El 26 de mayo publicamos
La seguridad en Sudáfrica no es un tema menor y
no faltó quien nos recriminase la oportunidad del artículo "pues hay
colegas que aún no vendieron toda su disponibilidad, por ejemplo, hay un
charter que está -pinchado-".
Esa es una de las grandes disyuntivas a la hora de hacer periodismo turístico de análisis y de crítica o periodismo descriptivo, pero sobremanera y fundamentalmente, es la de hacer periodismo ético y respnsable o meramente promoción comercial.
Como en todos los órdenes de la vida, hay opciones. En el turismo, un operador puede decidir operar paquetes a la Copa Mundial de Fútbol FIFA, a una Olimpíada, o limitarse a programaciones convencionales, de calendario, a destinos y en circuitos clásicos o al menos, rutinarios.
El beneficio económico, como tampoco es novedad, va de la mano muchas veces con el riesgo asumido; si sale bien, la operación de un evento deportivo que atrae masas, puede ser un negocio de esos que se dan muy de vez en cuando (al menos, cada cuatro años)con abultadas ganancias y si sale mal, rematadamente, puede llegar a ser la última operación de ese empresario o empresa.
Como en el Antón Pirulero, cada quien debe atender su juego y nosotros, tratamos de atender el nuestro y una de las funciones que se esperan de un medio especializado como éste, es la opinión, el análisis, el mensaje preventivo. Como se dice habitualmente "con el diario del lunes es muy fácil hacer pronósticos acerca del juego del domingo", lo complicado es hacerlo antes del domingo y eso, es lo que pretendemos cuando corresponde.
Lamentablemente los hechos están confirmando la oportunidad de nuestra advertencia, en esta Copa del Mundo de Sudáfrica, son demasiados los robos ya denunciados y lo alarmante, es la reiteración del escenario: dentro del hotel y lo que es peor, en los cofres de seguridad del hotel.
Nosotros hacemos nuestro trabajo y el mercado hace el suyo.
Para los ojos del mundo, el país africano renueva su apuesta promocional, la que le diera excelentes resultados, hace más de 30 años y le convirtiese en un destino turístico masivo y comenzáramos a familiarizarnos con nombres como Mala-Mala o Ruta Jardín y a hablar con absoluta naturalidad acerca de los Rangers.
Pero la gran variante con aquella época, en la que solamente se hablaba de turismo a un destino exótico y el temor más visible era el que generaba la adrenalina de internarse en reservas naturales donde las fieras estaban sueltas, es que ahora, los que están sueltos son los ladrones y delincuentes de diversa calaña.
Sudáfrica muestra al mundo en estos momentos un gigantesco folleto promocional de sus bellezas y virtudes pero a la vez, da el mensaje que es un destino de riesgo.
Nosotros mientras tanto, reafirmamos nuestra línea.
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