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Miércoles, 14 Noviembre 2007 19:40

La etiqueta perdida

 por Miguel Bardesio

14 NOV 07 PDU
Gresca en el Parlamento, fiestas arruinadas por el comportamiento y la vestimenta inapropiada: las normas de protocolo oficial y social están en franca caída.
 Muchos las tildan de "anticuadas" y otros salen a su rescate. Expertos aconsejan sobre cómo actuar y vestir para cada ocasión.


La piñata arrancó porque el diputado del MPP, Juan José Domínguez, dijo que lo del Filtro (1994) había sido provocado por el gobierno blanco de ese momento y ahí Luis Lacalle Pou le retrucó: "¡eso es mentira!". Pero el otro le echó tres frías con "imberbe", "atrevido" y "guacho". Lacalle Pou se calentó y enfiló para donde estaba Domínguez, cuentan que lo llamaba "asesino" y el del MPP seguía: "que te rompo la cabeza, ¡oligarca puto!", le encajó. Entonces se armó la gorda: piña va, piña viene y algunos diputados metieron más mano a la trifulca mientras otros separaban. Sonó la campana de orden, pero nadie dio bolilla y terminó la sesión.

Horas después, las bancadas blanca y frenteamplista regresaron al lenguaje protocolar y vía comunicado lamentaron lo ocurrido, como hacen los futbolistas, para luego acusarse mutuamente de haber iniciado el conato, o sea, como suelen comportarse en política.

La del martes en el Parlamento fue la última gresca entre políticos. Dos meses antes, el ministro José Mujica tomó de la solapa a su antecesor Martín Aguirrezabala en el Prado. "Son calenturas del momento", se excusó Mujica. Lo mismo largó el "Chengue" Morales tras la trifulca en el clásico de 2000 cuando terminaron todos presos. Isaac Alfie se agarró el año pasado con Leonardo Nicolini en el Senado y antes, Jorge Machiñena y Jaime Trobo protagonizaron una recordada pelea en el Palacio (1996).

Está bien. Los políticos siempre se pelearon. Inclusive, se mataban en duelos pero tenían sus códigos, su protocolo. La piña garronera que le dio el diputado Pablo Naya (MPP) a Lacalle Pou, el gancho de Lacalle Pou a un hombre de más de 60 años (Hugo Arambillete, MPP), "eso no pasaba en mis tiempos", diría un veterano. Es que la riña sin protocolo, como la vida entera sin protocolo, es algo que parece nuevo. Se ve en los círculos de poder, pero también en las casas, las fiestas, las empresas; muchas voces llaman "anticuado" respetar las tradiciones de comportamiento y vestimenta.

Un ejemplo argentino: en 2003 asumió Néstor Kirchner. Fue simpático que se saliera del curso de la ceremonia y al darse un baño entre la multitud, terminara con una herida en la frente. Para algunos fue divertido que jugara con el legendario bastón presidencial cuando lo recibió. En cambio, para la experta en ceremonial y protocolo argentina Alicia Iruretagoyena, el gesto fue "un mamarracho". "Las autoridades no pueden comportarse como se les plazca con un símbolo que no es de ellos sino de la investidura, de la historia de una institución".

Se puede opinar distinto y en definitiva preguntarse: ¿a quién le importa que juegue con el bastón?

La historia de un padre y una hija uruguayos aporta una respuesta. Anahí tiene 15 años recién cumplidos y Héctor se gastó casi 4.000 dólares para hacerle la fiesta, plata que no tenía, esfuerzo que descostilló a la familia. Todo muy lindo hasta que tarde y mal llegó un grupo de invitados, de jeans y borrachos. Al principio los toleraron, pero jugaban de mano entre ellos, bailaban con violencia y en un movimiento, Anahí recibió un codazo que la desmayó en la pista. Héctor se tuvo que remangar el traje alquilado (por 1.500 pesos) y sacar a los revoltosos a empujones. Arruinaron no sólo la fiesta, sino la foto, que es la memoria de ese momento.

Héctor perdió plata, pero lo mismo la perdía si la fiesta resultaba un éxito. Perdió más que eso. Él lo dice: "En el cumpleaños de mi hija no se cantó el 15 primaveras, los invitados se fueron, no se cortó la torta". Detalles, si se quiere, siempre que no ocurran en el metraje cuadrado de la vida de uno.

Más o menos rígido, escrito o no, el protocolo está para eso, para evitar un desborde y que las ceremonias sigan su curso tradicional. El daño lo paga un patrimonio intangible que está en la base de la convivencia de una sociedad. Es el mismo que en otros países sostiene una monarquía, por ejemplo, y que acá mantiene aquella debilitada creencia de que "somos educados, amables, familieros". ¿Seremos?

José Mujica es la figura política más transgresora de las normas protocolares, ya sea oficiales como sociales. Pero, por lo menos una vez, las respetó. El 15 de febrero de 2005, como senador más votado, debía presidir el juramento de la nueva legislatura. Muchos especulaban con que se saldría del libreto y en especial, que reprocharía algo a Julio María Sanguinetti. Sin embargo, nada ocurrió. Mujica se vistió con lo mejor que tenía y siguió la ceremonia. Él mismo explicó el por qué, antes del juramento: "Hoy, de algún modo, no voy a ser yo. Me toca representar a una larga fila de gente que ha luchado más de cien años por este país y que sembró una cultura". Pues de eso se trata, en lo político y en lo social.

NORMAS. Alicia Iruretagoyena estuvo en Montevideo la semana pasada a presentar su libro en la Universidad ORT titulado Manual de ceremonial y protocolo: Una estrategia de comunicación de las Relaciones Públicas. Según ella, el ceremonial refiere a la tradición para cada ceremonia y el protocolo son las normas que cada participante debe cumplir en el evento, como la letra chica. Hay uno oficial (para actos políticos, militares o diplomáticos), otro empresarial y uno social, que da dictados sobre casamientos o fiestas de 15, pero también acerca del comportamiento en la vida cotidiana.

Lo oficial está todo escrito. Por ejemplo: si al acto va el presidente, se debe otorgarle la ubicación principal y luego ordenar a los invitados dando la derecha del mandatario a los de mayor jerarquía. Parados en línea, el presidente va en la primera ubicación de la fila si el número es par, de lo contrario, va en el centro. Como éstas, hay cientos de normas protocolares que tienen el objetivo de "ordenar el poder, si no, todos quisieran estar primeros", dice Iruretagoyena. "Pero el orden no toma en cuenta a personas, sino la investidura, la jerarquía, eso es lo que se respeta".

"Hay países que se pueden ofender si sus embajadores no van en el lugar que les corresponde", dice Josefina Herrán de Bordaberry, que da clases de etiqueta y modales.

Un problema de los que se dedican a este trabajo en los estados latinoamericanos es que muchas autoridades no quieren seguir el protocolo. "Es una lucha", dice Iruretagoyena.

En lo empresarial y social, las reglas no están escritas, pero la base de comportamiento es la "cortesía". Para la apariencia, se le llama "etiqueta", que es vestir de acuerdo a la ocasión.

Una veterana cronista de sociales opina que los uruguayos se visten cada vez menos. Salvo "grandes galas", "los hombres recurren al saco sport y no al traje y las mujeres, a lo sencillo".

José Alam Younes es licenciado en Relaciones Públicas y se lamenta de que en Uruguay el smoking esté en desuso. "Eso jerarquiza la fiesta; no es ostentación. Pero rige la costumbre bien uruguaya de igualar para abajo".

Respecto al por qué de la debilidad de la etiqueta y el protocolo, Alam opina: "Hemos caído muy hondo, el golpe nos dolió y es difícil recomponer las tradiciones", dice y se refiere a la crisis económica (2002), pero también a otro pozo oscuro y reciente (1973-1985).

VESTIR. Vestimenta y modales son el componente más visible del protocolo y hay consejos bien concretos para cada ocasión. El objetivo, además de que la ceremonia siga su cause, es defender una imagen personal o institucional. Como principio general, este consejo va para las mujeres: "cuando se tienen dudas, es preferible la prudencia en la vestimenta, el maquillaje, las joyas o el perfume y no el exceso. Con lo neutro no te equivocás. Si tenés que elegir entre un verde furioso y un ocre, elegí el ocre porque seguro que no lesionas visualmente a nadie", dice Iruretagoyena.

Los hombres la tienen más fácil. Con un traje oscuro (azul o negro), quedan presentables y de ahí sólo pueden escalar pasos con los desusados jaquette, smoking o frac. Para ambos géneros: hay que saber que los eventos diurnos permiten mayor informalidad.

En cuanto a los modales, el trato elegante será de "usted" y el saludo con un desconocido es siempre la mano, aún entre mujeres. En el momento de estrecharla, la actitud dirá si ambos están dispuestos a un beso o un abrazo. Así que no lanzarse, por favor. Lo mismo rige para el tuteo.

Herrán de Bordaberry dicta clases porque quiere "sacarle la angustia a la gente. Vienen jóvenes que recibirán a un invitado y no saben qué hacer, pasan unos nervios espantosos".

Estas cosas empiezan por casa y desde niño. También pasan por la televisión. Los almuerzos de Mirtha Legrand son un "ejemplo de lo que no debe hacerse", según Herrán de Bordaberry. "Yo la quiero y me gusta el programa, pero hablar y comer son cosas incompatibles, apoyar los codos en la mesa tampoco es de buena educación y ella lo hace a menudo".

Niños y adolescentes son los más transgresores. Para Iruretagoyena, hay que enseñarles que no es capricho seguir las pautas, sino una instrucción social que le servirá para la vida. Pero hay un problema, que lo trae a modo de conclusión José Alam Younes: la comida en familia, el primer ceremonial del ser humano, está en vías de extinción por el cada uno por su lado, por el lo dejamos para otro día, total.

Hay gente en el mundo preocupada por estas cosas y hace estudios. El año pasado, la Universidad de Minnessota evaluó a 4.000 adolescentes y descubrió que si los chicos comen en familia, los riesgos de caer en la drogadicción se reducen en un 25% mientras el peligro de anorexia u otros problemas nutricionales baja un 33%. ¿Anticuado? Da para pensar.

El trío más elegante para ellos

FRAC. Está en desuso. Es la prenda más elegante para hombre, pero hoy está limitado a directores de orquesta, cantantes de ópera y diplomáticos. Que se use en el espectáculo ayudó a la creencia de que no es exclusivo.

SMOKING. Es ideal para fiestas nocturnas. Después de muchos años de abandono, ahora se lleva cada vez más para galas empresariales, dijeron en la sastrería Carlos Boullosa, que alquila. Moño y faja pueden ser de otro color.

JAQUETTE. Es lo más llevado para casamientos. Hay que saber, sin embargo, que es un traje menos formal que sus vecinos. Se copió su uso de Europa, donde las bodas suelen ser de día y entonces se permite cierta informalidad.

Los casos de Cristina, Mujica y otros

Argentina tiene presidenta electa por primera vez en la historia. Cristina Fernández de Kirchner se quedó con la elección en primera vuelta por abrumadora mayoría.

Sin embargo y para la experta argentina en protocolo Alicia Iruretagoyena, Cristina "tiene mucho que aprender" en imagen.

"Es naturalmente antipática y se le nota. El funcionario público debe ser histriónico, pero Cristina va a tener que hacer uso y abuso de alguna clase, porque no es simpática", asegura Iruretagoyena.

Considera que su imagen no es acorde a su investidura y edad. "Tiene 52 años y ya perdió la posibilidad de usar el pelo como una chiquilina de 20. Es una mujer que está representando algo y lo primero que hay que respetar es a la investidura; ubicarse. Si toma conciencia de eso en algún momento, cambiará. Se aquietará un poco. No está para salir en la revista Gente, está representado al país", agrega.

Con respecto a figuras nacionales, Iruretagoyena comentó de Tabaré Vázquez que siempre lo ha visto "impecablemente vestido".

José Alam, experto en Relaciones Públicas, dice que salta a la vista que Mujica es la figura menos protocolar. Sin embargo, "representa a una gran porción de la sociedad y está bien que esa sea su elección. Distinto si fuese presidente".

A modo general, Iruretagoyena comenta: "desde el Ceremonial se sugieren determinadas conductas, pero los funcionarios tienen la última palabra y sus decisiones se respetan porque son parte de su idiosincrasia y por eso la gente los ha elegido libremente. Puede que una vestimenta no sea adecuada desde lo protocolar, pero puede tener impacto positivo en la ciudadanía".

Por fotos de ministras uruguayas, la experta aconseja un poco menos de escote y tratar de no usar sandalias. "En el fondo, también son temas de estética personal".

La hora de la mesa

PREPARATIVOS. Un buen mantel, de tela fina y tenue, lo mejor es blanco pero se puede llegar a los pasteles, rosa o celeste. Van tres copas (de derecha a izquierda del plato: agua, vino tinto y vino blanco). Si hay champagne, una cuarta copa. Los cubiertos se ubican de adentro hacia afuera en el orden que serán usados: para la entrada, plato principal y postre. A la izquierda, el platito para el pan.

ORDEN. Anfitrión y anfitriona van en las cabeceras y a la derecha, los invitados más importantes. Lo mejor es ubicar un hombre y una mujer sucesivamente. Nunca una mujer en el extremo.

COMIDA. Si no sabe cómo comer algo (langosta, pescado crudo), no improvise, pregunte. Si no le gusta, coma aunque sea poco. Conversar sí, pero no de temas polémicos. Posición recta, aunque no dura, servilleta en la falda. Los cubiertos sólo se levantan del mantel para ir a la boca. Las codos nunca en la mesa. Al terminar, los cubiertos se dejan sobre el plato, juntos y la derecha; la servilleta a un costado, sin doblar. Si quedan tenedor y cuchillo separados, se interpreta que no ha terminado de comer. La cena finaliza cuando la dueña de casa se levanta.

Consejos de Josefina Herrán de Bordaberry.

Cómo vestir para...

MODA. La etiqueta en el vestido está pautada para el hombre por la tradición. Las mujeres tienen más libertad porque entra en juego la moda. Al atardecer o de noche, un hombre elegante se viste de oscuro: negro o azul. En las mujeres, un día está de moda el vestido largo, mañana la media pierna y después, la minifalda. Lo que se recomienda es que la mujer vaya vestida acorde con el hombre. Importa la hora, el evento y la edad de hombre y mujer. Si hay dudas, lo mejor es la discreción.

CAMINAR. Desde que la mujer usa pantalón, ha perdido la práctica de cómo pararse y caminar con vestido. Con pantalón, se sientan de cualquier forma. De un auto, la mujer debe bajar con los dos pies juntos siempre, por más que tenga pantalón. Son detalles, una tradición que por lo menos es neutra.

ALHAJAS & PERFUMES. Evitar los aros grandes en galas formales así como los collares muy cargados. Cuidado con los colores. En hombres, sólo la alianza y el reloj. El perfume es apenas un toque; si es verano, la fragancia debe ser suave. Para clima frío, un aroma más fuerte está permitido. Cuidado también con excederse con el maquillaje.

Consejos de Alicia Iruretagoyena.
 
fuente: elpais.com.uy