgo.

El piloto del avión es autónomo sólo en las situaciones de emergencia, pero en cualquier otro caso, el controlador actúa como un guardia municipal. Por ello es importante que tenga un determinado carácter.

Con un convenio que fija un máximo de 1.200 horas de trabajo anuales, lo que se traduce en turnos de cinco días laborables alternados con diez de descanso y sueldos en torno a los 200.000 euros anuales, no es de extrañar que esta profesión suscite perplejidad y celos. Los controladores se defienden y alegan que esos sueldos desorbitados se deben a que, al haber un déficit de al menos 600 controladores, se ven obligados trabajar horas extra, cuya remuneración se eleva a más de 540 euros cada una.

La última convocatoria para alcanzar el título de controlador se remonta a 2008 y se ofertaron 150 plazas. Desde la publicación del real decreto (octubre de 2009) tan sólo es necesario tener 18 años cumplidos y disponer de un título de Bachillerato o equivalente y superar un reconocimiento médico. Para los que superan el examen de ingreso, el camino al edén profesional pasa por un curso de formación de 15 meses en Senasa.

Los controladores son los dueños del cielo

Desde sus torres ordenan el tráfico aéreo, dan autorizaciones para despegar y aterrizar, marcan rutas para que los aviones en vuelo se mantengan separados, gobiernan en las pistas... Un error suyo puede ser catastrófico. Es un trabajo estresante, pero bien pagado. Hay 2.400 controladores en España que cobran una media de 330.000 euros al año, el triple que sus colegas europeos. Alguno de ellos, gracias a las horas extras, llegó a ingresar 990.000 euros en 2008, según desveló el ministro. Ahora negocian el convenio. La patronal les plantea rebajar sus salarios a 200.000 euros para reducir el déficit de la empresa en 300 millones.

Para demostrar su poder, los controladores han llevado a cabo medidas próximas a lo que se conoce como una 'huelga de celo' encubierta, cumpliendo a rajatabla sus horarios y dejando en tierra a miles de pasajeros. La pregunta es:¿Cómo es posible que un controlador medio, por estresante que sea su labor, haya conseguido llegar a ganar cinco veces más que, por ejemplo, el director del aeropuerto en el que trabaja, o más del doble que el presidente del Tribunal Constitucional? Porque tienen un convenio excepcional, muy ventajoso, aclaran fuentes de Fomento.

   Para explicar esta situación hay que remontarse a 1999, año en el que Aena y los 'señores del aire' firmaron un acuerdo tan provechoso para éstos que desde entonces su objetivo es renovarlo. Su vigencia expiró en 2005 y desde entonces se negocia la nueva regulación. Cada año los controladores mantienen la estrategia de alargar las conversaciones por medio de huelgas encubiertas. Y cuando llega el mes de marzo, el convenio se prorroga otro año más.

En realidad, lo perverso de esa regulación no es la cuantía del sueldo base, sino que otorga a estos profesionales la posibilidad de organizar su trabajo.  Ellos organizan los turnos, los accesos a los puestos de control, los ascensos... todo. En la práctica, esta manera de funcionar los habilita a cambiarse turnos entre ellos, acumular horas y llegar a juntar, por ejemplo, quince días libres compensatorios, en los que el controlador implicado puede decidir trabajar una de esas dos semanas. Y aquí llega el negocio: las horas extras se pagan con una generosidad extraordinaria y, dicen desde el Ministerio, suponen una media de 1.500 euros al día.

Pero hay casos aún más extraordinarios porque, según desveló Blanco en una medida de presión sin precedentes, hubo quien ganó 700.000 euros sólo por prolongar su jornada. Por supuesto, éste no es el perfil habitual. Es cierto que hay, por arriba, una elite de controladores compuesta por unas diez personas que ganaron en 2008 entre 810.000 y 990.000 euros; por debajo, en cambio, hay 50 que cobraron 100.000 euros.

Un buen sueldo, pero no tanto como para despertar las iras de la opinión pública. A la vista de todo esto no queda más remedio que preguntarse en qué estaban pensando los responsables de Aena cuando firmaron aquel convenio en 1999. Los actuales gestores no quieren criticar el pasado, creen que quizás sus antecesores no eran muy conscientes de lo que suscribían.

Otra pregunta es que si el convenio establece que sólo pueden hacer un máximo de 80 horas extras al año, ¿cómo entonces puede alguien ganar 700.000 euros? La respuesta está en el propio convenio, ya que permite trabajar más si se dan causas de fuerza mayor. Y cuando se trata de la seguridad de los aeropuertos, cualquier necesidad adicional entra en tal categoría.

De todos modos, hay versiones discrepantes sobre sus sueldos. ¿Quién miente? Según Fomento, los controladores suponen un gasto de 781 millones para Aena, lo que representa el 78 por ciento del coste de navegación aérea. Los controladores españoles cobran casi el triple que los británicos. El convenio fija un máximo de 1.200 horas de trabajo al año y el resto son horas extraordinarias.

La dirección ha presentado una propuesta que persigue aumentar la jornada laboral base para reducir las horas extraordinarias y bajar su precio. A partir del 1 de abril no se podrá recurrir a las horas extras para gestionar las operaciones porque concluye el pacto que se fijó para la extensión de la jornada laboral.

El endeudamiento de Aena ha pasado de 2.682 millones en el 2003 a 12.700 millones en el 2009 por las inversiones en infraestructuras. En cambio, según la Unión Sindical de Controladores aéreos, USCA, en los últimos años, los controladores españoles han trabajado un 40 por ciento más de horas que sus compañeros europeos. En ruta, la productividad española es entre un 40 y un 60 por ciento superior, mientras que en terminal sí que es inferior. Los costes (sueldos) por hora controlada son entre un 10 y un 15 por ciento menores que en el resto de países.

Lo normal es que se jubilen a los 65 años, pero existe la posibilidad de prejubilarse a partir de los 55. La jornada laboral cambia en función de cada aeropuerto y del tráfico que soporte, pero lo normal es que se rijan por turnos rotatorios. El convenio fija un máximo de 1.200 horas de trabajo al año, pero permite prolongar la jornada hasta 48 horas al mes. La ampliación voluntaria de horarios hace que se trabajen más de 1.700 al año y los sueldos de los controladores se disparen.

Según el ministro de Fomento, José Blanco, esas horas extras "se pagan a precio de oro". Y si hay que hacer horas extraordinarias es porque falta personal. ¿Por qué no se convocan oposiciones y se amplía la plantilla? En el Ministerio dicen que, por lo endiablado del convenio, aumentar personal supondría aumentar las horas extras. Además, más controladores en las condiciones actuales engordaría el déficit porque su productividad es la más baja de Europa.

Mantener este sistema llevará a la quiebra de la compañía, aseguran portavoces de Fomento. Por eso, el plan es bajar unos sueldos que representan el 70 por ciento de los costes de navegación, es decir, de lo que pagan las aerolíneas por el servicio y lo que, dicen las mismas fuentes, les desanima en ocasiones a abrir nuevas rutas. De fondo está la reforma de Aena prevista por Fomento, la entrada de capital privado y la necesidad de que se trate de una empresa saneada para que esto ocurra.

En este contexto, y en plena negociación, el ministro anunció hace unos días la sustitución de controladores en ciertos aeropuertos por un servicio alternativo y más barato. Una amenaza directa, cuyas consecuencias están aún por ver. ¿Cómo terminará este pulso? ¿Quién lo vencerá?

fuente:OTR/PRESS