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Jueves, 17 Mayo 2007 20:48

ZONA TURISMO - Cien años de turismo argentino

 
Por Enrique Meyer
Secretario de Turismo de Argentina
Para LA NACION

  
18 MAY 07 - Portal del Uruguay.
El sector turístico ha acordado celebrar en 2007 los cien años del turismo argentino, a partir del reconocimiento de que en 1907 se tomaron decisiones y se encararon obras que tendrían significativa importancia para el desarrollo de la actividad en el país.

Pero, aun cuando el turismo festeja sus cien años, es, en realidad, uno de los sectores más jóvenes de la economía mundial y nacional, a pesar de lo cual exhibe una aceleración en su crecimiento no parangonable con la de ningún otro sector de la economía, al punto de haberse transformado en uno de los rubros más destacados de las transacciones internacionales.

El turismo, para surgir, subsistir y expandirse, necesita que otros sectores le allanen el camino, y son muchos los rubros de la economía que deben prestar su concurso para que el turismo florezca. Sin infraestructura vial, ferroviaria y aeroportuaria, sin transporte, sin hoteles, sin restaurantes y sin tantas otras prestaciones propias de un servicio de calidad, el turismo sería inconcebible.

Los sectores cuyo concurso es necesario para el desarrollo del turismo son también sus beneficiarios más inmediatos y duraderos. El atributo de la intersectorialidad o transversalidad, reconocido al turismo, es un vigoroso estimulante de la economía.

A pesar de lo arduo que ha sido arraigar el concepto, el turismo hoy también es reconocido como una de las exportaciones más genuinas, ya que aporta divisas. En vez de transportar productos, traslada consumidores.

Pero el turismo también fue promotor, en forma directa o indirecta, de la efectiva ocupación de espacios geográficos, en muchos casos fronterizos, afirmando la soberanía, generando infraestructura y empleo, creando servicios, renovando y diversificando la producción y los medios de subsistencia, revalorizando la historia y la cultura locales, rescatando y preservando atractivos, tanto naturales como culturales, y elevando, en suma, la calidad de vida de las poblaciones residentes.

Recordemos también el aporte fundamental que el turismo hace al equilibrio regional como instrumento de redistribución interna de los ingresos, a través del derrame, desde el centro hacia las periferias, de los flujos turísticos. El verdadero turista gasta en el destino lo ganado en su lugar de residencia. Parangonable a su virtud redistributiva es la contribución del turismo a la identidad. Nadie puede identificarse con lo que no conoce. La mejor manera de conocer un país es transitando sus caminos. San Agustín escribió: "El mundo es como un gran libro del que sólo lee una página quien no viaja". Nuestro país es un libro magnífico, con páginas de una belleza que deja pasmado aun al turista más experto. Lamentamos que haya tantos argentinos que no lo puedan disfrutar. Nuestro compromiso es que los excluidos sean cada vez menos. En este mismo contexto, suele afirmarse que el turismo favorece a la paz entre los pueblos. El turismo siempre implica aproximación y conocimiento. De lo contrario, se lo bastardea. Esto es más válido todavía cuando va referido a nuestras gentes y a sus culturas diversas.

Es justo celebrar estos cien años del turismo para poner de manifiesto la importancia del sector, mostrar lo logrado hasta el presente y evaluar las perspectivas para el futuro.

Cien años de historia no se gestan sin protagonistas. También merecen ser reconocidos, porque el reconocimiento estimula el crecimiento. Aquí no podemos citar a muchos. La exposición del centenario nos dará la oportunidad de evocarlos. Pero no podemos dejar de mencionar al perito Francisco Pascasio Moreno, quien, en 1903, dio origen al proceso de creación de los parques nacionales, en los que se conservan los atractivos más emblemáticos de nuestra oferta turística

Tampoco podemos pasar por alto la evocación de quien fue ministro de Agricultura y de Obras Públicas de sucesivos gobiernos durante la primera década del siglo XX, quizá, el mayor visionario del desarrollo argentino, al que asociaba invariablemente con la creación de infraestructura para el crecimiento del turismo. Me estoy refiriendo al doctor Ezequiel Ramos Mexía.

Otro Ezequiel, el arquitecto Bustillo, no puede quedar fuera de esta nómina. Fue él quien se encargó de avivar las brasas que habían encendido el perito Moreno y Ramos Mexía. De los logros obtenidos en su largo y esforzado trajinar sólo menciono la creación de la Dirección de los Parques Nacionales a la que se asoció tempranamente una Dirección de Turismo.

Link corto: http://www.lanacion.com.ar/908352