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Jueves, 16 Agosto 2007 10:51

UN DIA EN COLONIA DEL SACRAMENTO

Colonia del Sacramento, pequeña ciudad perteneciente a la Republica Oriental del Uruguay. Lugar pintoresco ubicado en la ribera norte del Río de la Plata donde el arte y el buen gusto están presentes continuamente.

Arribé al puerto de Colonia y luego de pasar por la aduana ya estaba en condiciones de transitar sus calles. Caminé aproximadamente cinco cuadras hasta llegar al casco histórico, allí observé la puerta de la antigua fortaleza, la gran muralla que obraba de defensa en el pasado y algunos cañones del periodo colonial. Las calles empedradas y la arquitectura colonial perfectamente conservadas son un verdadero monumento histórico.

Al llegar a la plaza mayor daba comienzo la representación de un cambio de guardia del ejército español, alrededor de ella varios carros antiguos tirados por caballos paseaban a los turistas, todo el conjunto me transportó al pasado inmediatamente.

Cercanos a la plaza nos existen varios restaurantes, un paseo de tiendas de arte, el museo portugués y el museo municipal, lindante a ésta se halla la "calle de los suspiros" , una linda calle para quemar algo de película y observar añejas construcciones bastante bien conservadas. Otros lugares para visitar son El Faro y la Iglesia Matriz del Santísimo Sacramento construida en 1860, siendo ésta la iglesia más antigua de la Republica Oriental del Uruguay.

Aproximadamente a cuatro kilómetros de la plaza mayor se sitúa la Plaza de Toros , un lugar atípico en estas pampas que me hizo pensar en la obstinada costumbre que tienen los rioplatenses de copiar ideas europeas muchas veces las menos civilizadas. El recorrido hasta la Plaza de Toros opcionalmente puede efectuarse caminando o en bicicleta bordeando la costa del río, yo lo realicé caminando y encontré varios lugareños de amable charla siempre dispuestos a ayudar al viajero.

En una de esas charlas Juanita  me manifestaba sobre la decadencia que había sufrido la ciudad luego que políticas neoliberales aplicadas en el país tuviesen como uno de sus funestos efectos la reducción de personal en la fábrica textil donde ella había trabajado por más de 20 años.

JCAMPOS