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Domingo, 27 Septiembre 2009 19:03

Ética de la convicción y ética de la responsabilidad en la Argentina actual

por Luis Alejandro Rizzi
desde Buenos Aires

Un lector del Portal me recomendó la lectura de un ensayo de MAX WEBER que se llamó “La política como profesión” que creo haber leído cuando andaba por los 15 años y que desde entonces se ha convertido en una suerte de libro de cabecera que vuelvo a leer cada tanto, siempre está a mano.


En ese trabajo Max Weber planteaba que “Hay que comprender que toda acción éticamente orientada puede seguir dos máximas fundamentales diametralmente opuestas: puede seguir una “ética de la convicción” o “una ética de la responsabilidad”, sin embargo al final de su ensayo considera complementarias a estas dos éticas
Personalmente desde que leí por primera vez el ensayo creí que en verdad en la vida hay una sola ética que es la ética de la responsabilidad que desde el más puro sentido común implica la obligación de asumir las consecuencias de los propios actos.
Con esto quiero decir que no hay “responsabilidad” sin “convicción” y el límite de la “convicción” está en la prudencia, esa virtud cristiana tan devaluada en este momento de la vida en la que se confunde la “prudencia” con la estupidez o la zoncera. La prudencia es esa virtud que modera nuestras acciones. Diría la prudencia nos permite adaptar nuestras convicciones a la realidad de la vida.
La “convicción” está conformada por una o mas ideas en las que uno cree profundamente, es la opinión arraigada en el carácter, es una suerte de seña personal, quizás GARCIA MORENTE hubiera dicho que la convicción define el estilo de vida de una persona, que es esa cualidad espiritual que no solo distingue un ser de otro sino el que mejor define el concepto de nacionalidad.
En el lenguaje de MAX WEBER la “convicción” sería lo imposible, lo utópico, pero también nos dice que es lo que nos permite lograr lo “posible”.
En cierta forma concuerda con CHESTERTON, en la que para mi es su mejor obra “ORTODOXIA”, en la que desde otra perspectiva nos dice que lo ideal o hipotéticamente lo imposible se puede alcanzar si hay fidelidad a la “convicción” o coherencia con los propios ideales.
Quizás donde aparece muy clara esa  distinción entre las dos éticas sea en MACBETH al que las brujas le inculcan la “convicción” que puede llegar a ser rey y en consecuencia para él y lady Macbeth todo medio, incluido el crimen, que le permitan alcanzar el trono, será legítimo.
“Quisieras conseguir por medios lícitos un fin injusto y coger el fruto de la traición sin ser traidor”. En esta tragedia Shakespeare nos describe con máxima crudeza las consecuencias del principio que dice que el fin justifica los medios.
Sin embargo a MACBETH lo acosan las consecuencias del crimen que cometerá para alcanzar el trono y le dice a su mujer “…la ambición me impele a escalar la cima, ¿pero rodaré por la pendiente opuesta? La consecuencia de su acto lo aterra.
Max Weber decía que la violencia es el medio decisivo de la política y esa “ética de la convicción” puede llevar a admitir el principio que “el fin justifica los medios” como en la tragedia de Macbeth y Lady Macbeth.
En verdad diría que lo ético y moral es admitir que el fin impone medios y quien no está dispuesto a asumir esa responsabilidad, actúa sin ética ni moral.
Este es el dilema del político que vive para la política, no del político que vive de la política que seria el político prebendario que tanto abunda en el mundo. Para este tipo e políticos el dilema no existe.
En la Argentina, nuestros políticos no dudan en ejercer abusivamente el poder, pero no tienen disposición ni actitud para hacer lo que deben. No le temen al abuso y le temen al uso del poder.
Quien viviendo para la política  alcanza representaciones políticas tiene que estar dispuesto a asumir las atribuciones, ejercer las facultades, cumplir con las funciones y ejecutar los actos propios de su cargo. Quien asume como Juez debe estar dispuesto a dictar sentencias, quien asume como Presidente o jefe de gobierno, debe estar dispuesto a ejercer todas las facultades que son consecuencia de sus atribuciones, es decir debe cumplir con su función respetando los principios de la ética de la responsabilidad. El ciudadano debe comportarse también aplicando la “ética de la responsabilidad” en cada uno de sus actos, de modo que su comportamiento sirva de ejemplo al prójimo.
En la Argentina de hoy se respeta la “ética de la responsabilidad” cabe preguntarse al llegar a este punto.
Mi respuesta es negativa, pero al mismo tiempo quiero decir que todos los argentinos actuamos aplicando lo que llamaría la “ética de la irresponsabilidad” unos con mas y otros con menos responsabilidad.
Somos una sociedad que reclamamos derechos aunque diría el ejercicio abusivo de los derechos y asi en nombre de las mejores virtudes nos convertimos en personas perversamente despóticas cualquiera sea la causa que se defienda. Usamos las mismas malas prácticas y nos molesta su ejercicio por parte de los otros. La razón y la justicia se asemejan mas a un derecho de propiedad que a una virtud, la justicia y la razón se trata de algo propio que no admite discusión ni siquiera pueden ser expropiadas...
Esto se ha hecho evidente por quienes cortan el puente Gral. San Martín que ya han dicho que solo respetaran un fallo favorable del tribunal Internacional, un fallo contrario a sus pretensiones sería injusto e ilegítimo y porque no corrupto.
Todo se ha igualado en el nivel mas bajo, la sospecha, la desconfianza y el recelo se han convertido en nuestras virtudes y aquello de “…por algo serᅔ nos sirve para explicar y justificar lo bueno y lo malo, dejando siempre ese pícaro margen de duda. Si te fue bien a quien habrás coimeado y si te fue mal fuiste tan boludo que no supiste coimear…
“…Por algo serᅔ que te fue bien o mal…diremos sin ponernos colorados
La buena fe se la confunde con la idiocia, con la zoncera y la viveza criolla se la eleva a una categoría superior de excelencia. Hemos llegado al colmo de candidatos a jueces que recurrieron al “copiado” en los exámenes de selección, personas que ocuparon bancas en la cámara de diputados para decidir una votación sin ser diputados, personas que admiten designaciones para ejercer funciones que desconocen y para la que carecen de la debida “idoneidad” asumiendo complicidades con la persona que la designa convirtiendo así los distintos cargos en sucursales del gobierno de turno.
Asi podríamos seguir armando una lista que no tendría final…
La pregunta clave es porque llegamos a este punto, lo cierto es que todos nuestros gobiernos han sido fiel reflejos de nuestras mejores virtudes.
Dejemos toda hipocresía de lado, los gobiernos militares, ahora llamadas “dictaduras” fueron anhelados por la sociedad y siempre los militares fueron incitados a salir de los cuarteles por llamados de políticos y civiles.
Pongo un ejemplo la Revolución del 16 de septiembre de 1955 tuvo un consenso mayoritario de la sociedad que el 23 siguiente, colmó la PLAZA DE MAYO y sus adyacencias. Yo estuve ese día en la Plaza. (La verdad sin saber porqué)
Pocas voces salvo la de MARCELO SANCHEZ SORONDO se levantó inmediatamente contra los fusilamientos de 1956 en una nota publicada en el periódico AZUL y BLANCO titulada “Ante los fusilamientos” que le valió su primera clausura, no lo hicieron ni unos ni otros. El propio Rodolfo Walsh encontró refugio en las páginas de ese periódico donde fue anticipando los terribles hechos de los que luego se llamó operación masacre.
Pero no nos engañemos hubo políticos que escribieron “letra con sangre entra”, y otros mas moderados pedían solamente algunos fusilamientos, eso si por lo bajo con razonable hipocresía.
Arturo Frondizi ganó las elecciones de 1958 y fue víctima de todos aquellos que no soportaron que hubiera ganado con el voto peronista que no vacilaron en recurrir a los militares para debilitarlo a lo largo de cuatro años mediante un sinnúmero de planteos.
El gobierno del Dr. Illía fue acosado por todos sus adversarios civiles con la excusa que había ganado por muy poco y con muy pocos votos y otra vez los militares eran tentados para que asumieran nuevamente el gobierno en medio de refriegas de palacio entre dos bandos que se denominaban “azules” y “colorados” que llegaron al grotesco de prolongar conflictos que eran detallados mediante sendos “comunicados” que  se numeraban hasta llegar a los números decisivos de 150 y 200 que sirvieron para expresar doctrinas que jamás pudieron llevar a la práctica.
Más tarde Cámpora y Perón ganaron con mayorías decisivas, pero el primero de ellos originó una tremenda división dentro del propio partido ganador que excedió los limites de la institucionalidad para convertir a la subversión en un bando beligerante dentro de un estado de derecho, precario por cierto, pero estado de derecho al fin.
El propio Ricardo Balbín en 1976 le dio a las fuerzas armadas una suerte de bendición cuando por todos los medios y ante las horas dramáticas que vivía la república dijera “No tener soluciones”. Con ello no quiero hablar de complicidades sino que el gobierno civil y democrático cayó por sus propias “virtudes”. En este caso el propio peronismo nos condujo al abismo.
La restauración democrática nos dejó dos gobiernos que no pudieron terminar sus periodos y en el caso de De la Rua abatido a fines de 2001 no olvidemos que la política fue protagonista de un nuevo “golpe institucional” como se lo llamó.
La política advirtió que se podía cambiar un gobierno sin elecciones. ¿O no?
Esta es en muy estrecha síntesis nuestra “ejemplaridad”. Los argentinos somos desmesurados queremos todo al mismo tiempo y ello nos lleva a no tener nada.
Para los argentinos la ley no es una ordenación racional establecida por el gobernante para promover el bien común como enseñó Santo Tomas, por el contrario la ley es una ordenación totalmente arbitraria para favorecer o agredir a determinados sectores o intereses,  obtenida como sea.
La obediencia debida dejó de ser una regla de disciplina militar, se ha convertido lamentablemente  en una regla democrática…
En este momento crucial es la docencia, primaria secundaria y universitaria la que nos debería llevar a una nueva ejemplaridad mientras ellos incluidos los alumnos, usen los mismos métodos que los demás las cosas seguirán empeorando.
Creo que ese ambiente tiene mayores responsabilidades, ¿actuarán de acuerdo a la “ética de la responsabilidad”?
Por lo menos deberían ser los profesionales del arte de “pensar” actividad muy olvidada en la Argentina.
Soy optimista…moderado, pero optimista al fin