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Viernes, 27 Abril 2007 03:14

ZONA OPINIÓN - ES HORA DE APRENDER DE LOS ERRORES

por Graciela Vera
Periodista independiente 
Desde Almería, en el sur del norte. 
27 ABR 07 - Portal del Uruguay.

Parte 3: Lo mismo haciéndolo diferente (I) 

¿Cómo podemos ser tenidos en cuenta como un destino turístico si no recuperamos nuestra identidad?

¿Qué busca el turista a más de conocer la idiosincrasia de un pueblo?

Graciela Vera

No me gusta hacer preguntas sin siquiera intentar sugerir una respuesta válida y, aunque tímidamente algo quise decir en la anterior entrega, queda latente la pregunta que se hace subliminalmente ¿existe una táctica exitosa de lograr lo primero y, podremos estar seguros de que lo que nosotros creemos que el visitante quiere encontrar, es realmente lo que él busca?

O hilando más fino aún, ¿tenemos en nuestra oferta tal variedad de propuestas como para captar las distintas sensibilidades de un mercado muy amplio*(1)?

Reafirmo que ante la casi nula oferta turística que permita competir con éxito frente a mercados ya consolidados, en Uruguay existe materia prima para crearla, tanto humana como medioambiental y con buenas bases estructurales.

Reconozco que si una tarea es complicada, tanto para el Gobierno como para la empresa privada, esa es consolidar el turismo.

Juegan un papel predominante los intereses económicos y surge la clásica pregunta sobre ¿qué fue primero, la gallina o el huevo?

El sector de turismo que queremos atraer no viene o no regresa porque no hay infraestructura y no hay infraestructura porque no hay turistas que la utilicen.

En el mundo de los negocios quienes nada arriesgan poco o nada ganan. En turismo, si no se arriesga no sólo no ganamos sino que perdemos.

Seguro que el lector a esta altura se pregunta por el significado que he querido darle al título de este artículo y la respuesta tiene directa vinculación con lo que he venido hablando.


‘Lo mismo haciéndolo diferente’, tanto en la oferta como en la demanda.

Buscamos nuestra identidad. Creemos que por no mirar hacia atrás la hemos perdido y no es así.

Salgamos un poco más del asfalto (no lo abandonemos totalmente porque al viajero moderno no le gusta verse enterrado en lodo), rescatemos lo que las estancias de turismo y algunos establecimientos agro-turísticos ya realizan a bajas revoluciones. Necesitamos más y siempre apuntado a mejorar servicios e infraestructuras.

Si las domas, las yerras o los bailes criollos nos identifican, no los escatimemos de los tours turísticos, como tampoco una parrilla con asado y ‘chinchulines’, una guitarra y algún acordeón.

La identidad no se recobrará volviendo atrás el reloj y llevando la vida de los uruguayos un siglo atrás, pero sí se puede rescatar como se rescatan y actualizan los grandes clásicos.

Cuando en Verona se interpreta Romeo y Julieta, Verona no vuelve al siglo XVII pero al visitante se le trasmite vivencias del pasado haciéndolo vivir por un momento aquello que la escenografía ha creado para fidelizar el turismo.

Y Romeo y Julieta no serían creíbles en el entorno de la Torre dei Lamberti, pero sí en ese balcón que nunca existió como no existieron los personajes pero que está allí con ellos para, como ellos, recibir la andanada de flashes de miles de cámaras fotográficas.

Nuestra identidad es el pueblo como tal, trabajando, disfrutando del ocio, riendo o discutiendo, lo que el turista captará casi al momento y que en definitiva le fidelizará o le hará rechazarnos como destino turístico.


Pero nuestra identidad es también un joven Mattos Rodríguez sentado en un café de la Plaza Independencia, escribiendo su memorable Cumparcita; o una llamada en el Barrio Sur, o una pareja en plena ciudad vieja, bailando tango al compás de un bandoneón, caracterizado el grupo a la usanza de los años 20 del siglo pasado.

El turista quiere más de lo mismo. Más de nuestro campo, más de nuestras ciudades, más de nuestra historia, o sea lo mismo que nosotros aprendimos, sentimos o vivimos diariamente pero enmarcado, diferenciado.

Las opciones, la temática, el encuadre será lo que en definitiva forme parte de nuestra seña de identidad; debe ser una estrategia cuidadosamente trazada.

Y el turista quiere encontrar también lo que puede hallar en otros sitios, pero también personalizado por nosotros.

Los cuatro pilares básicos para darle eso que busca son 


Coordinación
Planificación
Ejecución
Promoción
 

Se puede argumentar que los cuatro elementos  han sido puestos en funcionamiento no una sino muchas veces.

No lo niego, en materia de turismo se ha coordinado, se ha planificado, se ha ejecutado y se ha promocionado

No pretendo juzgar el éxito obtenido en cada momento, simplemente pregunto ¿apuntando a lograr qué?

O rehago la pregunta ¿y desde ahora qué estipularemos como meta?

Al visitante que viene en la época estival debemos darle otras opciones a más de sol y playa pero también debemos atraparlo para que venga fuera de la temporada alta.

Los espacios abiertos, la dependencia del clima limitan pero quizás la estrategia esté en lo que otros mercados han descubierto y de lo que se han beneficiado.

¿Porqué no tener doce meses de alta temporada?

Si la oferta implica crear más de lo que ya hay porque existe demanda para ello: hagámoslo.

Hagamos realidad una oferta turística para todo el año y si no podemos hacerlo solos, abramos las puertas a quienes tienen experiencia y buscan lugares que les faciliten el montaje y alojamiento de una empresa de grandes características.

Y facilitar no es caer con todo el peso de los gravámenes con que el Gobierno erróneamente cree hacer patria cuando alguien intenta sacar adelante un proyecto.

Facilitar es dar bonificaciones y si es necesario otorgar permisos libres de impuestos por años, y no seremos los primeros.

Si los uruguayos dudamos, los capitales extranjeros ni se acercarán. Copiemos de quienes han logrado grandes beneficios cediendo al principio.

Los beneficios llegarán multiplicados en empleos, bienestar y especialmente en las divisas que dejan los turistas internacionales. 


Es posible……………..       continúa con PARQUES TEMÁTICOS Y OTRAS YERBAS. 


*(1) – Así como es conveniente cargar las tintas en procura de atraer especialmente a un sector determinado como puede ser el de los adultos mayores, es desaconsejable que ese esfuerzo pase de prioritario a único. La oferta turística debe resultar –en conjunto o independientemente- interesante a todos los sectores.
 

 

Parte 3: Lo mismo haciéndolo diferente (I) 

¿Cómo podemos ser tenidos en cuenta como un destino turístico si no recuperamos nuestra identidad?

¿Qué busca el turista a más de conocer la idiosincrasia de un pueblo?

No me gusta hacer preguntas sin siquiera intentar sugerir una respuesta válida y, aunque tímidamente algo quise decir en la anterior entrega, queda latente la pregunta que se hace subliminalmente ¿existe una táctica exitosa de lograr lo primero y, podremos estar seguros de que lo que nosotros creemos que el visitante quiere encontrar, es realmente lo que él busca?

O hilando más fino aún, ¿tenemos en nuestra oferta tal variedad de propuestas como para captar las distintas sensibilidades de un mercado muy amplio*(1)?

Reafirmo que ante la casi nula oferta turística que permita competir con éxito frente a mercados ya consolidados, en Uruguay existe materia prima para crearla, tanto humana como medioambiental y con buenas bases estructurales.

Reconozco que si una tarea es complicada, tanto para el Gobierno como para la empresa privada, esa es consolidar el turismo.

Juegan un papel predominante los intereses económicos y surge la clásica pregunta sobre ¿qué fue primero, la gallina o el huevo?

El sector de turismo que queremos atraer no viene o no regresa porque no hay infraestructura y no hay infraestructura porque no hay turistas que la utilicen.

En el mundo de los negocios quienes nada arriesgan poco o nada ganan. En turismo, si no se arriesga no sólo no ganamos sino que perdemos.

Seguro que el lector a esta altura se pregunta por el significado que he querido darle al título de este artículo y la respuesta tiene directa vinculación con lo que he venido hablando.


‘Lo mismo haciéndolo diferente’, tanto en la oferta como en la demanda.

Buscamos nuestra identidad. Creemos que por no mirar hacia atrás la hemos perdido y no es así.

Salgamos un poco más del asfalto (no lo abandonemos totalmente porque al viajero moderno no le gusta verse enterrado en lodo), rescatemos lo que las estancias de turismo y algunos establecimientos agro-turísticos ya realizan a bajas revoluciones. Necesitamos más y siempre apuntado a mejorar servicios e infraestructuras.

Si las domas, las yerras o los bailes criollos nos identifican, no los escatimemos de los tours turísticos, como tampoco una parrilla con asado y ‘chinchulines’, una guitarra y algún acordeón.

La identidad no se recobrará volviendo atrás el reloj y llevando la vida de los uruguayos un siglo atrás, pero sí se puede rescatar como se rescatan y actualizan los grandes clásicos.

Cuando en Verona se interpreta Romeo y Julieta, Verona no vuelve al siglo XVII pero al visitante se le trasmite vivencias del pasado haciéndolo vivir por un momento aquello que la escenografía ha creado para fidelizar el turismo.

Y Romeo y Julieta no serían creíbles en el entorno de la Torre dei Lamberti, pero sí en ese balcón que nunca existió como no existieron los personajes pero que está allí con ellos para, como ellos, recibir la andanada de flashes de miles de cámaras fotográficas.

Nuestra identidad es el pueblo como tal, trabajando, disfrutando del ocio, riendo o discutiendo, lo que el turista captará casi al momento y que en definitiva le fidelizará o le hará rechazarnos como destino turístico.


Pero nuestra identidad es también un joven Mattos Rodríguez sentado en un café de la Plaza Independencia, escribiendo su memorable Cumparsita; o una llamada en el Barrio Sur, o una pareja en plena ciudad vieja, bailando tango al compás de un bandoneón, caracterizado el grupo a la usanza de los años 20 del siglo pasado.

El turista quiere más de lo mismo. Más de nuestro campo, más de nuestras ciudades, más de nuestra historia, o sea lo mismo que nosotros aprendimos, sentimos o vivimos diariamente pero enmarcado, diferenciado.

Las opciones, la temática, el encuadre será lo que en definitiva forme parte de nuestra seña de identidad; debe ser una estrategia cuidadosamente trazada.

Y el turista quiere encontrar también lo que puede hallar en otros sitios, pero también personalizado por nosotros.

Los cuatro pilares básicos para darle eso que busca son 


Coordinación
Planificación
Ejecución
Promoción
 

Se puede argumentar que los cuatro elementos  han sido puestos en funcionamiento no una sino muchas veces.

No lo niego, en materia de turismo se ha coordinado, se ha planificado, se ha ejecutado y se ha promocionado

No pretendo juzgar el éxito obtenido en cada momento, simplemente pregunto ¿apuntando a lograr qué?

O rehago la pregunta ¿y desde ahora qué estipularemos como meta?

Al visitante que viene en la época estival debemos darle otras opciones a más de sol y playa pero también debemos atraparlo para que venga fuera de la temporada alta.

Los espacios abiertos, la dependencia del clima limitan pero quizás la estrategia esté en lo que otros mercados han descubierto y de lo que se han beneficiado.

¿Porqué no tener doce meses de alta temporada?

Si la oferta implica crear más de lo que ya hay porque existe demanda para ello: hagámoslo.

Hagamos realidad una oferta turística para todo el año y si no podemos hacerlo solos, abramos las puertas a quienes tienen experiencia y buscan lugares que les faciliten el montaje y alojamiento de una empresa de grandes características.

Y facilitar no es caer con todo el peso de los gravámenes con que el Gobierno erróneamente cree hacer patria cuando alguien intenta sacar adelante un proyecto.

Facilitar es dar bonificaciones y si es necesario otorgar permisos libres de impuestos por años, y no seremos los primeros.

Si los uruguayos dudamos, los capitales extranjeros ni se acercarán. Copiemos de quienes han logrado grandes beneficios cediendo al principio.

Los beneficios llegarán multiplicados en empleos, bienestar y especialmente en las divisas que dejan los turistas internacionales. 


Es posible……………..       continúa con PARQUES TEMÁTICOS Y OTRAS YERBAS. 


*(1) – Así como es conveniente cargar las tintas en procura de atraer especialmente a un sector determinado como puede ser el de los adultos mayores, es desaconsejable que ese esfuerzo pase de prioritario a único. La oferta turística debe resultar –en conjunto o independientemente- interesante a todos los sectores.