Eduardo Constantini hace bastante tiempo que está esperando para cambiar la actual forma de cruce sobre la laguna Garzón  y empezar la construcción del puente, lo que lo llevará a poner en marcha su proyecto UPH Las Garzas, el cual, a pesar de contar con el apoyo del ex y ¿futuro? Intendente Artigas Barrios y buena parte de la sociedad rochense, tendría un complicado trance cuando llegue el momento de expedirse la DINAMA, Dirección Nacional de Medio Ambiente, por los efectos que sobre el mismo, conllevaría el masivo pasaje de tránsito entre Maldonado y Rocha por la zona que liberaría el puente cuyo costo ronda los 3 millones de dólares.

Por otro lado, Alejandro Bulgheroni, petrolero muy allegado a los Kirchner, habría presentado ante el gobierno de Mujica, una queja por la demora en la aprobación también de la DINAMA, de su proyecto de balneario privado sobre la costa atlántica rochense, también en modalidad UPH, Urbanización de Propiedad Horizontal, más un puerto deportivo, un aeropuerto y un hotel casino, todo lo cual rondaría los 100 millones de dólares de inversión.

No escapa a nadie la importancia que tendrían, de concretarse, estas inversiones y lo que significarían como impacto en lo laboral, social y económico en el agreste departamento fronterizo.

Buena oportunidad también para poner negro sobre blanco la voluntad nacional: ¿playas privadas si o no?

Pero hay otro impacto que no es menos importante y tiene que ver con el modelo de país que queremos darnos los uruguayos: y no es otro que el ambiental.

No puede, no debe demorar, un estudio exhaustivo que determine que es lo mejor para el país, teniendo en cuenta la coyuntura como un tema integral.

Muy mal haríamos si lo analizáramos solamente del lado económico-financiero y tampoco sería correcto, mirarlo exclusivamente evaluando solamente si es sostenible o no la posibilidad.

Los tiempos modernos llegaron de modo abrupto y exigen definiciones claras, de las que no se pueden pasar por alto y las que demandan el más afinado criterio.

El país debe acompasar el discurso de sus conductores a la realidad de sus posibilidades.

Ante un tema tan serio no estaría mal recordar, con un poco de humor, una de las "máximas" del Viejo Vicente (1): "más vale ser rico y sano que pobre y enfermo...", aunque la gran disyuntiva sea como siempre, saber como se logra.

(1) Uno de esos personajes del diario vivir montevideano, llegado de campaña y convertido en toda una institución , desde su cargo de sereno en el viejo local de Viajes Cynsa en la céntrica Plaza Cagancha.

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