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Domingo, 19 Abril 2009 19:05

Lo que acabó con los Habsburgo

 por María Elena Navas, BBC Ciencia
La dinastía de los Habsburgo fue una de las casas reales más importantes e influyentes de Europa durante más de 500 años.
A Carlos II lo llamaban El Hechizado, por sus múltiples trastornos y enfermedades. Pero cuando el rey Carlos II murió sin herederos en 1700, la rama española de la familia también llegó a su fin.

A pesar de mucha especulación, hasta ahora no se sabía con certeza qué fue lo que causó la extinción de la dinastía.

Ahora científicos españoles afirman que encontraron evidencia genética de que los Habsburgo llegaron a su fin por la alta frecuencia de cruzamiento entre individuos de la misma familia.

"Lo que hemos hecho es demostrar desde el punto de vista genético la hipótesis de que la dinastía se extinguió por un problema de consanguinidad", le dijo a BBC Ciencia el profesor Gonzalo Álvarez, quien dirigió la investigación en la Universidad de Santiago de Compostela, en España.

"En aquella época la alianzas políticas se sellaban con uniones matrimoniales. Y en este caso, las uniones matrimoniales condujeron a elevados casos de consanguinidad", explica el científico, cuya investigación aparece publicada en Public Library of Science PLoS ONE (Biblioteca Pública de Ciencia).

"Así que la práctica de casarse entre primos, tíos y sobrinas, etc., que se pensaba podría mantener el poder dinástico, condujo al fin de la dinastía"


Nivel consanguíneo

Nos gusta pensar que de alguna manera hemos desvelado la naturaleza del hechizo de Carlos II, una naturaleza provocada por los efectos de la consanguinidad, comentó el Prof. Gonzalo Álvarez.

El equipo del investigador, que además de genetista es aficionado a la historia, utilizó información genealógica de Carlos II y 3.000 parientes y antepasados procedentes de 16 generaciones.

Con estos datos calcularon el coeficiente de consanguinidad de cada individuo.

Este coeficiente es un valor que indica la probabilidad de que un individuo reciba dos genes idénticos por descendencia debido a la cercanía de sus padres.

"Lo que pudimos demostrar es que los coeficientes de consanguinidad llegaban a niveles muy altos a medida que pasaban las generaciones.

"El valor de Felipe I, el fundador de la dinastía, es de 0,02 y el de Carlos II, quien marca el final de la dinastía, de 0,25, lo cual quiere decir que se espera que el 25% de su genoma sea homocigótico, (dos copias idénticas de genes), lo cual lo hace propenso a manifestar enfermedades de tipo genético", explica el científico.

Muchos de estos valores de consanguinidad son consecuencia de cruces entre primos, tíos y sobrinas, primos segundos, etc.

Los científicos encontraron que entre los Habsburgo, nueve de los 11 matrimonios que tuvieron lugar durante 200 años fueron consanguíneos, incluidos dos de tíos y sobrinas, uno entre primos y uno entre hermanos.


El hechizado

Los Habsubrgo se extinguieron en España debido a su alto nivel de consanguinidad genética.
Pero hay otro factor que también influyó en la extinción de los Habsburgo: la llamada consanguinidad remota.

"Esto es el hecho de que antepasados bastante lejanos también están contribuyendo a la consanguinidad de los individuos", señala el profesor Álvarez.

"Porque en aquella época todas las dinastías europeas estaban conectadas unas con otras, así que también contribuyó esa consanguinidad arrastrada", agrega.

"Estos dos factores sumados contribuyeron a que individuos como Carlos II tuvieran una consanguinidad altísima, que en términos biológicos equivale a la que tendría un niño nacido de un matrimonio entre hermanos, o entre padre e hija", explica el experto.

Además de Carlos II, el otro Habsburgo con un alto coeficiente de consanguinidad fue su abuelo, Felipe III.

El científico afirma que este alto nivel de consanguinidad de Carlos II puede explicar su mal estado salud y la impotencia e infertilidad que impidió que tuviera descendientes de sus dos matrimonios.

"Otra parte de nuestro trabajo consistió en analizar si Carlos II pudo haber sufrido alguna enfermedad genética de las que hoy conocemos debido a su alta consanguinidad, y explicarnos las múltiples enfermedades que el rey manifestó a lo largo de su vida" señala e investigador.

"En la historia de España a Carlos II se le conoce como El Hechizado, pues parecía que tenía efectivamente un hechizo, porque tardó mucho tiempo en andar y en hablar y pasó los últimos años de su vida postrado en la cama porque no se podía mantener en pie".

Los investigadores descubrieron que dos enfermedades genéticas que se conocen hoy en día (deficiencia de hormona pituitaria y acidosis renal tubular distal) podrían explicar la totalidad de los síntomas clínicos que Carlos II manifestó a lo largo de su vida.

"Así que nos gusta pensar que de alguna manera hemos desvelado la naturaleza del hechizo de Carlos II, una naturaleza provocada por los efectos de la consanguinidad", concluye el profesor Álvarez.

Fuente: BBC Mundo