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Martes, 21 Octubre 2008 02:53

Economía: ciencia o arte

 Giovanni Sartori
por Luis Alejandro Rizzi
“Hasta el momento, no he dicho una sola palabra sobre la actual crisis económica. Esperaba que me iluminaran los economistas. Esperaba, entre otras cosas, que hicieran un mea culpa. Porque el hecho es
que la mayoría no previó la catástrofe inminente. ¿Era imposible preverla? Puros cuentos. No sólo era totalmente previsible, sino que, por principio, una ciencia económica que no sabe prever tiene poco de ciencia.

Yo mismo me espanté cuando vi, en Estados Unidos, el bombardeo de ofertas de crédito fácil, demasiado fácil. Pero son los economistas los que no se asustaron a tiempo y que ahora deben hacer un examen de conciencia y rever sus propias deficiencias. Porque quien no sabe prever, tampoco sabe prevenir.”

GIOVANNI SARTORI

La Real Academia Española nos da las siguientes definiciones de ARTE y CIENCIA respectivamente.

ARTE:

Virtud, disposición y habilidad para hacer algo.
Manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros.
Conjunto de preceptos y reglas necesarios para hacer bien algo.
Disposición personal de alguien. Buen, mal arte
CIENCIA:
Conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales.
Saber o erudición. Tener mucha, o poca, ciencia. Ser un pozo de ciencia. Hombre de ciencia y virtud.
Habilidad, maestría, conjunto de conocimientos en cualquier cosa. La ciencia del caco, del palaciego, del hombre vividor.

Si comparamos los conceptos veríamos que la economía tiene más de ARTE que de CIENCIA ya que tiene más bien que ver con la calidad, armonía y estética de las decisiones o de las propuestas que con su fundamento científico.
SARTORI en el copete, tomado de un  articulo que se tituló “UNA DEBACLE MUY FACIL DE PREVER”, culpa de alguna manera a la ciencia económica o mejor dicho a los economistas por no haber tenido capacidad para prever la crisis que se avecinaba.
Y luego nos dice que si no se sabe “prever”  menos se podrá o sabrá “prevenir”
Desde ya SARTORI desató una polémica porque en definitiva da la impresión que hace descansar en la propia economía como ciencia las causas de esta crisis que según nuestro distinguido economista MARCELO LASCANO ya es “epidemia”.
Personalmente no dudo que debemos admitir que la “ECONOMÍA” es una ciencia, pero debemos agregar que también es un “ARTE” ya que al economista no le basta o  le es suficiente con saber sino que además debe tener esa habilidad, disposición y virtud para proponer a la sociedad hacer cosas y hacerlas bien.
Alguna vez escribí que la economía debe ser estética y armoniosa. La estética y la armonía de las ideas tiene que ver con la convicción que genera en la gente la necesidad de adoptar una o más conductas para obtener un buen resultado.
Recuerdo el fugaz paso del Dr. RICARDO LOPEZ MURPHY por el Ministerio de Economía de la nación a cuya excelente propuesta técnica le faltó la calidez de la belleza y la armonía para hacerla atractiva para la gente común, es como si CHURCHILL hubiera dicho “sangre, sudor y lagrimas para perder la guerra…”.
La propuesta del economista aunque implique “sangre, sudor y lágrimas” tiene que tener una forma estética para que la gente asuma el sacrificio necesario sea para salir de una crisis sea para evitar ingresar en ella con absoluta convicción y alegría, virtud imprescindible para encarar la vida.
Cuando CHURCHILL dice solo tengo para ofrecerles  “sangre, sudor y lágrimas” le estaba diciendo a los ingleses  que solo mediante el sacrificio extremo que implicaba la propia vida, “sangre”, se podría ganar la guerra que recién comenzaba.  Lo trágico del cuadro político y económico se transformaba en una imagen bella que era la idea de la “VICTORIA”. Lo bello y lo épico generaban esa imagen de la victoria que finalmente se obtuvo y que motivó a la sociedad inglesa.
Probablemente si CHURCHILL no hubiera podido reunir lo crudo del diagnóstico con la bella imagen del posible resultado, la gente no lo hubiera acompañado.
La otra cualidad de la ECONOMIA es que sus propuestas y resultados deben ser armoniosos,   otra cualidad propia del arte.   
Más de una vez no fue recurriendo a la “CIENCIA ECONÓMICA”  sino al “ARTE ECONÓMICO” como se pudo advertir que lo que estaba ocurriendo provocaría malos resultados ya que los ingredientes de una determinada realidad no guardaban la necesaria y mínima armonía y estética.
En el caso de esta crisis era fácil advertir que el uso abusivo del crédito con relación al capital propio, a la capacidad de pago y a la calidad del deudor era inarmónico y antiestético.
Un apalancamiento de 25, 30 o más veces en la relación “crédito – patrimonio” carece de armonía y de estética ya que si la tradujéramos a sonidos serían lesivos para el oído y si lo hiciéramos en un cuadro sería agresivo para la vista.
Pero ese apalancamiento podría encontrar justificación en la mera “CIENCIA ECONÓMICA” o en su componente “FINANCIERO” ya que matemáticamente es casi imposible  de determinar el porcentaje de encaje necesario para garantizar cualquier negocio financiero ya que las matemáticas no contiene los imponderables. La gente no se alarma o asusta cuando ese encaje pasa de “x” a “y” o “xx”, sino cuando esa relación pierde armonía y sentido estético.
En el mundo global donde la información está al alcance de todos,  la concentración del ingreso y la desmesurada cantidad de “pobres” e “indigentes” es otra desarmonía que debería preocuparnos.
La gente no se inquieta ni se tranquiliza  por una ecuación que muestre la ilógica o la lógica de un resultado o de una situación de un país, un banco o un club de fútbol.
La gente se inquieta e inicia la “corrida” cuando esa relación es administrada por  personas sin “virtud, disposición o habilidad para hacer algo” y por tanto perdieron el sentido de las proporciones o de la armonía.
Pongo un ejemplo, cuando en la ARGENTINA se instauró el régimen de convertibilidad del PESO con el DÓLAR, la gente aprovechó las ventajas del sistema pero nunca creyó en él por su falta de armonía ya que la gente sabe en general que en un mundo cambiante el tipo de cambio no se puede mantener fijo durante mucho tiempo, ya que al mantenerlo fijo el sistema inicialmente armónico y estético se vuelve lo contrario “inarmónico y antiestético” en muy poco tiempo. A tal punto se ratifica lo afirmado que durante toda la vigencia de la convertibilidad en todo contrato o en la gran mayoría seguía pactada la “cláusula dólar” según la variación de los títulos del Tesoro de los EE.UU. o la cotización del dólar en diferentes plazas, entre ellas “Montevideo”.
Quizás lo que ni el científico o el artista puedan decirnos es cuando se producirá el estallido o cuando ocurrirá algo ya que en ninguna actividad humana se puede precisar con certeza absoluta el futuro ya que el comportamiento humano es imprevisible por esencia. El comportamiento se puede intuir pero jamás garantizar que será de tal forma. Incluso pasa con la naturaleza los especialistas en seísmos pueden prever que ocurrirán, pero jamás podrán determinar el momento, el lugar exacto y su intensidad.
Recordemos que una de las definiciones del caso fortuito es el hecho que previsto no se pudo evitar…
En todas las ciencias existe el margen de error. En todas las manifestaciones del arte existe el riesgo contemporáneo de la incomprensión siendo prueba irrefutable la nomina de artistas que murieron en la pobreza y el olvido y cuyo reconocimiento vino mucho después.
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Sin embargo en mi opinión la cosa es más simple. En la crisis fallaron políticos y economistas tanto por acción como por omisión, facilitando el crédito, creando un sinnúmero de productos financieros altamente tóxicos, bajando las tasas a valores irrisorios lo que les hizo confundir la realidad y ello les imposibilitó prevenir o avizorar la crisis.
Personalmente escribí en varias notas relacionadas con el transporte aéreo la falta de estética y armonía de los balances de las empresas evidenciadas por la falta de relación entre patrimonio,  activos y pasivos y del precio del billete respecto a los costos del servicio, situación que hacia prever futuras falencias como realmente ocurrieron y seguirán ocurriendo.
Recuerdo al respecto una discusión tenida hace algunos años sobre la viabilidad de un negocio. Sostenía su inviabilidad económica aunque tuviera resultados financieros que encandilaban a los accionistas mayoritarios. Lo cierto es que cuando se agotó la capacidad financiera de la empresa, se produjo su quiebra, la que en verdad había ocurrido mucho antes. Yo insistía en la falta de estética del balance pero diversas formulas matemáticas “demostraban mi error”. La cosa era simple la gerencia financiera  mediante endeudamiento o apalancamiento aseguraba dividendos ficticios a sus accionistas hasta que la empresa sucumbió. Una forma de corrupción y la corrupción también es antiestética.
En el medio de esta crisis la gente busca refugio en el “dólar” y en los BONOS DEL TESORO DE LOS EE.UU. Para muchos esta reacción resulta paradójica ya que los EE.UU. serían los responsables máximos de este tremendo desaguisado
Sin embargo la gente advierte pese a la profundidad de la  crisis  que las políticas de estado guardan coherencia y armonía lo que las hace estéticamente atractivas y por tanto confiables. Usando terminología orteguiana diría que los usos norteamericanos son lo suficientemente fuertes para corregir los abusos.  La cuestión no pasa por discutir ideologías sino por resolver problemas.
Cuando ocurren estas crisis, EE.UU. pasó varias, no es necesario empezar de “cero” ni cambiar las costumbres, solo dejar actuar a los “usos” y la artística racionalidad americana volverá a imperar y sus “usos” continuarán  evolucionando  para seguir a la “altura del tiempo”
Los Estados Unidos hacen cosas, se equivocarán muchas veces pero cuando aciertan se beneficia toda la humanidad.
Lo que en el fondo cautiva de los EE.UU. es su disposición para hacer una de las acepciones de “arte” según la REAL ACADEMIA y virtud clásica de la cultura anglosajona.
Recordemos que ya ALEXIS de TOCQUEVILLE ponderaba esa cualidad de los norteamericanos que los hace confiables, pero no confundamos, no son infalibles, virtud solo reservada a Dios.