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Domingo, 20 Abril 2008 21:01

Difícil boicot contra China

por Finlo Rohrer

21 ABR 08 PDU
Las protestas contra China por parte de opositores al régimen de Pekín, ya no sólo se registran en el ámbito olímpico, ahora también son los productos chinos los que son motivo de boicot.
Anteriormente se había boicoteado a productos de otros países, sin embargo con el dominio de la producción de este país asiático, aquellos que tratan de evitar comprar algo que provenga de China enfrentan un desafío especialmente difícil.

Haga lo que haga uno, dondequiera que se encuentre, probablemente hay algo de China en usted.

Mientras escucha su MP3, se podrá dar cuenta que posiblemente está hecho en China. Pueda que su llavero, haya sido fabricado en el país asiático. La etiqueta en el interior de su ropa interior -que quizás le irrita la piel- no es de extrañar que también diga "hecho en China".        
                                                                                         

Cuando se boicotearon los productos de Sudáfrica durante la era del Apartheid, o de Francia por parte de los estadounidenses tras la guerra de Irak, esas acciones fueron declaraciones políticas que quizás afectaron un poco a los implicados.

Lo de China, sin embargo, es a otro nivel.

Los que se oponen a China por el trato que está dando al Tíbet, señalan la violación de los derechos humanos, el encarcelamiento de disidentes, e incluso la postura de China hacia los derechos de los animales, como causas para boicotear los productos chinos.

Los amigos del grupo del Tíbet han hecho un llamado para boicotear a China, pero es imposible saber cuánta gente realmente lo está haciendo.

Los que defienden a China aseguran que el país es cada vez más abierto y receptivo a los derechos básicos.

Hay un montón de gente que, a pesar de criticar China, ve la idea del boicot como una acción contraproducente.

Mientras hay quien opina que los boicots son una acción demasiado dura, que afecta más a los trabajadores mal pagados que al régimen chino.

También existe el punto de vista, particularmente cuando se trata de China, que unas conversaciones constructivas son mejor que la opción del boicot.

Tiendas baratas

Aquellos que decidieron boicotear pueden ser un grupo bien resuelto. Tricia Hall pasa gran parte de su tiempo en tiendas de beneficencia. Ir donde se encuentra la zona comercial significa tener que hacer un montón de preguntas a los vendedores de las tiendas: "¿Dónde está hecho?... Pues no lo sé, ¿no lo dice en la etiqueta?"

"Cuando el producto está etiquetado es bastante fácil", asegura Hall y añade, "vamos con cuidado, pero China controla una gran parte del mercado".

"Así que evitamos ir a zonas comerciales. Ya no podemos confiar en ellas y tampoco voy a las tiendas baratas", concluye Hall.

Tricia Hall y su marido llevan boicoteando productos chinos desde hace una década por cuestiones como los derechos humanos y de animales. A ellos les fue fácil hacerlo, porque no son grandes consumidores.

Pero para aquellos que les gusta todo lo electrónico, es otra historia.

Costo extra

John Yelland lo está pasando mal porque no puede imprimir. Decidió boicotear al país asiático tras haber visto un video de unos perros que eran maltratados en China. Pero ahora no encuentra ninguna impresora en el mercado porque todas parecen estar hechas en China o tienen componentes chinos.


"Preferiría pagar un poco más por el mismo producto. Uno tiene que ir con mucho cuidado. En muchos de los productos no se especifica dónde se hicieron. Quizás en la etiqueta dice que estuvo hecho en Bedfordshire, Inglaterra, cuando en realidad fue importado de China", explica John Yelland.

El problema es "los componentes". Digamos que usted se compra un televisor de una marca conocida de Corea o Japón. Quizás haya sido construida en estos países o incluso en Europa.       
 
Sin embargo, es difícil imaginar que de todos los componentes que hay adentro alguno no provenga de China. Sean sus chips, la pantalla o sus cables, muchos de estos componentes potencialmente puede que no sean del lugar donde se construyeron.

"Es difícil poder controlar todos los componentes de una radio o de los circuitos de cada aparato", asegura el editor de la revista Stuff, Fraser Macdonald.

Componentes

Un boicot de los productos chinos se ve realmente desafiado en el campo de los productos electrónicos.

Todavía hay cierta producción en Europa -particularmente de equipo caro- afirma Rob Follis, un consultor de relaciones públicas de compañías de consumidores de productos electrónico. Sin embargo, advierte, cada vez más está disminuyendo ante la superproducción de China.

Follis tiene clientes como Arcam, un fabricante de equipos de música que manufactura principalmente en Gran Bretaña, o la compañía de audífonos Sennheiser, que los fabrica en Irlanda y Europa, pero ésto está dejando de ser la norma.

Las ropa no tiene la misma mezcla de componentes que los productos electrónicos, pero China está comenzando a dominar el mercado de forma tal que está poniendo las cosas difíciles para los que tratan de boicotear los productos de ese país.

Dalha Tsering de la comunidad tibetana en Gran Bretaña no lo encuentra siempre fácil.

"Evito comprar cualquier cosa hecha en China, desde los juguetes de los niños a los zapatos o todo tipo de equipo electrónico. A veces es muy difícil porque el precio es bastante diferente. Generalmente compro zapatos italianos", asegura Dalha Tsering.

Cumpleaños y juguetes

Las tiendas alternativas como Ethical Threads o People Tree no tienen ningún negocio con China.

Y para cualquier persona que gaste un poco más de dinero siempre hay ropa hecha en Gran Bretaña, o en Italia, así como opciones más baratas procedentes de Portugal o de Europa del Este.

Tim Spencer, de la población inglesa de Dorset, comenzó a boicotear productos chinos hace tan sólo una semana después de haber visto un documental sobre China en la televisión.

Sin embargo, ya empieza a ver problemas. ¿Qué pasa cuando necesita ir a comprar ropa?

"Si uno anda por la zonas comerciales y cada prenda de vestir está hecha en China, ¿qué puede hacer uno? ¿Ir desnudo?", dice Tim Spencer.

Y cuando el cumpleaños de los niños se va acercando también podría ser un problema. Porque si hay un sector que China domina en el mercado mundial es en el de los juguetes.

    
El año pasado se estimó que de todos los juguetes vendidos en el Reino Unido, 85% están hechos en China.

Hay grandes marcas como Playmobil y Lego, cuyos centros de producción están en Europa. Pero éstos son más bien la excepción y no la regla.

Alan Milne, de Equitoy -una asociación de importadores de juguetes- asegura que es imposible colocar un número exacto al nivel de juguetes chinos que son importados, cosa que se complica aún más con las normas de comercio de la Unión Europea.

Pero el año pasado se estimó que de todos los juguetes vendidos en el Reino Unido, un 85% están hechos en China.

En años recientes ha habido una constante de empresas conocidas que han trasladado sus plantas de producción a China. La compañía británica Hornby y el fabricante sueco de trenes de madera son algunas de ellas.

Tratar de evitar a China es difícil en el globalizado sistema del comercio mundial. Hay algo de Shangai o de Shenzen en algo de lo que poseemos. Incluso el boicoteador más airado puede estar comprando inadvertidamente el producto "incorrecto".


fuente BBC Mundo.com