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Miércoles, 05 Diciembre 2007 20:02

"El más prodigioso inventor de su tiempo", era uno de los nuestros

 por Enrique Gavilán

05 DIC 07 PDU
III y IV conferencias del ciclo de conmemoración de Torres Quevedo.
Los amantes de la aviación han podido disfrutar del extenso conocimiento y de la pasión de
  diversos expertos que se han dado cita en Guadalajara en el marco del ciclo de conferencias organizadas con motivo del Centenario del dirigible Torres Quevedo.
 
 
 
Si el catedrático de Química de la Universidad Complutense, Carlos Seoane, y el ingeniero Don José Calavera (al que se debe el teleférico de Fuente Dé) nos enseñaron la semana pasada a amar la aviación y la ingeniería, esta semana han sido el general Juan Antonio Carrasco (detallista conocedor de los principios históricos de los dirigibles) y Francisco González de Posada, los que nos han hecho admirar de nuevo todo lo relacionado con el aire y la aviación.
 

En concreto, González Posada nos hizo vibrar, al hilo, nunca mejor dicho, del transbordador de Torres Quevedo, que transporta cerca de cuatrocientas mil personas al año en la actualidad, y sobre el que lanzó la siguiente idea: "¿Porqué no un dirigible "Torres Quevedo" en Guadalajara, hoy?".


Hemos disfrutado con los que aman el aire, como en el caso de Carlos Seoane y Juan Antonio Carrasco, que sin conocerse, sin haber coincidido fisicamente en el teatro-auditorio Buero Vallejo, sí coinciden en su pasión por el vuelo sin motor. Ambos nos hicieron recapacitar sobre el verbo "volar", sobre esa conquista que sigue dirigiéndose en su forma más pura por los que vuelan sin motor.


"Volar por el tiempo" fue la propuesta de Seoane, quien hizo un recorrido de los saltos de la historia aeronáutica. Pero el factor tiempo es el que va dominando la carrera y llegamos hasta las naves espaciales, como el que no quiere la cosa, como el que no tiene noción del tiempo.

Juan Antonio Carrasco, une a su condición militar de general del Ejército del Aire, la de enamorado de la purísima técnica del vuelo sin motor. Así, pudimos comprobar cómo habla, cómo se entusiasma con la historia aeronáutica.

 

José Calavera, un eminente ingeniero que diseñó y dirigió tecnicamente el teleférico de Fuente Dé (Cantabria) y que el pasado año transportó la friolera de 330.000 viajeros, nos desveló los entresijos técnicos y los "handicaps" de su desarrollo.

Una obra bien hecha, que al día de hoy ve superadas las mejores previsiones, lo que hace que se esté hoy mismo, en vías de ampliarlo o de ejecutar otro. Esperemos que en este caso alguien se acuerde del segurísimo sistema de de seis cables de Torres Quevedo.

Pero el ponente que "estalló" ayer, fué sin duda, el profesor, González de Posada. Reivindicó muy contundentemente el reconocimiento de Don Leonardo, puso ejemplos como el de la traducción en el año 1996 de la obra cumbre de Torres Quevedo "El Aritmómetro Electromecánico", obra sobre la teoría que ha conducido al mundo de los ordenadores actuales.

Había tardado una enormidad de tiempo en traducirse al español, y desde 1920 existía una versión francesa, increiblemente, y tambien en inglés. Ese honor, y ese logro de su traducción se lo debemos a Francisco González de Posada. Otro ejemplo, evidente, es el del reconocimiento como ingeniero por parte del IEEE, que ha tenido, con su reconocimiento "Milestones" que venir del otro lado del Atlántico, de los EE.UU.


En definitiva se trataba de llamar la atención sobre la distancia que existe entre la cultura científica y la sociedad, en general, Cervantes, Ramón y Cajal, y,..., Torres Quevedo, son hitos de nuestro pasado en distintas disciplinas, pero se ha tardado en reconocerlos. El profesor González, no mostró un pesimismo "histérico", pero sí explicitó su contundencia con su valoración de la percepción social de "lo científico", en nuestro país, intentó hacernos superar ese complejo tan español con respecto a la ciencia, y, el caso concreto de Don Leonardo es palmario, es evidente el vacío que existe en el reconocimiento de uno de los nuestros, "el más prodigioso inventor de su tiempo", frase de Maurice d´Ocagne, que repite insistentemente este catedrático, como slogan mediático científico, en cuanto tiene delante alguien que debe escucharlo.


El que uno de los nuestros, haya sido padre de la Informática, de la Automática, etc..., anticipándose varios lustros a su tiempo no es algo fortuíto, es algo que refleja que en este querido país de paises nuestro, la creación que supone la invención es posible, pero una machacona historia que se repite es la de la disociación del saber científico y su imbricación en la industria productiva. Siempre, se termina fuera de España, explotando lo que se ha pensado, lo que se ha creado en nuestro país.
González de Posada, habló del actual transbordador del Niágara, el "Spanish Aerocar", que ondea los colores de la bandera de origen de su inventor sobre los cielos de Canadá, pero que tambien lo hace sobre el "espacio aéreo" de los EE.UU. A nadie le ha avergonzado que los colores de nuestra bandera "vuelen" sobre el río Niágara, contradicción con la actual "guerra de banderas" que hay en nuestro país, que por otra parte es un país de contradicciones en sí mismo.
(Pincha en la placa para leer el texto)
 


Finalmente, el ilustre profesor se desplazó a la práctico, y planteó la posibilidad de la construcción de un transbordador, que ha de denominarse Torres Quevedo, con el sistema de éste en Guadalajara, hoy, como sistema de transporte público.

En la mesa redonda del próximo 14 de enero del 2008, seguro que este tema vuelve a plantearse. Lo veremos y se lo contaremos
 
fuente: Aviacion Digital