por José Totah
Grandes expectativas en el balneario uruguayo: mucha anticipación en los
alquileres de temporada, probable récord de turistas brasileños y boom
de negocios inmobiliarios de la playa La Mansa a José Ignacio.
Quien llame a Buquebús para sacar un pasaje entre el 24 de diciembre y principios de enero escuchará una risita sofocada del otro lado de la línea. "Hace rato que no queda nada en esas fechas; las bodegas de autos están tomadas desde octubre", dirá la operadora telefónica, y, para dar un panorama más completo, agregará: "Ya estamos vendiendo pasajes para febrero".
Son los primeros síntomas de que el circo esteño goza otra vez de muy buena salud. No importa que todavía estén los nubarrones de la crisis financiera internacional, como el verano último; tampoco que haya inflación, deflación, estanflación, devaluación o cualquier otro fenómeno económico habido y por haber. Ya es ley que, desde Navidad hasta el 15 de enero, Punta del Este explota de gente, aunque el mundo se caiga alrededor. Esta temporada, la novedad es que, según coinciden las inmobiliarias, los argentinos alquilaron propiedades con bastante anticipación (sobre todo las viviendas más caras) y que, gracias a la diferencia cambiaria, se espera un inédito caudal de brasileños del segmento medio, que por primera vez sale de su país a gozar de la fortaleza de su moneda en la región.
Hubo un tiempo, hace mucho, en que los porteños viajaban en octubre a Punta del Este para reservar los techos que iban a ocupar en enero. Sin embargo, en los últimos años la incertidumbre económica hizo que los alquileres de casas y departamentos se resolvieran sobre la hora, a partir de mediados de diciembre. Esto provocaba que nadie se animara a hacer pronósticos sobre cómo iba a resultar la temporada.
Lo que está ocurriendo en la previa de este verano -explicaron los expertos en Real Estate consultados por La Nación- es que se dio un curioso regreso a la vieja tendencia. "Este año fue atípico porque hace varios meses que los argentinos están cerrando alquileres, algo que antes se daba a último momento", analiza Sabás Pereira, presidente de la Asociación de Inmobiliarias de Punta del Este (Adipe). Esto se nota cuando se analiza lo que sucedió en cada zona del balneario. Por ejemplo, en José Ignacio ya se han rentado en su totalidad las casas más caras, frente al mar, durante la primera quincena de 2011, detalla Juan Irala y Hernández, a cargo de la Gestión de Desarrollos Inmobiliarios de Terramar. Estamos hablando de mansiones que, para esos quince días, en los que todos quieren estar allí, se alquilan entre 60.000 y 100.000 dólares.
También desde la Cámara Uruguaya de Turismo advierten que en Punta "se ha liquidado todo lo que son alquileres de US$ 20.000 a 30.000 por enero completo".
Hay que tener en cuenta que es tal la cantidad de torres nuevas y apartamentos en construcción (One, Bellagio Tower, Yoo, Unique, Silente, Blue Bird, Indigo, Torrelobos, Le Parc, Tiburón Terrazas, Quartier de Mar, Residencias de Mar, Complejo Imperiale y Lebleu, sólo por citar algunos) que la oferta para alquilar y comprar parece francamente inagotable. Pese a eso se calcula que los valores de los alquileres con respecto a 2009 han aumentado cerca de un 10% en dólares. "Esto se debe al incremento de los costos locales y a la caída de la moneda estadounidense", explica Florencia Sader, de Sader Propiedades, una de las más tradicionales del balneario.
Pese a esa leve suba, los argentinos no se han sentido intimidados. "Despejada la crisis internacional vendrán muchos más que en el verano último", asegura Irala y Hernández, en coincidencia con otras voces del sector.
Brasil al poder
Se sabe que los millonarios paulistas son invitados estables de Punta del Este entre el 24 de diciembre y el 5 de enero. Ellos escapan del bullicio del Reveillon (las fiestas de fin de año) para ocupar mansiones y hoteles con tantas estrellas como el firmamento. Son, claramente, el perfil de turistas más esperado en estas playas, porque dejan una verdadera fortuna por cada día que pasan en Uruguay. Este target no será el único que dirá presente en el balneario. "También vendrá un segmento medio, más joven, para el que es caro veranear en Brasil y por eso elige conocer Punta por primera vez", aseguran las fuentes del ramo turístico e inmobiliario, para quienes llegó la hora del deme dos brasileño. Todo se explica por la moneda. Cien reales son, al día de hoy, casi 1200 pesos uruguayos. En comparación, cien pesos argentinos equivalen a 500 pesos uruguayos.
Los datos oficiales dan cuenta del aluvión de brasileños durante 2010: mientras que el volumen de turistas argentinos en Uruguay creció el 7,4% entre enero y septiembre, los provenientes de Brasil aumentaron el 51,1% en ese período.
Pero no sólo los verdeamarelhos serán la revelación. Habrá otra sorpresita: los propios uruguayos. "Los que residen en el exterior están volviendo a pasar la temporada para visitar a sus familias e invertir, y los que viven acá, que siempre fueron muy austeros en sus vacaciones, comenzaron a consumir más y a disfrutar los beneficios de vivir en un país organizado y que funciona", opina Alejandra Covello, a cargo de Covello Propiedades. Esto se advierte en datos concretos que maneja la inmobiliaria: si en 2009 sólo el 12% de los compradores de apartamentos eran uruguayos, en 2010 esa proporción pasó a ser del 25% de las operaciones.
En cambio, están más rezagados los turistas norteamericanos y del Viejo Continente. "El caudal de visitantes de Estados Unidos y Europa todavía no alcanzó los niveles previos a la crisis financiera mundial de 2009", afirma Marcelo Chiappino, gerente operativo del Mantra Resort Spa & Casino. Sin embargo, brasileños y argentinos han colmado la capacidad del hotel, que tiene un porcentaje de ocupación del 98% durante enero, cifra similar a la que manejan en el Conrad, según precisó María Fernández, de la gerencia de Relaciones Públicas del hotel. Es decir que para enero casi no quedan habitaciones en estos establecimientos, que tienen tarifas en base doble entre US$ 500 y 700 la noche.
Todo lo que está pasando
Es difícil explicar el movimiento inmobiliario que tiene Punta si no se lo comprueba con los propios ojos, porque la ciudad entera parece estar en obra. Torres, chacras, barrios privados, apartamentos sobre el mar... Todos los productos posibles existen aquí en materia de ladrillos (la figura del fideicomiso al costo es el instrumento financiero de moda para comprar hoy en el Este). Y las inversiones llegan de todos lados, sin previo aviso. De hecho, este año se realizó una de las más importantes operaciones de compraventa en la historia de Maldonado: un multimillonario norteamericano desembolsó cerca de US$ 30 millones por 15 hectáreas sobre la costa de José Ignacio.
Muchos de los emprendimientos más rimbombantes se han puesto en marcha durante 2010. Como el hotel The Setai, que empezó a construirse a muy buen ritmo y que este verano tendrá su restaurante funcionando dentro de la estructura principal, con el chef Francis Mallmann como figura estelar, según contaron fuentes vinculadas con el proyecto, que involucra fondos por US$ 200 millones. Este desarrollo contará con 40 casas que están en venta, a valores que rondan los US$ 3,5 millones cada una. A esto se suma que "el grupo Pérez Companc mandó a sus sabuesos a comprar todos los campos grandes de José Ignacio y ya lleva gastados US$ 40 millones", afirma una importante inmobiliaria local.
Otra de las novedades del verano es que en diciembre se inaugurará oficialmente Las Piedras Villas & Hotel Fasano, propiedad del excéntrico brasileño Rogelio Fasano. Este complejo se encuentra a pocos kilómetros de La Barra y sus 20 bungalows serán lo más top para alojarse esta temporada, con precios entre US$ 850 y 1300 la noche.
Olivos y molinos de viento
La tendencia en lo que respecta a Punta del Este es que todo crece más rápido a medida que uno se aleja de la Península. No sólo José Ignacio, que se ha poblado de complejos de chacras de mar, olivos y viñedos (es enorme la demanda de tierras que se venden para cultivar), que le valieron el apodo de La Nueva Toscana.
También en la zona de Garzón el movimiento es notable. Además del megabarrio privado que está construyendo Eduardo Costantini, llamado Las Garzas, otros inversores han puesto sus fichas en este paraje. Como la familia Bulgheroni, que en plena Sierra de Garzón, donde se pensaba que nada podía crecer, armó unos hermosos viñedos. Además compró terrenos en la sierra de Carapé, en los límites del departamento de Maldonado, para generar energía eólica. "En Pueblo Garzón, los Bulgheroni son dueños de un parque eólico que vende energía a UTE, empresa estatal de Uruguay", cuentan los lugareños.
"El crecimiento y las inversiones también se extienden a La Pedrera y Punta del Diablo. Aquel pueblito de pescadores es hoy una verdadera revolución inmobiliaria", sostiene Nana Lavagna, a quienes muchos llaman la Dama del Real Estate uruguayo.
En suma, en las puertas de verano, todo indica que será una gran temporada. Más argentinos que alquilaron con anticipación, más brasileños que disfrutan de un real fuerte, y más uruguayos que empiezan a consumir como siempre lo hicieron sus vecinos. Como diría el mago Tusam, que en los años 80 hacía un bizarrísimo show de hipnosis en el viejo casino de Gorlero: No puede fallar.
fuente: lanacion.com.ar/foto Soledad Aznarez