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Lunes, 20 Julio 2009 03:18

Soliloquios y diálogos

por Luis Alejandro Rizzi
Es sabido que el soliloquio es una suerte de reflexión a solas, es como pensar en voz alta, por el contrario el diálogo se practica entre un mínimo de dos personas que van exponiendo sus ideas, sus convicciones con la obvia intención de llegar a la verdad.



 Por ello el diálogo lleva un ingrediente esencial que es la buena fe.
Se puede dialogar con mala fe pero en este caso no se busca la verdad sino obtener ventajas circunstanciales o tácticas, es lo que hacían y hacen los sofistas.
El gobierno parecería que hasta ahora no ha comprendido el resultado de las elecciones del 28 de junio pasado, primero lo minimizó , se había perdido por “unos votitos”, luego la Presidenta intentó convertir la derrota en una suerte de victoria elevando el “birlibirloque” a nivel de ciencia y nos explicó que comparando la relación de votos entre esa elección y la de 2007 en realidad habían ganado, mas tarde salieron en busca de los traidores que le hicieron perder la elección que  aparentemente habían ganado y ahora parecería que están en la etapa de ganar tiempo para permitir el reagrupamiento que sigue a las derrotas y sobre todo para saber quienes están de un lado y quienes del otro obviamente dentro de eso que se sigue llamado “oficialismo KK”.
El llamado al “diálogo” parecería que mas que estratégico es táctico por ello no ha despertado entusiasmo en la sociedad.
Por ahora el diálogo se asemeja mas a una suma de soliloquios que es algo muy distinto porque en el “soliloquio” se reflexiona en voz alta, pero no se escucha, a lo sumo se escucha uno mismo con lo que solo se logra justificar el propio convencimiento o las propias creencias.
Ya tenemos algunas pruebas el llamado al “diálogo” implicaba una predisposición, un espíritu, una actitud que hasta ahora no pudo demostrar el oficialismo convocante.
Cada parte debía llevar su agenda y establecer un acuerdo sobre los temas a tratar y las respectivas prioridades.
El diálogo implicaba una pausa ya que durante su transcurso se suponía que no se tomarían decisiones que pudieran resultar dañosas o irritativas. En cierta forma el diálogo debía imponer un lapso de neutralidad
El diálogo exige respeto y consideración por el otro. En el diálogo debe haber empatía ya que la plática debe transcurrir comprendiendo el lugar del otro. La oposición debe ponerse en el lugar del oficialismo y viceversa.
Sin embargo esta regla elemental de la buena fe no se respetó y nos encontramos con un flamante  ministro de economía que ajeno al diálogo ratifica la gestión de funcionarios cuya idoneidad iba a ser cuestionada severamente, tal el caso de GUILLERMO MORENO, Secretario de Comercio.
En verdad el cuestionamiento a GUILLERMO MORENO no es algo personal, sino que en verdad se cuestiona la ingerencia de NESTOR KIRCHNER en el gobierno del país a través de funcionarios que únicamente responden a él pasando por alto la investidura presidencial.
Hablando sin hipocresías el tema esencial del diálogo es lograr el restablecimiento de una gestión presidencial dentro del marco institucional, en el que la relación de familia no esta contemplada.
Si pensamos, sin ingenuidad, con realismo, el diálogo tiene una condición de cumplimiento imposible  ya que no se advierte el modo en que Néstor Kirchner podría ser apartado de las decisiones del gobierno, salvo que el “diálogo” constituya una mera táctica para dejar el gobierno, posibilidad que no debería descartarse.
La otra cara del diálogo, tiene que ver con las dolorosas decisiones que se deberán tomar en el campo de la economía y va de suyo que el oficialismo pretende que la iniciativa en ese sentido parta de la oposición para depurar sus responsabilidades y culpas.
La baja de retenciones cambiarias o derechos de aduana a la exportación por ejemplo y aumento de coparticipación federal parecen decisiones contradictorias con la real situación de las finanzas públicas y de la caja política, dos cosas diferentes.
La primera tiene que ver con el financiamiento del estado y el cumplimiento de sus obligaciones y la segunda con la posibilidad de conservar y destruir poder por parte de los “KK”.
El oficialismo pudo hacer gala de resultados “chinos” en mérito al esfuerzo de la agroindustria que representó más del 30% del PBI, el 35% del empleo y mas del 50% de las exportaciones, pero no tiene como justificar el aumento y destino del gasto ya que no existen las obras o mejoramiento de los servicios que permitieran hablar de verdadera “inversión” por el contrario el deterioro es permanente.
El gasto estuvo orientado a la confección de una trama de poder partidario y faccioso que el pasado 28 de junio comenzó a crujir anunciando el comienzo del “post kirchnerismo” como le gusta decir a Mariano Grondona.
Es probable que los “KK” quizás hayan representado el último acto de un modo de hacer política, lo que no quiere decir que el próximo sea mejor.
En definitiva este llamado al “diálogo” que por ahora parece mas una suma de soliloquios, no entusiasma ya que la total carencia de credibilidad y confiabilidad del oficialismo “KK” necesitaba hechos muy fuertes para hacer de este llamado una cuestión convincente.

En ese sentido Lilita Carrio vio “debajo del agua” y quizás su “mutis” resulte comprendido mas adelante una vez que se conozca el diario del lunes como se suele decir.
La oposición tiene la obligación de plantear su agenda de temas públicamente, no se trata de agenda abierta ni condicionamientos, se trata de los problemas de la gente, con las respectivas propuestas y consecuencias, hasta ahora no lo hizo y allí radica también su falencia. No se cuanta veces habrá que repetirlo pero los problemas no se solucionan con solo enunciarlos.
No se trata de los problemas de unos y otros para eso está el psicoanálisis.
Para los problemas de la gente está la política que hasta ahora solo se presenta con formas grotescas o ridículas, a veces tragicómicas, como sainete, pero que en vez de divertir preocupa y entristece.