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Martes, 19 Mayo 2009 19:05

James Hughes al mando del W Hotel de Santiago

 “En este negocio uno se hace conocer, y yo soy uno de los conocidos de la industria”. Sin sonar arrogante ni soberbio, el uruguayo James Hughes da justo en el clavo al resumir, en una frase, su trayectoria como gerente y administrador de hoteles.
Tras haberse graduado como administrador de empresas en Estados Unidos, para luego especializarse en marketing, Hughes aterrizó en Santiago en 1984 con un desafío claro: potenciar la marca Holiday Inn, en una ciudad que aún no pensaba posicionarse en los mapas de turismo de alto nivel del mundo.

En ese entonces, con un Santiago al cual llegaban pocos turistas y donde la competencia se daba entre el Sheraton, el Carrera y el Holiday Inn, a sus 28 años Hughes debió dar un giro y cambiar el formato, desde el Holiday Inn Cordillera, al Crowne Plaza.

Sería un precedente de lo que ha sido su trayectoria como gerente de hoteles: dar el "vamos" inicial a los mayores hoteles de Santiago.

Es justamente este sello el que vuelve a tomar el flamante gerente general del hotel W, perteneciente a la cadena Starwoods (la matriz de Sheraton) la cual eligió a la capital chilena como su primer destino en Sudamérica y, que al mismo tiempo, depositó en Hughes la confianza para echar a andar este proyecto.

  Una vez terminada su labor en el Crowne Plaza, y luego de un paso por Río de Janeiro, el ejecutivo volvió a Chile para abrir el mayor cinco estrellas existente a la fecha: el Hyatt.

No sería el único. Después vino la inauguración del Atton y, en 2002, la puesta en marcha del primer Ritz-Carlton de Latinoamérica, que de paso se transformaría en el hotel más lujoso de Santiago.

En este establecimiento estuvo hasta fines de 2008. Tentado por el desafío de comenzar otro cinco estrellas en la capital, Hughes tomó el mando del W, hotel que abrirá sus puertas el 1º de julio.

Con este nuevo trabajo está contento. Según él, el concepto W -nombre que deriva de que todo es "wow"- es algo que hasta ahora no se ha visto en Santiago. De diseño de vanguardia, juvenil y dinámico, como él relata, el W busca captar a personas entre 28 y 40 años de altos ingresos. El grupo etario que más se ha enriquecido en la última década.

Pero el desafío de dar el vamos al W Santiago no sólo pasa por hacer de este nuevo formato algo rentable. Además, está el hecho de inaugurar un complejo de estas magnitudes en un año de recesión, lo cual los obligará a iniciar una competencia con las otras cadenas. “No es que vayamos a abrir el hotel y traigamos más gente de afuera; estamos apostando a que vamos a “robar” clientes, a crear un nicho dentro de los pasajeros que vienen a los otros hoteles”, comenta Hughes.


El W puertas adentro

Con un 60% de la sociedad en manos de Territoria y el resto en la corporación Starwood, el W dotará a la capital no sólo de un nuevo hotel, sino además de varios otros hitos.

Entre ellos, la suite más cara de la capital chilena, con un costo de US$ 3.000 por noche. Un precio nada elevado, según Hughes, ya que él considera que Santiago debería tener precios aún mayores, dada la calidad de sus instalaciones.

Además de sus 196 habitaciones de lujo, el W podrá entregar servicio de primer nivel a las 46 residencias que se albergarán entre los pisos 12 y 21, las cuales son vendidas por Territoria.

Eso es la punta del iceberg. En los primeros niveles, el hotel tendrá un centro comercial con operadores como Bang&Olufsen, Brooks Brothers, North Face, Mac Store, Juan Valdez, y el Mundo del Vino.

A ello se sumarán tres restaurantes de lujo, incluido el conocido Osaka, y el primer Whiskey Blue de Sudamérica, una disco lounge de propiedad de los hermanos Gerber (herederos del imperio alimenticio para bebés).

Por último, el W tendrá diez salones para conferencias, y el mayor recinto del país, con 1.100 m2 y capacidad para 1.200 asistentes.

Fuente: Diario Financiero Online