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Jueves, 21 Mayo 2009 19:08

La experiencia Ryanair

 Para quienes vivimos en esta parte del planeta, la experiencia de una "verdadera compañía low cost" no es algo a lo que por el momento estemos habituados.
Salvo algunas excepciones que tratan de aproximarse a ese modelo de gestión, como Gol, aún Sudamérica está lejos de ofrecer esta alternativa debido a la idiosincrasia del pasajero y cuestiones externas, como la falta de aeropuertos secundarios y baratos.

La semana pasada Aviación News tuvo oportunidad de volar en Ryanair, tal vez la compañía low cost más importante de Europa, e icono en el mundo de las bajo costo. El trayecto en este caso era para unir a Hamburgo y Estocolmo, la capital sueca.

El avión partía del aeropuerto de Lübeck, a unos 50 kilómetros de Hamburgo. ¿Cómo llegar? Simple, tomando uno de los buses que Ryanair coordina con los horarios de sus vuelos y que parten de la terminal central de Hamburgo por unos 9 euros. Una vez en el aeropuerto, si no hay que despachar equipaje uno ya tiene listo su boarding pass impreso por Internet (hacerlo en el check in solo hace que uno gaste más dinero).
 
Una vez pasada la rigurosa medición y pesaje del equipaje de mano (no puede superar los 10 kilos) pasamos a la sala de preembarque. Una "carpa" gigante con los colores de Ryanair pero con todas las comodidades.

El avión, un Boeing 737/800 con winglets, que tenía una inscripción en el fuselaje que decía "No a los cargos por combustible de Lufthansa", partió puntualmente luego de un rapidísimo y riguroso "turn around". En el avión no existe número de asientos, por lo que aquellos que busquen alguna ubicación particular, deberán apurarse para embarcar. Luego de pasar por el baño, el cual es gratis más allá de cualquier "broma" de su particular CEO, los tripulantes, en este caso españoles en su mayoría, ofrecieron a bordo las bebidas y snacks, los cuales se compraban como a un viejo chocolatero de cine. ¿Los precios? No muy distintos a los de tierra aunque igualmente fue escasa la venta ya que la mayoría de los pasajeros decidió que podía estar sin comer por unos 75 minutos.

La separación entre asientos no es particularmente estrecha comparada con los vuelos de cabotaje tradicionales (para un vuelo de 1,15 horas solamente), pero la imposibilidad de reclinar el asiento generaba cierta incomodidad.

Un detalle destacado es que la publicidad parece ser un medio de ingresos no menor para la compañía. Los portaequipajes tienen grandes avisos publicitarios y las indicaciones del número de asientos también. A su vez por los altoparlantes, mientras uno se ubica en su lugar, puede escuchar distintas mensajes como por ejemplo, que Ryanair recomienda alquilar autos Hertz.

Los métodos para obtener ingresos o reducir costos no terminan allí, ya que por ejemplo las tarjetas con información de emergencia estaban pegadas a los respaldos (no vaya a ser que se pierdan). Una de las cosas que más llama la atención es la venta en pleno vuelo del "bingo Ryanair", una raspadita que da la posibilidad de ganar 1 millón de euros. Al tocar suelo sueco, por los altoparlantes sonó una simpática campanita y una voz grabada que decía: "Bienvenidos a otro vuelo puntual de Ryanair". ¿La tarifa para este trayecto? Desde los 5 euros...

www.aviacionnews.com