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Viernes, 25 Julio 2008 05:03

¿Deber o querer?

 por Sergio Herrera Blois
Es moneda corriente en nuestra sociedad que al menos en cada familia  haya por lo menos una persona que decidió "probar" suerte en otro país.

 
Amigos, hermanos, primos de alguien, que con un sueño a cuestas partieron a paises lejanos en busca de un  mejor presente y un futuro más promisorio.
 
Pienso sobre todo en aquellos que pertenecen a mi franja etaria (menores de 30) que no estaban cómodos aqui y se fueron pensando que en otro lado conseguirían la prosperidad que en Uruguay les era esquiva.
 
Muchos lograron su objetivo y hoy, miran hacia aqui abajo con nostalgia pero conscientes que lo que consiguieron les costó mucho , sabiendo que ya han echado raíces en el exterior y su retorno al paisito es improbable, más alla de venir a pasar unos días en el verano y estar con la famila para las fiestas.
 
Esto último, siempre y cuando su estadía en el viejo continente o en "la tierra de la libertad" sea dentro de la legalidad..., porque están los otros, los que en esos lugares siguen sin documentación.
 
En este caso, nos referimos a quienes por su condición, viven presos en grandes ciudades.

Los que ven que el tiempo pasó desde que se fueron de Uruguay y su presente es mejor, pero no hay mucha proyección de futuro y están llegando a una situación limite que es definir si quedarse o volver.
 
Volver, puede significar que no se alcanzó el objetivo o que se fracasó en la búsqueda.

¿Pero es asi realmente? ¿que es más importante? ¿vivir pensando en los de acá, pero allá?

Inclusive, pensando que en muchos de estos casos que me vienen a la mente, son quienes  sienten que ya cumplieron su ciclo y estan analizando el retorno para intentar nuevamente insertarse en nuestro país.
 
Es ahí cuando empieza la puja entre el querer y el deber.

Jóvenes que no aguantan y quieren escapar de una buena vez de las cárceles confortables en las que viven para volver definitivamente aquí.

Pero no les resulta sencillo, menos cuando desde este lado, por parte de su propia sangre no reciben el apoyo moral para el retorno y ven que se prioriza la parte material, porque en la mayoría de los casos estas familias cuentan en sus presupuestos, como ingreso fijo, el subsidio que les llega de su parte, en dólares o en euros.
 
Y entonces comienzan a oír: "¿pero qué vas a hacer acá?", "mirá que sigue todo igual", "pensálo bien, si te arrepentis no hay marcha atrás".
 
Lo que no se oye mucho es "venite que nos arreglaremos de alguna manera", "te esperamos para ayudarte", " si estás mal es preferible que estemos juntos"...

Cada historia es diferente y cada casa es un mundo, se sabe, pero...nadie debería sentirse obligado a continuar exiliado económicamente contra su voluntad.