Con jóvenes 18 años el inexperiente cadete de agencia que comenzaba su
trayectoria en el turismo, un sábado fue invitado por los encargados de
tráfico de la prestigiosa agencia en la que trabajaba, para acompañar hasta el Chuy ,
a un grupo de seminaristas, que llegaban al puerto de Colonia y que trasbordarían en frontera a un bus brasileño.
Aquel joven aceptó enseguida, no le  importaba, si eran pichones de cura u otro
tipo de pasajeros , lo importante de  la "aventura" era ir de paseo a un lugar que nunca
había ido y compartiendo una experiencia nueva.
 Cuando llegó el ómnibus , grata fue la sorpresa, al comprobar
que no eran "curitas", sino un grupo de 40 mujeres de diferentes edades.
Sus compañeros solo querían sorprenderlo ... y lo lograron.
Aquellos esfervecentes 18 años hicieron que el chico se sintiese como niño
en una juguetería y comenzó a sociabilizar al frente del bus con una
rubiecita de unos 20 años y al fondo con una morochona de unos 35,
creyéndose "conductor de la situaciòn " y el más ganador de todos los
hombres del planeta, por tener aparentemente "servidas" a dos mujeres de las
cuales tendria que elegir una al llegar al Chuy, ya que estaba programada una cena y después
continuaban su viaje . La idea era saciar sus "mas bajos propósitos" en el breve
tiempo de permanencia en la frontera.
En aquellos años no era imaginable que los ómnibus pudiesen algún dìa , llegar a tener
baño, los asientos apenas reclinaban y si era en la última fila , ni eso,
¿Que tiene que ver esto si nuestro "hèroe" tiene todo previsto?,
se estilaba realizar una "parada técnica" en un parador de Rocha
y fue en ese lugar, donde se mezclaron las pasajeras y conversaron entre
ellas y ¡ pobre chiquilín !!,de ahí en más, al parecer, las chicas tramaron una estrategia,
para sabotear, las intenciones de aquel "Don Juan " en ruinas...y como corolario el
viaje tuvo el mismo resultado que si las pasajeras hubiesen sido aquellos
seminaristas con que lo habìan amenazado, conoció el  Chuy y volvió con
la "frente marchita".