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Martes, 19 Febrero 2008 20:42

Cuento frívolo: "Visítenos por la web"

 por El Negro

19 FEB 08 PDU
"Hola, buenas tardes, soy periodista de Uruguay, quiero visitar el hotel y tomar algunas fotos", dije, agobiado por los dos metros del security de la puerta y el exceso de madera y oscuridad del pasillo de ingreso.

La "girl in black" desde un atril de recepción, con voz de PC, respondió: "Puede pasar, con mucho gusto, camine hasta el final del pasillo, allí verá una exposición sobre Nueva York, pero, no puede tomar fotos ni videos. Eso sí, le invitamos cordialmente a visitarnos en nuestra página web, aquí tiene la dirección".

Por unos segundos intenté adivinar la frase que pronunció para su interior, a continuación de la "b" final de web...luego de mirar sus ojos, llenos de esa expresión de contenido fastidio con la cual te miran en estos sitios, cuando no vas a consumir.

En un acto que creo, debe haber escapado al protocolo asignado y a todos los márgenes de generosidad permitidos, me entregó ¡dos tarjetas del Faena+Universe!.

Caminé el pasillo y como Tito Cabano, aunque con mi ñata lejos del cristal, vi a la izquierda un restaurante con mesas altas de madera y copas grandes, muchas copas grandes y candelabros y sillas  altas y alfombras, tapices, y decoración recargada al igual que en el bar que estaba unos metros más adelante pero a la derecha, con una barra importante y un despliegue de belle époque que lastimaba los ojos; al menos, mis simples ojos. Este bar, en mi segunda visita, en la real, la de la web, se convirtió en Library...

Pensándolo bien...¿habré visto todo eso? ¿o me lo imaginé mientras me deslizaba hacia el fondo, pagando el precio de no ser rubio y venir desde el patio trasero de este limbo?.

Y había también (¿cómo se llamará eso?), un lugar blanco; como de estar; con mesas y sillones blancos, paredes blancas donde simétricamente, aparecían cabezas de caballo también blancas.

Si claro, en la visita real, en la web, ésto es el bistró...

No pude ver la muestra sobre Nueva York porque la iluminación del lugar no lo permitía. La duda es: ¿será in tener vista de lince o... llevar linterna?.

Cuando volvía hacia la diminuta puerta, sobre la izquierda, a la altura del atril de la ciberchica, estaba la salida a la -piscina- para mi, la -pileta- para los que estaban disfrutándola.

No pude obviar lo inculcado por la vieja y dije: "buenas tardes, muchas gracias" y un silencio respetuoso me respondió...

Abochornado, sintiendo que todo el edificio estaba sobre mis hombros, apuré el tranco, pasé junto a los dos metros negros de negro y crucé la calle.

De uno de los bolsillos de mis bermudas saqué la cámara y a prudente distancia, disparé dos, tres veces. Fue tan prudente la distancia que el security no se inmutó y tan imprudente, que la toma fue un fiasco.

Caminé hasta la esquina, hasta la Avenida Juana Manso, doblé a la izquierda y fui a buscar la puerta principal, la grande, la que debía estar el botones y la escalerita y la puerta de blindex corredizo y allá en el fondo la recepción.

No había puerta principal, ni botones, ni escaleritas y mucho menos blindex corredizo; había ventanales con cristales oscuros y alguna puertecilla y alguna F, quizás de frustración o frivolidad que me agrede y mucho ladrillo.

En mis oídos, mientras caminaba meditabundo, otra vez la avenida del este de Puerto Madero, buscando el alivio amarillo y negro que me sacara de allí, repiqueteaba la invitación: "Visítenos por la web..."