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Viernes, 14 Noviembre 2008 02:34

Llega al Teatro Larrañaga de Salto “Cigarrillo 43”

 Por primera vez en Salto este viernes 14 a partir de las 20.30 horas en el Teatro Larrañaga se presenta el espectáculo escénico “Cigarrillo 43 – Cerrar y abrir los ojos... y no sentir miedo” de la compañía Feta-a-ma
 de Rosario, Argentina. La obra es dirigida por Graciela Casanova y llega a Salto a cargo de CSC Producciones y con el apoyo del Dpto. de Cultura de la Intendencia de Salto y la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación y Cultura. La entrada tiene un valor único de $50.

El contenido de la puesta en escena
Cigarrillo 43, o Escondite Inglés o Pollito Inglés es un juego universal. Un jugador/a de espaldas a otros/as que intentan tocar la espalda del primero para ocupar su lugar. Los “otros” pueden ser tres o tres mil, aunque no se sabe, a ciencia cierta, si se ha experimentado con tal cantidad o si todos estamos en ese juego sin siquiera darnos cuenta. El jugador/a de espaldas repite la retahíla “Uno, dos y tres.... escondite ingles, sin mover los pies”, terminada la frase, rápidamente se da vuelta para ver quién está todavía moviéndose. Aquel que “pilla” en movimiento debe volver a empezar, volver a la línea de partida. Es claro que no se trata de la tradicional escondida donde uno se esconde de alguien, sino de avanzar, de mostrarse, de ser visto, de exponerse, a costo de quedar paralizado bajo la mirada del otro.
Lo que intenta esconder este juego es la forma, el modo, el deseo, la historia, el miedo, las necesidades, la idea, la calidad del ser calidad no mesurable no apropiable no explotable con la que uno intenta avanzar.
La puesta en escena dibuja el devenir entre avances en un espacio de embalajes vacíos, cajas de cartón con marcas comerciales en prolijas letras de moldes acabados, que se construye y deconstruye, que se ordena y se desordena.
Deviniendo ahora en muro, ahora en ventanas, en laberintos, en restos de un lugar habitado, en refugios, en cofres. Y quedar desnudo a los ojos del otro.
El acontecer, el devenir entre avances, hace visible lo que pensamos como invisible. Anuncia lo que el otro no puede, se niega, no se permite o se le ha negado ver y donde ese otro extranjero de cada uno de nosotros, ese otro no normal, no normalizado, extraño, raro, se presenta para ser visto. Un espacio de contrastes de materiales reciclados y cuerpos que se restauran ante, para y con la mirada del otro.
A la vez, una puesta en escena que cuestiona el tiempo, el transcurrir lineal.
... el pasado ríe en el presente que besa el futuro...
... un presente en que una arruga en la piel se hace joven...
... co-fundirse en el instante.
El tiempo en escena transcurre a hurtadillas, disimulando, no se lo ve andar, son imágenes que se han desplazado a nuestras espaldas, fotos fijas, sin referencia de fecha, donde no se puede entender lo que estaba antes y lo que estaba después, como las figuras de los niños/as del Cigarrillo 43, a los que nunca se pillaba en movimiento. El tiempo escénico está hecho de recuerdos, de memoria, de olvidos sin etiquetar.

La propuesta estética

La propuesta estética de “Cigarrillo 43” nace de años de investigación y experimentación sometidos a prueba en puestas en escenas, performances y eventos diseñados con o para otras disciplinas artísticas que hoy se designa como escritura corporal y que se ubica en la intersección (o quizás en la puesta en crisis mutua) del teatro y la danza. Intersección, entendida no como un cruce o fusión que diera por resultado un híbrido, ni mucho menos validarse por su filiación con ambas disciplinas, sino más bien, como dilución de algunos límites, que abren sus fronteras para dar paso a la duda -cortesía de la inteligencia-, lugar a la sospecha. Es alteración de las normas tradicionales de construcción hacia una estética deconstructiva, de sustracciones, de disyunciones, de desarticulaciones, que admite en su seno la irreverencia de la contradicción, el desbasamiento de los edificios del fundamentalismo y de las categorías heredadas del gusto, la belleza, el estilo, para reinstaurar en la mirada del otro el hacer de lo vivo, de lo sensible, de lo hedónico.

Es volver visible, restituir a los ojos del hombre la poesía material y mortal de nuestro mundo -que no es sólo asunto de palabras-: es gesto, mirada, presencia, materia sonora, voces, palabras, plegaria, disposición de los objetos y de los cuerpos en el espacio, tiempo como intensidad, condensación, saturación, pausa, que se articulan discursivamente con vacilación entre forma y no forma, entre exposición y ocultamiento, entre presentación y ausencia, dimensión de lo poético.

Una propuesta poética que no persigue el sentido como algo interpretable, sino que intenta que el público pueda detenerse en el sentir, encontrar el sentido de sentido y armar su propia historia dentro de la historia a través de un viaje al país de sus propios signos.
Una propuesta poética anclada a una ética humana que se perfila desde tres dimensiones: la mirada sobre el mundo, la relación con el espectador y los modos de producción y creación.
Una mirada del mundo donde la vivencia cotidiana habite poéticamente el mundo, para poder creer y crear; y la ternura, la integridad de los cuerpos y el cuidado de los objetos sean actos revolucionarios.
El espectador sentido, pensado y vivido como un otro, como un semejante. El actor/bailarin/cantante/músico (hacedor) construye en escena calidades humanas reinventando de modos cotidianos y familiares, desde los elementos más sencillos de la presencia, de la comunicación, de la percepción generar las condiciones y las posibilidades de compartir algo, con el público, de la calidad de humanidad.
El trabajo de producción y creación se produce desde la relación con el otro, no desde la imaginación o las ideas del director, buscando nuevas formas del ser en los grupos, nuevos tipos de solidaridad, renovadas formas de trabajo compartido, cooperativo y colectivo. Fet-a-ma es un ser colectivo, que piensa y cree firmemente que la creación no tiene demasiado sentido a nivel individual y apuesta a procesar de diversas formas la inclusión de los componentes culturales de cada integrante como manera de reconstruir parte de nuestra historia, la del otro, la del grupo y también el portal, para inventarse otra.