solis-slider-intro-1920x400
mausoleo-slider-intro-1920x400
mvdmausoleoslider-intro-1920-400
pocitosslider-intro-1920-400
Domingo, 23 Noviembre 2008 21:10

El Sentido de lo Humano: la crisis del 2008

 Carlos A. Floria
por Luis Alejandro Rizzi

“….Han sido muchas y justificadas las críticas a la política exterior de Bush, pero también lo son las fallas culturales y morales en todo el mundo que se erigen como telón de fondo de buena parte de la crisis económica y financiera que hoy sacude.”


CARLOS A FLORIA.

En una nota anterior decíamos que “El “sentido” significa en una de sus acepciones “modo particular de entender algo, o juicio que se hace de ello” y lo “humano” es todo lo que tiene que ver con el hombre en cuanto vida o existencia.
“El sentido humano” tiene que ver con el modo en que se entiende y entendemos la vida.
Como lo expresaba CARLOS FLORIA, en mi opinión el politicólogo más lúcido de la Argentina, será no solo difícil entender esta crisis financiera y económica,  económica al fin, sino salir de ella.
Para ello debemos tenemos tener capacidad para  sumergimos un poco “en el sentido humano de nuestras pautas culturales” o dicho de otro modo  en los valores que  estamos ponderando para exhibir como mérito moderno la  “la pérdida del sentido de lo humano” expresión que pertenece a Raquel Barros
Para comprender un poco lo que pasó y está pasando en esta crisis económica, debemos pensar varias cuestiones; una porque se llegó a ese punto de desmesura en la administración de diversos instrumentos financieros que nos llevaron al colapso universal; dos  porque no funcionaron las luces amarillas que debieron anticipar el peligro, tres como se sale de esta crisis y por último, como cuestión puntual si será posible aprovechar la experiencia de la crisis.
Las cuatro  cuestiones exigen su tratamiento simultaneo  sería un grave error establecer prioridades entre ellas.
A modo de reflexión grosera me atrevo a afirmar que si hemos degradado “el sentido de lo humano” para  convertir el “aborto” en un derecho no ya limitado a casos de violación o supuesta profilaxis (casos que podrían dar lugar a algún tipo de debate)  sino incluso para supuestos de inviabilidad económica de una madre o familia indigente, como podríamos creer que era posible limitar la propia codicia o los intereses meramente especulativos entendidos como modo fácil de maximizar ganancias que solo se obtienen explotando y fomentando la codicia ajena. (La codicia personal se nutre de la codicia ajena, por eso siempre hay un “codicioso” ganador y cientos de “codiciosos” perdedores”.
Esta crisis nos ha dejado algunos pocos codiciosos ganadores de miles de miles de dólares que supieron explotar la codicia de millones de personas que resultaron perdedores o “damnificados”.
Estos “codiciosos ganadores”  no ganaban en los juegos de las apuestas de los derivados financieros sino en hacer jugar a los otros haciéndoles creer que se podían lograr milagrosos beneficios como en los cuentos de ALADINO y su lámpara maravillosa en  LAS MIL Y UNA NOCHES  que   Schahrazada  narraba durante las noches al  sultán  Schahriar para salvar su vida, mientras ellos llenaban sus bolsillos…!
Estos pocos “codiciosos ganadores” paradójicamente surgían de las mejores universidades (¿?) que poco se preocupaban por “el sentido de lo humano” o de la existencia como lo explica CHRISTIAN ARNPERGER en su libro “CRÍTICA DE LA EXISTENCIA CAPITALISTA”
 
Es posible que los conocimientos y la tecnología disponible nos permitan una relativa rápida salida de esta crisis y que en un tiempo razonable, seis meses, uno o dos años,  las variables de la economía retomen sus signos positivos.
Ahora bien, esa salida nos permitirá comenzar a recuperar “el sentido de lo humano” de la economía o su sentido existencial, deberíamos preguntarnos.
Veo un riesgo para ello salvo que simultáneamente demos pasos en la dirección de  recrear la cultura imperante y para ello debemos pensar la educación como una “experiencia cultural” que permita a los educandos hacerse de una visión del mundo y de las responsabilidades que debe asumir el hombre.
¿No habrá llegado el momento de legislar sobre “LAS OBLIGACIONES o RESPONSABILIDADES UNIVERSALES DEL HOMBRE”?
Por el contrario si seguimos considerando a la educación como un entrenamiento para alcanzar las mejores habilidades para administrar realidades circunstanciales sin la perspectiva de lo comunitario y de lo universal, las crisis cada vez se sucederán con más rapidez hasta que reducido a la nada “el sentido de lo humano” nos deje de importar lo que ocurra con la gente y poco nos importará la multiplicación al infinito de la indigencia y sus fatales y trágicas consecuencias.
Un paréntesis. No quiero pecar de ingenuo, los pecados capitales convivirán con la humanidad, pero no podemos confundirlos con valores de la cultura por más que la mayoría se vuelva codiciosa, golosa, lujuriosa, soberbia, avara, cultora del resentimiento o de la acedía.
Lo que se debe lograr es que los “pecados capitales” sigan siendo “abusos” no “usos”.
La ley uruguaya vetada por el Dr. TABARÉ VAZQUEZ contemplaba el supuesto de despenalización del aborto cuando existieran circunstancias de “…penuria económica familiar…”,  me pregunto con ingenuidad, realmente podríamos pensar que la ciencia económica y política avanzó tanto para llegar a esa solución…
Si generalizáramos ese criterio podríamos llegar a justificar la pena de muerte y el genocidio por causa de indigencia y pobreza  para llegar a una sociedad igualitaria y sin pobres ni indigentes…!
A veces es necesario recurrir a estos argumentos para que la gente entienda que sobre el disparate no se puede construir  ideología o sistema alguno.
Las razones o causas de esta crisis no se deben buscar en las ideologías o en la misma economía, en definitiva muchos podrían decir que esta crisis es consecuencia del brutal desarrollo de la ciencia económica que sin embargo omitió pensar en “el sentido de lo humano”.
Hace mas de diez años EDGAR MORIN escribía “La economía, por ejemplo, que es la ciencia social matemáticamente mas avanzada, es la ciencia social y humanamente mas atrasada, puesto que se ha abstraído de las condiciones, sociales, históricas, políticas, sicológicas, ecológicas,  inseparables de las actividades económicas….El error económico se convierte, entonces, en la primera consecuencia de la ciencia económica”
Leía en el diario EL PAIS, una nota de ANTONIO ESTELLA, un profesor universitario  que decía que esta crisis marcaba la hora de la “SOCIALDEMOCRACIA” y escribía: “…Afrontémoslo con valentía: en determinados ámbitos económicos (subrayo para que se me entienda bien: en determinados ámbitos económicos) no basta con regular y supervisar la acción de los agentes económicos. En algunos sectores, es la participación directa del Estado lo único que puede dar una mayor dosis de seguridad de que se atenderá al interés general. Cuando el Estado deja de ser protagonista directo de la actividad económica, y se convierte en un mero espectador, pierde información sobre lo que está ocurriendo en el mercado, así como capacidad de corrección de sus fallos. Es esa implicación en determinados ámbitos económicos lo que puede dar herramientas para equilibrar los problemas de asimetría de información y de capacidad de actuación, lo que puede en definitiva dar mayores garantías (nunca plena seguridad) de que las cosas se harán como deben hacerse….”
Como se ve el prejuicio ideológico impide ver la raíz de la cuestión, no se trata ni de liberalismo, neoliberalismo, conservadorismo o socialdemocracia, se trata de recuperar “el sentido de lo humano” y reconocer que esta crisis se gesta y explota por haber sustituido el “sentido de lo humano” por el “sentido de lo matemático” lo que lleva a creer que las personas son meras y fungibles abstracciones.
Como podría haberlo escrito CHESTERTON el exceso de racionalidad nos ha llevado a abandonar la reflexión y a atrofiar el sentido de la comprensión, precisamente dos de las condiciones necesarias para entender “el sentido de lo humano” o de la exsitencia.

No doy por agotado el tema y en los próximos días continuaré con esta saga que he dado en llamar “El sentido de lo humano”