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Miércoles, 23 Abril 2008 20:48

Sampa Global

 por Daniela González y Rodrigo Díaz
 
24 ABR 08 PDU
Subir a un auto en São Paulo puede ser una de las peores experiencias urbanas del mundo. Los atascos de tránsito, que en horas pico pueden armar filas de automóviles de cientos de kilómetros y que cubren por igual a avenidas principales como a callejuelas,
están peor que nunca. La escena empeora con los 1.000 vehículos que se suman cada día a un parque automotor que llega a 6 millones. Tanto locales como extranjeros, parados en una hilera de vehículos inmóviles, se preguntan cómo pueden tolerar tal castigo urbano.

Posiblemente para muchos paulistanos la respuesta está en las posibilidades económicas que ofrece la ciudad. São Paulo, el centro industrial de Brasil, es también el principal proveedor de servicios y captador de recursos de América Latina. La mejor muestra es Bovespa, la bolsa de la ciudad. En 2007 se transaron en ella más de US$ 528.000 millones en acciones, cuatro veces lo que transó la Bolsa de México (la segunda más grande de la región) y 128% más de lo que la misma Bovespa había hecho en 2006.

A un ritmo de 1,4 IPO y aperturas en bolsa a la semana y con una actividad económica que creció en torno al 9% el año pasado, la capital económica brasileña compensa muchos de sus problemas urbanos.

La ciudad también mejoró su cara gracias a la Ley Ciudad Limpia, que ordenó la publicidad en las calles, desde outdoors a paneles electrónicos, y reglamentó las fachadas comerciales. “Ciudad Limpia quedó como la marca contra la contaminación visual, que es la más fácil de enfrentar”, dice el alcalde de São Paulo, Gilberto Kassab.

Su plan incluye enterrar cables y combatir la contaminación del aire a través de la inspección vehicular, la contaminación del agua y la sonora (ver Limpieza forzada)

Todo esto le ha permitido a São Pualo encabezar por segunda vez nuestro ranking anual de Las Mejores Ciudades para Hacer Negocios en América Latina. Elaborado por el departamento de estudios AméricaEconomía Intelligence, este ranking se realiza a partir de un análisis de 50 variables realizado en 42 distintas ciudades de América Latina, y complementado con una encuesta que respondieron más de 1.200 ejecutivos de toda la región.

Toda esta información se organiza de manera de obtener indicadores para cinco distintas dimensiones: poder de negocios, ventaja geoestratégica, servicios para los negocios, capital intelectual y servicios para ejecutivos. El resultado de este análisis es el Índice de Competitividad Urbana, o ICUR, para cuya realización nos apoyamos en un panel de expertos.

São Paulo tiene el ICUR más alto de la región, seguido de Miami (ciudad que a pesar de estar en territorio estadounidense tradicionalmente se ha incluido en este estudio) y Santiago. La capital chilena, a pesar de ser la sede central de la economía más estable de América Latina y con una gran ventaja en infraestructura de servicios, dejó el primer lugar que compartió en 2007 con Miami. El relativamente bajo crecimiento económico de la ciudad, sumado a los problemas energéticos que auguran alzas de costos e incertidumbre en la provisión para este año a muchas empresas, se notaron en su ICUR.

Estas tres ciudades, junto a Ciudad de México, Buenos Aires y Monterrey, forman el grupo de líderes que consiguen más de 40 puntos en su Índice de Competitividad Urbana. Monterrey, ciudad que siempre estaba entre los primeros lugares de este ranking, cayó en la evaluación de este año por no tener una Bolsa de Comercio, lo que le resta competitividad a la hora de apalancar recursos para sus empresas, las que necesariamente deben ir a buscarlos a la Bolsa de Ciudad de México. Lo interesante es que la ciudad regiomontana se mantiene indiscutidamente como la mejor para instalar una industria, recibiendo el 70% de los votos de nuestros ejecutivos.

A continuación le sigue un compacto grupo de 28 urbes que lograron entre 30 y 40 puntos. Sus posiciones son expectantes, pues pequeñas variaciones en su ICUR les permiten avanzar o retroceder varios peldaños. En este grupo destacan Bogotá y Lima, dos ciudades que han tenido ascensos estables en los últimos años y que por primera vez se mezclan entre las 10 primeras del ranking.

Bajo los 30 puntos hay un pequeño grupo de ciudades que están quedando a la zaga y que deben hacer mucho todavía para transformarse en alternativas para la inversión internacional y proveer de fuerza a su comunidad de negocios local.

Capital intelectual. Una de las principales determinantes de la evolución de una ciudad, tal como lo confirmó nuestro panel de expertos, es la situación del país. El Estado nacional otorga a una ciudad muchas cualidades que son casi imposibles de gestionar a nivel interno y, por tanto, la evolución positiva de un país puede impulsar en grupo a algunas de las ciudades que lo componen. Es el caso de las ciudades brasileñas que subieron en el ranking, con la excepción de Curitiba. Si bien ésta sigue siendo una gran ciudad para vivir, su poder de negocios y su capital intelectual se están quedando estancados. Las ciudades mexicanas, en cambio, sufrieron del bajo dinamismo económico de México: Querétaro, Guadalajara, Chihuahua y Puebla experimentaron caídas en sus posiciones.

Ciudad de Panamá, la urbe del istmo centroamericano que más alto está en el ranking (11), pareció ser el centro de moda para la atracción de negocios durante 2007, aventajada por su poder de negocios, comparable con el de Ciudad de México, y una innegable ventaja geoestratégica, que la fueron consolidando durante el año anterior. Eso se suma a un no despreciable poder de marca, aunque su débil atributo en la creación de capital intelectual actúa como un lastre que le impide ir más arriba en nuestro escalafón.

Y es que disponibilidad de recursos humanos calificados es una de las variables más relevantes para la competitividad de una ciudad. Las empresas requieren profesionales diversos y que estén actualizados con las últimas tendencias globales en gestión, tecnología o marketing. Requieren conocimiento local. Eso es justamente lo que busca medir la dimensión de Capital Intelectual, y que se compone de indicadores como patentes solicitadas localmente, universidades de alta calidad, producción de investigación científica y académica validada globalmente a través de la base ISI, además de la existencia de una sólida red de escuelas de negocios. En esto tienen ventajas las ciudades que logran formar, retener y atraer capital intelectual, además de promover la diversidad. São Paulo, Miami, Buenos Aires, Ciudad de México y Santiago son las ciudades que llevan la punta en esta dimensión en la región.

Ciudades sustentables. Esta lucha por captar la mayor atención de las empresas para instalarse, y que es el tipo de competitividad que define a las ciudades latinoamericanas, también se da en una escala más pequeña que abarca las “áreas de influencia”, según Luis Mauricio Cuervo, doctor en Urbanismo y Planificación y experto del Ilpes de Cepal. En una primera instancia, las ciudades compiten con sus vecinas, lo que define estas zonas. Esto queda demostrado al preguntar a los ejecutivos de la región cuál es la ciudad que consideran como competencia directa a la suya. Los resultados indican una fuerte tendencia en ver como competencia a aquellas ciudades de países vecinos, o en el caso mexicano, entre distintos estados. La excepción se da en Ciudad de México, São Paulo, Miami y Santiago (para Buenos Aires se da la coincidencia de considerar a São Paulo y Santiago como rivales directas), que son precisamente las ciudades que han logrado insertarse de mejor manera en los circuitos internacionales.

Pero las ciudades de Latinoamérica no sólo están compitiendo entre sí. También están compitiendo contra otras zonas del mundo. Novartis, por ejemplo, estuvo evaluando por cerca de un año instalar su planta de vacunas en Brasil o en Singapur, pero finalmente se adoptó la decisión de establecerla en el país asiático.

Y es que, como lo muestra la misma São Paulo, la competitividad global de las ciudades latinoamericanas, no obstante, no sólo pasa por las variables duras que permitan comprar costos y beneficios en distintos atributos, o indicadores de estabilidad. También pasa por sus estrategias para sustentarse en una época en que la convivencia con el medio ambiente es cada vez más crítica. La polución ambiental medida en partículas de polvo en el aire, es sólo el punto de partida para una reflexión más amplia: cómo las ciudades van a diseñar sus estrategias de energía, de abastecimiento y tratamiento de aguas, así como emplazamientos industriales para lograr una expansión sostenible en el largo plazo. El desafío para las ciudades de la región es muy complicado, pues a diferencia de otras economías en desarrollo con población mayoritariamente rural, más del 75% de los latinoamericanos ya viven en centros urbanos. “Esto es resultado de un proceso migratorio que en su mayor parte se dio en los años 40-80, cuando la preocupación ambiental y la sostenibilidad no eran las prioridades de la gestión urbana”, dice Raquel Szalachman, del área de asentamientos urbanos y sostenibilidad de Cepal.

Curitiba, la ciudad de Brasil fundada en 1963, con un plan maestro de orden urbano, planificación del transporte público, medio ambiente e integración social, sigue siendo la única gran excepción a esta tendencia. Aunque su desarrollo ha servido de modelo a 98 ciudades de Brasil y el mundo –entre ellas las colombianas Bogotá, Cali, Barranquilla, Medellín, Cartagena, Manizales y Pereira, y Ciudad de México–, la gran mayoría de las ciudades latinoamericanas reprueban en sus estrategias de sustentabilidad. Por ahora sólo cabe esperar que la fila avance lentamente.


fuente: América Economía