Sammy ArlinLa comunicación, es una de las pasiones que nos alegra la vida en forma
cotidiana. No sabríamos vivir sin escribir, sin poder manifestarnos.
Quienes nos siguen saben, sobradamente, que somos provocadores, que
somos independientes, pero que por sobre todo, al menos lo pretendemos,
somos auténticos. En ese convencimiento, ayer no dudamos un solo
instante, cuando nos enteramos de la noticia que nuestro club había
sido distinguido a nivel internacional, en elaborar de inmediato una
edición especial y enviarla.
También todos saben que si bien la principal carcaterística del Portal es la especialización en turismo y aviación comercial, nos preocupan todos los temas que tienen que ver con lo cotidiano y cuando estimamos que ameritan su publicación, los incluimos.
Debemos confesar que por un momento, mientras hacíamos el envío, temimos no lograr el efecto deseado, que no era otro que volver a los viejos tiempos de la chanza futbolera, esas de las épocas en que éramos una sociedad más pacata si se quiere, pero mucho más valiosa y humana; a tal punto lo hicimos de ese modo que antepusimos la burla hacia nosotros mismos: "Salgo de abajo de la tierra, recupero el habla".
El resultado, fue a todas luces, el esperado afortunadamente. Conseguimos reacciones de todo tipo, las cuales nos divirtieron y nos dieron la pauta que había valido la pena intentarlo.
Además de los comentarios colgados en las notas de esa edición de ayer, nos dijeron por ejemplo: "Lo voy a declarar oficialmente incompetente para dirigir el portal por motivos de salud mental y voy a proponer que la junta de accionistas nombre un nuevo director", firmado por Diego Rodríguez, nuestro webmaster; ¡nos mandaron un texto en el que se explica que el decano es Nacional y no Peñarol!!!, firmado por Daniel Penyy, a quien le dijimos que ese no era el punto, que se trataba del mejor y no del más viejo. Hubieron algunos irreproducibles también, hubieron llamados telefónicos y como pasa a veces, hasta hubo una reflexión seria, concienzuda, como las que nos tiene acostumbrados nuestro amigo Sammy Arlin.
¡Pobre de aquel comunicador que no tenga interlocutores valiosos!, ¿imaginan lo difícil que sería comunicar sin intercambiar?, ¿opinar sin escuchar o leer a los demás?.
Muy bien, en ese contexto, Sammy, con quien a menudo compartimos esos cafés-tertulia que tanto nos agradan, pensó que era buen momento para expresarse y nos mandó un texto que más abajo compartimos; le dijimos al amigo que la edición de ayer, había sido explícitamente presentada como informal y que a nuestro entender, no merecía una reflexión seria pero, el mensaje tiene un contenido que, de acuerdo o no, vale la pena conocer.
Antonio
A propósito del más popular de los deportes
Mi estimado Sergio Antonio:
No soy futbolero. Si bien me agrada ver buen fútbol, debo reconocer que no estoy al tanto de cada uno de los aconteceres de este popular deporte más de lo que cualquier individuo medianamente informado puede estar.
Hay cosas a las cuales me resisto, como la repetición sistemática de un gol cada cuatro años que ni se ve claramente, lo único claro es que sucedió hace más de medio siglo y todavía hay quienes se siguen colgando de ese hecho para vender, venderse o "currar" algo más.
Simples mercaderes de la ilusión.
Un gol -y apenas un gol, nada más- que se dio cuando Europa salía de la guerra y en el norte del continente se jugaba al baseball, mientras acá les vendíamos caro la materia prima de primera necesidad y gracias a esto tuvimos nuestro único buen momento económico de la historia patria.
Estábamos cómodos, bien alimentados, y teníamos Carnaval y fútbol.
Ellos salían de las ruinas, no muy bien alimentados, y moralmente bastante mal.
Entonces le ganamos al mundo el Mundial del ´50.
Pero bien, ellos se recuperaron, nos sacaron varios (varios de varios) cuerpos de ventaja, y nosotros seguimos bastante bien alimentados, tenemos Carnaval (largo, tedioso y corrupto), y fútbol (igual). Pero ahora ellos están lejos de la triste época de la guerra: vinieron las nuevas generaciones, y en base a inteligencia, método, constancia, esfuerzo y dedicación, son quienes dominan el espectro del fútbol, ya que no son oportunistas sino profesionales.
Ya ni siquiera quisiera tocar el tema de Uruguay en el Mundial, no sólo por la verguenza que pasaríamos así se nos de la chance matemática de llegar (como siempre basados en errores ajenos y no por mérito propio) sino porque comercialmente es imposible que nuestro país figure en la final de una competencia de este tipo.
A saber: si una marca de refrescos es soporte oficial de este evento, pondría millones de dólares en acciones de márketing y publicidad para vender su refresco en.... Uruguay, pleno invierno, con una población de 3 millones de habitantes pasando frio? O buscaría una "cierta garantía" de que su inversión publicitaria redunde en ventas en algún país del hemisferio norte, en verano, con millones de clientes ávidos de su producto?
Lo mismo para la marca de indumentaria deportiva: cuántas camisetas podría vender de Uruguay Campeón y a qué precio comparado con la venta que generaría de este producto y otros de su marca en cualquier país europeo que legue a la final? Da para comparar? En esto tampoco hay chance matemática.
Sucede lo mismo con la tarjeta de crédito oficial (creo que en una o dos horas genera más montos de ingresos en cualquier país europeo finalista que en todo el mes mundialista en Uruguay). Lo mismo ocurre con los segundos de televisión: las marcas multinacionales que los compran, por ejemplo las de
automóviles,qué van a vendernos ? Cuántos uruguayos comprarían vehículos de 80, 90, 100 mil dólares y más (que dicho sea de paso esos modelos ni existen en este mercado) en comparación con los millones de potenciales clientes que verían esos anuncios con el inigualable estímulo de estar en las finales o resultar campeones del mundo ?
Está bien, hay glorias pasadas que son innegables como cualquier hecho histórico.
Pero no compremos más ilusiones, ya no miremos más para atrás.
Entendamos donde estamos parados y a qué podemos aspirar. No premitamos que ¿periodistas deportivos? que intentan hacer su negocio nos arrastren al extremo de lo irracional. No permitamos que dirigentes inescrupulosos manipulen resultados para repetir finales de campeonato una, dos, tres, cuatro y hasta cinco veces, para recoger los dinerillos de las entradas y ponerse al día con algunos acreedores o hacerse de viáticos por algún viaje.
No permitamos, en definitiva, que el más popular de los deportes se convierta en el instrumento de mayor idiotización popular.
Sammy Arlin