Con esas palabras a la salida de una audiencia fue que tuvimos la oportunidad de conocernos hace casi 15 años cuando recién egresábamos de la carrera de Abogacía.

Con esa misma  lealtad y convicción, Aram ejerció su profesión, fomentó la amistad y defendió sus ideales y creencias convirtiéndose en un referente para todos sus amigos  y seres queridos y con esa misma vehemencia supo conducir no solo la actividad empresarial al frente de la cual  le tocó estar,  sino también a su familia logrando con  su esposa,  sembrar y cosechar una familia maravillosa .

Desde el  día de aquella audiencia, cursamos el postgrado  juntos y de ahí en más una increíble amistad en donde durante años no faltó el almuerzo o el café al menos una vez al mes, si en el medio algún proyecto o controversia no  hacía que nos encontráramos antes.

“Choul” era sinónimo de alegría y compañerismo, de apoyo en los momentos más difíciles y de solidaridad, de rebeldía y de ternura. Su alegría permanente y su personalidad ponían un manto de armonía a cada reunión compartida y a cada actividad que realizaba, logrando la admiración y el respeto de quienes con él tuvimos la suerte de conjugar proyectos,  sueños o simplemente el intercambio de ideas  o de nuestras historias de vida que tanto nos enriquecía  y nos hacía más fuertes para seguir adelante.

El cariño de sus amigos fue cultivado a través de todas las áreas posibles; el deporte, las actividades sociales, la profesión pero también  la actividad empresarial que descubrió en él el potencial de un hombre con visión y equilibrio en los negocios y que utilizando las herramientas adquiridas en la abogacía, llevaron adelante sus ambiciones y las del grupo que representaba,  hasta construir entre otras cosas, una de las terminales aeroportuarias que serán modelo en el mundo como lo es la nueva Terminal de Carrasco. De esa forma llevó adelante uno de los más importantes desafios que le propuso la vida, como lo fue estar al frente de uno de los Grupos más importantes del país.

Desde ese lugar, colaboró con la más variada gama de organizaciones sociales, se relacionó con grupos políticos y desarrolló innumerables áreas de negocios que hicieron próspera la actividad de la empresa que representaba.

A pesar de su actividad y de la importancia de la misma, siempre tuvo lugar en su corazón y tiempo en su agenda para sus amigos y para quién lo necesitaba.

El viernes como tantas veces, almorzamos juntos en la Ciudad Vieja en una tarde distendida y fresca. Todos los que allí estaban lo conocían y los saludos eran constantes.

Esa tarde estaba radiante. Entre bromas y abrazos  nos deseamos buen fin de semana y quedamos en encontrarnos el martes a las 20 hs para asistir juntos a un evento.

La  inexplicable llamada del lunes sin embargo, nos dio la dolorosa noticia de su muerte y con ella una sensación de impotencia y angustia que hace mucho no nos invadía.

Es que si de alguien no podíamos predecir ese momento, era de Choul.
 
Aram era y es sinónimo de vida, de amistad y emprendimiento.

Es por eso, que en lo que me es personal, simplemente me voy a quedar con el abrazo del viernes, ese que nos deseó buen fin de semana y quiso prolongarse el martes para ir juntos a un evento.

Es por eso que prefiero pensar que como tantas veces, no pudo pasar a buscarme porque se le hizo tarde, por querer cumplir y estar en todos lados como lo hacía siempre.

Dr. Julio Facal