Las negociaciones están lejos de culminarse y su futuro es incierto según New York Times y Wall Street Journal que informaron de ellas. Además de los problemas que generan las decisiones de este tipo, existe una complicación añadida por el papel de otra aerolínea, Northwest, en Continental. Ambas empresas llegaron a un acuerdo en 2001 para cerrar un contencioso según el cual comparten operaciones hasta 2025. Fruto de este pacto Northwest consiguió una acción de oro en Continental con la que puede bloquear la fusión si esta se presenta ante los accionistas. La nueva aerolínea sería mayor también que la que emergiera de la opa de US Airways sobre Delta y que esta última, en suspensión de pagos, ha rechazado. Esta operación de US es la que está dinamizando la largamente esperada ola de fusiones de aerolíneas que tan poco entusiasmo encuentra en el sector por, entre otras cosas, los costes que estas operaciones llevan aparejados. No obstante, cuando dos compañías terminan uniéndose, el resto se ve obligada a hacerlo propio para no perder competitividad. De hecho, Lawrence Kellner, consejero delegado de Continental, preferiría la independencia. Pero enfrente tiene a Glenn Tilton, consejero delegado de United, quien favorece la consolidación de las llamadas aerolíneas de legado. Estas son las que existían antes de la desregulación de 1978, que afrontan altos costes y fueron las que más perdieron tras la crisis que se aceleró tras el 11S. United, US Airways, Delta y Northwest y otras pequeñas compañías han solicitado la suspensión de pagos desde 2001. US Airways y United ya están fuera de ella. La primera se fusionó con America West y salió de la supervisión judicial en 2005 y United emergió en febrero. Los fuertes recortes de costes y los ajustes en capacidad han ayudado a este sector a recuperarse.
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