La timba se solía llamar a las casas de juego, la mayoría de las veces clandestinas, en las que se realizaban juegos de azar. El prestigio de las diferentes timbas estaba dado no solo por los controles que evitaban que los jugadores hicieran trampas sino también por la honestidad de los dueños que garantizaban el fair play.
Casino es una palabra que tiene varios significados pero en la frase que transcribimos al inicio apunta a los locales destinados a la práctica de juegos de azar.
En general el funcionamiento de los casinos, como lugares de juego, deben ser previamente autorizados por los Estados.
En los dos casos timbas y casinos hay una semejanza se practican juegos en los que el resultado depende del azar, es decir de la casualidad o caso fortuito. No hay racionalidad posible para obtener un resultado deseado. No hay modo de ponderar el riesgo.
También sabemos que en general son muchos más los que pierden que los que ganan.
Las bolsas son instituciones económicas donde se efectúan transacciones públicas de compra y venta de valores, y otras operaciones análogas como vemos, por definición, no hay relación entre las timbas, casinos y bolsas ya que en las bolsas no se juega.
A su vez las bolsas están controladas por el estado, en nuestro caso por la COMISION NACIONAL DE VALORES que tiene a su cargo la función esencial de garantizar la transparencia de las transacciones, por ese motivo todas las sociedades que cotizan en bolsa debe presentar sus balances y toda información idónea para poder conocer su situación económico financiera, ello sin perjuicio del poder de policía para autorizar la oferta pública de títulos valores y para autorizar el funcionamiento de bolsas y mercados de valores.
Va de suyo que es de muy mal gusto confundir las timbas o casinos con las bolsas y esa confusión puede obedecer a dos razones ignorancia u obsecuencia, jamás a idoneidad profesional.
Hay otra confusión de conceptos mas grave que hace dudar que para la designación de directores de la C.N.V. se respeten los requisitos fijados en el art. 2 de la ley 17.811 que es la de creer que la inversión en la bolsa puede o debe ser una aventura maravillosa.
La aventura tiene que ver con lo extraño, con lo desconocido, los viajes de los conquistadores del siglo XV eran aventuras porque se sumergían en lo abisal de la geografía, si se me permite la expresión, es decir superaban los límites de lo conocido.
La participación como inversor en las bolsas o mercados de valores, implica la asunción de riesgos, mas no se ingresa en una dimensión abisal o desconocida, el riesgo consiste en la contingencia de sufrir una pérdida total o parcial de la inversión o bien una ganancia cuyo límite también se desconoce; todo ello con una salvedad el inversor puede salir cuando lo desee, esa es la razón de ser del mercado.
En la inversión en títulos valores el resultado no depende del azar sino de la idoneidad de los ejecutivos de cada sociedad o entidad cotizante y de la seguridad jurídica que impere en un país.
Obviamente la inversión sea en títulos valores, en una imposición en un banco, en un crédito otorgado a un particular siempre conlleva un riesgo, pero ese es el riesgo de toda actividad humana en la que solo para los condenados a muerte, ésta deja de tener una fecha incierta.
Si el Estado fija artificialmente las tarifas o precios de sociedades cotizantes es obvio que el mercado de valores se convierte en un casino ya que la evolución de las empresas afectadas dependerá del funcionario de turno que tiene a su cargo la función de fijar las tarifas de donde la inversión en ese tipo de negocios depende del azar.
Pero en este supuesto es el Estado el que afecta la transparencia del mercado.
En estos casos la inversión se convierte en una aventura que puede ser maravillosa si se está al alcance de saber el momento en que las tarifas se modificarán y puede ser tenebrosa si se ignora ese inocente dato. Obvio los que tengan la fija serán los ganadores.
Pero para ser justos con el azar no ganarán por obra y gracia de la casualidad sino de alguna deshonesta infidencia.
Otra cuestión que es fruto del desconocimiento de la realidad es la sempiterna creencia que las PYMES podrán cotizar en las bolas o mercados de valores.
En general las pymes son empresas de muy pocos socios, en las que estos trabajan sobre todo en las pequeñas empresas- a la par de todo el personal, con capitales pequeños que se van incrementado mediante la reinversión permanente de parte de sus ganancias.
En el país según información a nuestro alcance hay 544.000 pymes aproximadamente, el 55% están en capital y Provincia de Buenos aires, dan empleo al 66% de los trabajadores del país y salvo alguna rara expcecion no tienen más de 20 empleados en total.
De acuerdo a la resolución 24/01 de la Secretaria de la pequeña y mediana empresa entran en la clasificación de pymes las que tengan hasta estos valores máximos de facturación antes del IVA e impuestos internos (ingresos brutos)
Tamaño | Agropecuario | Industria y Minería | Comercio | Servicios | Construcción |
Microempresa | 456.000 | 1.250.000 | 1.850.000 | 467.500 | 480.000 |
Pequeña Empresa | 3.040.000 | 7.500.000 | 11.100.000 | 3.366.000 | 3.000.000 |
Mediana Empresa | 18.240.000 | 60.000.000 | 88.800.000 | 22.440.000 | 24.000.000 |
La pregunta es obvia, este tipo de empresas podrían cotizar en bolsas o mercados de valores, solo la obsecuencia ideológica nos puede llevar a una respuesta afirmativa.
Este tipo de empresas se financian con crédito bancario, en este momento inaccesible en la Argentina, el descuento de cheques, que también ocasionan un grave perjuicio financiero en muchos casos mediante la marginalidad como la exitosa publicidad que difundía la AFIP mientras estaba vigente el plazo para adherirse a un nuevo blanqueo de capitales.
Solo en la inocencia de un 28 de diciembre se puede tener como objetivo que las pymes coticen en un mercado de valores.
Lo grave es que mientras se desconozcan estos aspectos de la realidad la Argentina no encontrará solución a sus problemas y cuestiones.
Por ultimo ¿puede haber un mercado nacional y popular?
Si podría haberlo. Las AFJP eran un medio para que el ahorro popular se canalizara hacia inversiones productivas. Lamentablemente el estado prostituyó esa finalidad ya que mediante sucesivas reglamentaciones se fue apoderando indirectamente de esos ahorros para financiar el déficit público consecuencia de pésimas administraciones.
Luego se apoderó de todos los fondos a cara descubierta, para financiar sus gastos generales manejados con absoluta discrecionalidad por la omisión del congreso en ejercer sus atribuciones.
Entre tanto la mayoría de las jubilaciones no superan los $ 800,00, poco mas de u$s 200,00 para quien trabajó un mínimo de 40 años.
A nadie se le ocurrió que la jubilación mínima no debería estar por debajo del salario vital mínimo ¿o los jubilados carecen de necesidades mínimas ?
En fin, ARGENTINA es lo que hay, ¿no es cierto?
Quizás se quiso decir que MORENO no tendrá mas influencia ni podrá decir Mis muchachos son expertos en partirle la columna y hacerle saltar los ojos al que hable, o no me obedezca es decir la licencia 00K no será reconocida
Eso seria otra cosa, ¿no?