Qué montevideano no se dio alguna vuelta por el salón Makao o la disco
New York, o incluso tiró unas fichitas en el casino del Oceanía.
Lamentablemente hoy, el edificio luce desolado. Hace un par de años fue vendido en más de US$ 1,5 millones por el empresario Everly Rodríguez a un inversor italiano que iba a reformarlo para hacer un desarrollo inmobiliario.
Pero a pesar del tiempo transcurrido el edificio de la calle Mar Ártico se ve con las ventanas tapiadas y sin vestigios de obra alguna.
fuente: infonegocios.biz