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Viernes, 08 Febrero 2008 21:27

El Bluff Amengual del vuelo 230 de Pluna

 08 FEB 08 PDU
En la edición de hoy, de Enfoques, se publica un artículo firmado por Javier Lifa. En el mismo, el lector de los colegas, se refiere a una parte de la respuesta a la supuesta Cristina Amengual escrita por el piloto Carlos Coeff,

en la que éste, utiliza un adjetivación para los argentinos, que no compartimos en su momento, ni ahora obviamente. Por la inmediatez de la edición anterior, no habíamos tenido la oportunidad de hacer esa salvedad. Como el texto del señor Lifa, reúne prácticamente nuestro pensamiento, nos sumamos a su reflexión y la compartimos con nuestros lectores.
 
El artículo tiene un copete de la redacción de Enfoques que dice:
"Javier Lifa, reconocido especialista internacional en temas aeronáuticos, nos dedica unos minutos de su tiempo y nos escribe".

Estimado Ricardo:
Deploro desde mis entrañas el bluff Amengual, que merece un desagravio para enfoques. Por mi parte, acabo de buscar en la guía telefónica argentina en Internet y no figura ninguna Cristina Amengual. Cristina A. por este lado del río, aunque vaya uno a saber (la terminación .br de su supuesto e-mail me dice que es del Brasil).
A la vez, como aeronáutico de larga data, mate y cable que soy, comparto plenamente los comentarios de Carlos Coeff.
Sus palabras son también las mías, si él me lo permite.
No obstante, me molestó su descripción de lo que él define como “comentarios estúpidos de muchos argentinos que no soportan la belleza natural y la belleza humana que a pesar de todo conservamos en la mayor parte de nuestra gente.” Que uno solo de nosotros haya hecho algún comentario así, no sólo no lo dudo sino que lo aborrezco.
Sin embargo, hay que comprender que los argentinos no tenemos a la estupidez como vocación. Tampoco nuestros estúpidos son más estúpidos que los estúpidos que habrá en el querido Uruguay. Es sólo que tenemos más habitantes, por lo cual la probabilidad de encontrar estúpidos en Argentina es mucho mayor. La realidad de mi país, tanto reciente como presente, respalda esto que digo.
Ahora bien, la mención de los “comentarios estúpidos de muchos argentinos” (obviamente también los dicentes son estúpidos y en esto coincido) no debiera opacar la actitud fraterna de tanta gente nacida en mi tierra (me atrevo a pensar que la mayoría), que es también la tierra de muchos uruguayos. Es gente que no hace ruido, no corta rutas ni calles sino que tiende, incansable, puentes entre dos naciones hermanas. En mi árbol genealógico hay europeos que residieron en el Uruguay e, inclusive, aunque lejano, un presidente uruguayo.
Las peleas, la envidia, los celos y recelos son comunes entre hermanos y el vínculo profundo, subyacente, es aquel que, el día en que se acallan las tormentas, permite dialogar, confesarse y reconciliarse. No van a ser los piqueteros quienes lo intenten, mucho menos quienes lo logren, sino quienes en silencio casi impotente esperamos que el tsunami de la idiotez abandone nuestras playas.
Fraternalmente,
Javier A. Lifa