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Domingo, 10 Agosto 2008 20:11

Revolviendo en el archivo

  Cuando iniciamos este sitio, hace más de dos años, publicamos un artículo con el título "Veteranos Abstenerse"  del cual, extrajimos el núcleo para compartirlo hoy, convencidos que por aquellas fechas, muy pocos de ustedes lo leyeron
Remontémonos a la mitad de los sesenta...

El Club del Clan, Palito, Nicky Jones y Violeta Rivas; Los Beatles nos cambiaban el peinado, la ropa y el oído; JFK ya había sucumbido; en vez de Irak, el objetivo comenzaba a ser Vietnam y se gestaba el mayo francés. Ni un shopping , ni un cinco estrellas; London París, Angenscheidt, La Madrileña, Aliverti y el inmenso Introzzi.Europa quedaba a 15 días... el Giulio Césare, el Augustus, el Cabo San Vicente, el Cabo San Roque, el Laennec, el Provence, prevalecían firmemente sobre los aviones a hélice de KLM, Lufthansa, Alitalia, Iberia, Air France, Swissair... los cuales posaban obligatoriamente en Dakar y demoraban treinta y pico de horas en la travesía... Todos esos transatlánticos y todos esos aviones, llegaban y salían desde nuestra capital...


Una mirada nostálgica

Cielmar operaba varios grupos por año a Europa; el Dr. Publio Vadora escribía con una pluma fuente decenas de cartas en papel avión reservando hoteles, autopullmans, restaurantes, guías locales, etc.; las ensobraba y me las daba para llevarlas al correo... Yo era el encargado de abrir la reja en la mañana, prender las estufas a gas, llevar a las compañías cada ficha de datos de cada venta y hacía los “reports” (liquidaciones quincenales a cada compañía en formularios “sábana” con varias copias y muchos carbónicos en máquinas de escribir con carros de un metro)...
Cambié de agencia y me especialicé en “sudamericano”... ahí además de vender, operaba... todos vendíamos. Pedíamos por operadora las llamadas a Mendoza, a Bariloche, a Córdoba, a Foz, a Porto Alegre; nos comunicábamos por télex y otra vez, las máquinas de escribir enormes y los rooming, las listas de pasajeros y... más carbónicos.
El Vapor de la Carrera depositaba los grupos en Buenos Aires y desde allí buses argentinos a todos los destinos; también había itinerarios atravesando el Río Uruguay... no había puentes, se cruzaba en balsa con bus y todo o, en lancha y trasbordo a buses argentinos... Las “comodidades” de los buses eran: asientos reclinables y calefacción (cuando funcionaba); la operación: una aventura, generalmente odiseas...


El Jet y, después... Bill Gates

Europa y el mundo se aproximaron a fuerza de turbinas; los barcos destinados para cruceros; aparecen las mayoristas y Mercedes Sosa nos dice “Cambia, todo cambia...”; muere el telex, nace el DDI, se crea el fax, la telefonía móvil y entra en escena, Bill Gates, con Microsoft bajo el brazo... Comienza el vértigo, la confusión y la locura; al diablo la siesta, la calma chicha y los protagonistas humanos... Vamos, venimos, probamos, tememos, nos temen, ganamos, perdemos, perduramos.

Entre todos los zapallos del carro, buscamos acomodarnos; dudamos en usar corbata o jeans y un día amanecemos tomando nota que en vez de mente, llevamos un disco duro... ignoramos cómo vino a parar adentro nuestro pero... comienzan a salir de nuestra boca términos como: arroba, e-mail, banner, check-in, clase viola, clase sara, all inclusive e... “iniciamos y cerramos sesión”... sin solución de continuidad.

SAH
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