La República Oriental del Uruguay, geográficamente, trasciende la ubicación de patio trasero con respecto al mercado internacional de turismo; estamos un poquito más atrás, aún... No quedamos de paso para casi nadie.

Como el Uruguay no hay...
Es una temeraria aseveración que esconde una verdad a medias; nos fue legada mucho antes de la globalización. Aún hoy, entre nosotros, están quienes creen que nuestras playas son las mejores del mundo; que nuestra carne vacuna es la más sabrosa; que nuestras mujeres son las más bellas; que nuestros futbolistas son los más guapos y que nuestro pueblo, así, al barrer, es el más culto. Por mucho tiempo, según esa creencia, nos creímos el ombligo del mundo.
Este país no da para más...
Otra temeraria aseveración, esta vez, una mentira a medias; la hemos pronunciado casi todos. Aún hoy, entre nosotros, están quienes creen que en España o en Estados Unidos se puede trabajar sin papeles; quienes están convencidos que no le ganamos a nadie y quienes afirman a esto no lo arregla ni Mandrake.... Por todo ello, según estas creencias, nos sentimos el último orejón del tarro.
Ni tanto, ni tan poco...
A pesar de tanta negligencia, corrupción, saqueo, irresponsabilidad, autoritarismo, traición, fanatismo, que fueron sólo algunas de las características que adornaron a los hombres que ejercieron los poderes políticos y económicos, en por lo menos, las últimas cinco décadas, tenemos un país, más o menos en pie. A pesar de los Peirano y sus cómplices (aún sin condena); de los Rohm y sus cómplices (aún sin condena) y de todos los otros, extremistas, de derecha y de izquierda, la mayoría de los uruguayos, hoy, tenemos esperanza. La mayoría de los uruguayos, hoy, estamos intentando reacomodarnos; luchamos con nosotros mismos, para permitirnos ser optimistas. La mayoría de los uruguayos, hoy, renegamos del dinero plástico y aprendimos que nuestros zapatos viejos admiten una media suela y taco y nuestras camisas una dada vuelta del cuello.
Con mucho sufrimiento, con muchas lágrimas, dolor y desarraigo, tuvimos nuestro aprendizaje. Pero... nos hicieron ver, disfrutar y oler lo superfluo; exacerbaron al pequeño burgués que todos llevamos dentro..., y la verdad, hay que ser de piedra para sustraerse. Entonces, la mayoría de los uruguayos, hoy, queremos trabajar.
El trabajo es salud...
Ya no agregamos el irónico y despectivo que trabajen los enfermos. Y de eso, aunque cueste creerlo, se trata este intento. Tratemos de conocer a la industria turística. Si hay turismo, quiere decir, si vienen turistas... trabajan los taxis; los hoteles; los restaurantes; las tiendas; los boliches; los quioscos; los negocios de fotografía; los que venden cueros; los artesanos; las galerías de arte; los teatros; las agencias de viaje; los médicos; los odontólogos; las azafatas; los guías; los carritos de chorizos; las prostitutas; los travestis...
Entonces...
Tenemos que traer turismo: de eso se trata este intento... ¿no es cierto que ya cuesta menos creerlo?
A ver...hasta ahora, podría estimarse, siendo generosos, en un 3% del total de la población argentina, los que pueden venir a hacer turismo a nuestro país. Sin olvidarnos del gran porcentaje que cayó bajo la línea de pobreza, hay muchos millones de argentinos más, que toman vacaciones y a algún lado van. Para ese mercado potencial, integrado por trabajadores, pequeños comerciantes o profesionales que no les da para poder pensar en Miami, en París o en Punta del Este en alta temporada, tenemos para ofrecerles: nueve meses de la inalcanzable Punta, doce meses del resto de Maldonado y dieciocho departamentos más, los doce meses del año.
En todos los países latinoamericanos restantes, hay minorías muy acaudaladas; esas minorías de cada país, multiplicadas por el total de países, suma varios millones de personas. La abrumadora mayoría de ellos, viaja, vacaciona, importa, exporta, asiste a congresos y diversos eventos, colecciona antigüedades, obras de arte, consume espectáculos de nivel como la lírica, el ballet, el teatro, frecuenta los casinos, paga por sexo, cuida su físico, invierte en estética Claro, la abrumadora mayoría de ellos hace todo esto en Estados Unidos y en Europa, y algunas de esas actividades, esporádicamente en Asia o África.
Es a este segmento de mercado que tenemos que ir a buscar para que Punta del Este nunca corra el riesgo de una mala temporada de verano, pero también para que venga a Montevideo a todo lo otro. Pensemos en quienes habitan en algunas zonas de Estados Unidos y Canadá; pensemos en los escandinavos, los rusos, en fin, en todos quienes en sus inviernos, soportan temperaturas varias decenas de grados centígrados bajo cero...; pensemos en nuestro invierno, con diez grados promedio, con la mayoría de los hoteles vacíos; los restaurantes con tres o cuatro mesas ocupadas; las colas de taxis de una cuadra y los comercios mandando a sus empleados al seguro de paro... ¿cuánto se les podrá cobrar una noche-cama...? y... ¿un menú turístico...? Pero, claro, si para llegar a Carrasco tienen que pagar el doble de lo que pagan para ir al Caribe no vienen, eso es seguro. Por eso, la importancia de PLUNA. Un país de turismo en serio, no existe, sin una aerolínea competitiva en todos los aspectos.
N. de D.: Como no era un artículo editorial, le faltaba algo: Nos vemos
