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Jueves, 02 Julio 2009 03:33

Elecciones en Argentina: ¿Qué nos dejaron?

por Luis Alejandro Rizzi
desde Buenos Aires

Esta vez la liturgia electoral, entendida como el orden y la forma en la que se llevan a cabo las ceremonias del culto democrático o como el ritual de uno de sus actos esenciales se apartó de la ortodoxia moral y ética, el fundamento último de las conductas personales.

La campaña electoral equivale al ritual de la palabra es el momento en que los candidatos exponen sus ideas a consideración de la ciudadanía.
El hecho de participar en la campaña crea una suerte de vínculo entre el candidato y el ciudadano, no solo en cuanto la eventual asunción del cargo sino en cuanto al respeto de las ideas expuestas. Quien no asume se comporta como una “tránsfuga”. Rompió una lealtad.
Ya sabemos que muchos postulantes elegidos por la ciudadanía no asumirán el cargo para el que fueron votados.
Es cierto, actuaron dentro de la ley, pero también es cierto que mintieron y hasta ahora ninguno de ellos ha pedido, cuando menos, disculpas o ha dado muestras de arrepentimiento por su conducta falaz o embustera.
En fin es como si en el ritual católico la misa fuera celebrada por falsos sacerdotes.
Yendo al fondo de la cuestión electoral se advierte que disminuye la cantidad de votantes, no en la magnitud que surgieron de las primeras informaciones que ubicaba la participación por debajo del 60%, pero la más baja desde 1983.
No se puede negar que la dirigencia política se viene renovando incluso los Kirchner a nivel nacional se habían presentado como la renovación o la nueva política como les gustaba decir.
Han aparecido nuevos políticos pero en la mayoría de los casos portando viejas ideas y lo que es peor esclavos de ideologías que desde el vamos los alejan del dialogo político.
Otros si bien son portadores de nuevas ideas o mejor dicho de las ideas que marcan la altura del tiempo que nos toca vivir, pareciera que temen exponerlas con claridad.
Otra cuestión grave es la debilidad de los partidos políticos dominados por personalismos o caudillos que diluyen la identidad partidaria e impiden la competencia para acceder a la postulación electoral.
En estas elecciones pasadas todos los candidatos fueron elegidos en la penumbra, ninguno participó en una elección interna o por lo menos tuvo oportunidad de exhibir su trayectoria.
Es cierto que el adelantamiento del acto electoral, recordemos que se debió haber votado el 30 de octubre próximo, restó tiempo para otro tipo de selección pero nadie intentó hacer algo diferente. El dedo fue el elector indiscutido.
El proceso democrático exige una previa selección antes de las elecciones generales, práctica virtualmente inexistente en nuestra política. Este vicio aparentemente parecería que va en vías de corrección según lo han declarado varios de los legisladores elegidos.
Es obvio que la selección previa a su vez redundará en el fortalecimiento de los partidos políticos
Otra obsolescencia es el sistema electoral que consiste en papeletas y urnas de cartón y conteo personal de los votos.
Vicios al margen, lo cierto es que a partir del 10 de diciembre próximo, fecha de asunción de los nuevos legisladores, tendremos un nuevo congreso que necesariamente deberá recurrir a la negociación política para lograr mayorías suficientes para la aprobación de las nuevas leyes o derogación o modificación de otras que resultan irritativas como la delegación de superpoderes o la modificación del Consejo de la magistratura que ha quedado convertido en un cuerpo policíaco al servicio del poder político de turno.
La cuestión es determinar como se deberá priorizar la negociación política a la que hice mención, dicho en otras palabras habrá que separar lo esencial de lo accesorio, caso contrario toda negociación será imposible y el congreso podría quedar paralizado lo que justificaría que el oficialismo recurra a los decretos de necesidad y urgencia para suplir la inactividad legislativa.
La primera cuestión que se deberá enfrentar es que no se debe pensar ni en la década del 70, del 90 o la primera del 2000, a lo sumo el pasado se debe tener presente para evitar cometer los mismos errores y aprender de sus consecuencias.
La segunda cuestión que en verdad forma parte de la anterior, consistiría en asumir compromisos ante la sociedad garantizándose por todos los legisladores sin distinción de banderías partidarias el respeto a la constitución y a los derechos y garantías en ella consagrados. Dicho en otras palabras a las llamadas libertades básicas: libertad política o derecho a votar y desempeñar cargos públicos, libertad que incluye las elecciones primarias en los partidos políticos.
Libertad de expresión y reunión; libertad personal que exigirá la represión del “escrache”, mediante la imposición de penas ejemplares a los que incurran en esas ominosas prácticas de tinte totalitario.
El derecho de propiedad personal hoy vulnerado mediante el sibilino método del acoso estatal por si o por terceros.
El caso de Aerolíneas Argentinas fue un caso emblemático, se omitió reglamentar la emergencia aeronáutica, se congelaron las tarifas de cabotaje, se recurrió al acoso gremial tolerando todo tipo de acción sindical para finalmente incumplir acuerdos firmados y apropiarse de la empresa sin que haya finalizado el proceso de expropiación con el agravante que se asumieron sus pasivos y se debe recurrir a fondos públicos para financiar su supervivencia.
Con este precedente quien tendrá voluntad de invertir en el país. No hay que olvidar que los dueños de AEROLÍNEAS ARGENTINAS también hicieron de las suyas pero la justicia comercial legitimó sus maniobras y el estado desistió de una acción entablada antes que se contestara la demanda. (sic)  
También hay otros casos como el de “TELECOM” que luego de las elecciones pasadas, la venta forzada del paquete accionario en propiedad de TELECOM ITALIA podría pasar del grupo EURNEKIAN al grupo CLARIN lo que podría significar también el ocaso de su “CEO” como mentor empresario del gobierno.
La competencia por ese paquete accionario no se libra en un juego licitatorio genuino sino en el poder que se obtiene de ser afín o contrario al gobierno vencido el 28 de junio pasado. Esa operación servirá como test para otros negocios y para medir uno de los preferidos métodos “K”.
Logrado el acuerdo sobre el respeto a esos derechos básicos, corresponderá abordar otras cuestiones que demuestran su alarmante fragilidad, tales como seguridad, salud pública y educación.
La seguridad está en tela de juicio y existe una creencia generalizada, difícil de probar, en el sentido que la política se financia en parte mediante la protección de ciertas actividades ilícitas como tráfico de drogas, prostitución y desarmaderos de vehículos robados. La gente común sabe donde están estos focos de inseguridad por tanto parecería que la tarea para garantizar mayor seguridad no resultaría tan complicada si se toma la respectiva decisión política demorado a lo largo de los años.
La salud pública muestra una precariedad alarmante, que no solo se manifiesta por la condición edilicia de muchos hospitales sino por la falta de insumos y por las demoras que deben sufrir los pacientes para ciertos tratamientos. Al margen la precariedad se pone de manifiesto ante ciertas epidemias como el dengue lo que puso de manifiesto la falta de prevención como ocurre con otras enfermedades desterradas que vuelven a aparecer en el siglo XXI.
Finalmente la educación es otra cuestión preocupante no solo también por la cuestión edilicia sino por su baja calidad y los permanentes conflictos que repercuten en la mala formación de los alumnos. Los maestros y profesores han perdido el respeto de la sociedad quizás también porque sus acciones gremiales han dado muestras de una degradación inaceptable para ese sector. Tengamos en cuenta que gran parte de la docencia gremial ha trocado su nombre por el de “trabajadores de la educación”.
Estas cuestiones no se podrán resolver durante el periodo de un solo gobierno, necesitaran políticas acertadas y coherentes a lo largo de varios gobiernos por ello el consenso es esencial para implementarlas como políticas de Estado como gusta decirse.
Luego en cada una de estas cuestiones vendrán los contenidos que seguramente será fuente de discusión y debate en los que debe prevalecer la buena fe y la voluntad de acordar y sobre todo será definitorio el rol que se le asigne al estado en cada cuestión.

Un escalón mas abajo vendrá la cuestión de los servicios públicos y su forma de prestación y especialmente la cuestión tarifaria.
La relación eficiencia y calidad tiene un costo y habrá que fijarla sobre lo que se pueda pagar. Un caso lamentable fue el intento de construir un tren de gran velocidad cuando los existentes solo pueden avanzar a un promedio de 30 o 40 km por hora.
En esta cuestión desde ya se advierten posiciones que hoy parecen irreductibles entre los que piden “estatismo” y los que piden “privatizar”
El acuerdo se podrá lograr sobre bases objetivas y pudiera ser que algunos servicios deban ser prestados por el estado y otros no.
En el primer presupuesto habría que convenir en que las designaciones de los respectivos gerenciadores tendrían que hacerse sobre bases de estricta idoneidad acreditada, dejando de lado el favoritismo político partidario. En el segundo el estado tendrá que comportarse como verdadero controlador de los servicios concesionados.
Si pudieran lograrse estos acuerdos podríamos creer en el “milagro argentino”; si no se lograran seguiremos orillando el camino de la fatal intrascendencia echándole las culpas al FMI, “al imperio”, “al capitalismo” o vaya uno a saber a que pobre santo…
Para ello también será decisivo que nuestra presidenta deje de sentir orgullo por comportarse como una vulgar maestra de Siruela, ese pueblo español que creó el refrán que dice “…no sabía leer y puso escuela…”, que deje un poco de ser “hegeliana” ya que se confunde entre lo racional y lo real aunque yo diría que para ella mas bien la confusión se da entre lo “irracional y lo real” y con mas propiedad  entre “la alucinación y la realidad”.  Habría que ver que ediciones o que digestos leyó de Hegel porque dicen que también las hay “truchas”
Ella cree en definitiva que sus alucinaciones son consecuencia de su sabiduría…ante sus pobres súbditos que son engañados por las duras sombras de la realidad como me dijo Carlitos, el lindera de la Plaza Alberti de Belgrano, que sin tener las más puta idea de quien fue Platón… me dijo “…pobre mujer la engaña la realidad…”.

Va de suyo que el estado debe ser garante, las dudas vendrán en torno a la implementación lo que tendrá que ver con los recursos disponibles y la forma de asignarlos.